Se trata de un “plan de los banqueros centrales para someter y exclavizar a la Humanidad tomando todos los valores, depósitos bancarios y propiedades financiadas con deuda”.
David Webb, ex gerente de fondos de cobertura y miembro de Wall Street, ha revelado un plan diabólico que se ha estado gestando durante más de 50 años en un nuevo y sorprendente libro. Lo llama » The Great Taking» (La gran toma ). Lo considero una lectura obligatoria y urgente (disponible de forma gratuita AQUÍ ). (TIERRAPURA)
Vivimos en una era marcada por la desinformación y el ruido incesante de narrativas inventadas. Es raro ver surgir un testimonio tan perturbador y trascendental como el de The Great Taking, de David Webb.
Este libro no solo desenreda los hilos invisibles del poder financiero global, sino que también plantea profundas preguntas sobre quién —o qué— ostenta realmente el poder en este mundo, una idea compartida por la directora ejecutiva del Banco Mundial, Karen Judes. ¿Es el arquitecto de este sistema opresivo un ser humano? ¿O podría ser, como sugiere David Webb, algo más oscuro y complejo, algo que escapa a nuestra comprensión?
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Este es el fin de un ciclo global sincronizado de acumulación de deuda. De ahora en adelante, todo es deuda. Esto se inició con un plan muy inteligente, bien planificado y a largo plazo. Es un proyecto audaz cuya magnitud es difícil de comprender. La estructura es compleja y pocas mentes la comprenden en su totalidad.
Abarca todos los activos: activos financieros, depósitos bancarios, acciones, bonos y todos los activos subyacentes de empresas públicas, incluyendo inventarios, instalaciones, equipos, terrenos, depósitos minerales, inventos, propiedad intelectual y absolutamente todo. Los activos privados y los bienes inmuebles financiados con deuda también serán expropiados.
Las empresas privadas financiadas con deuda son aún menos afortunadas y forman parte de una estrategia más amplia de un grupo secreto que busca llevar a cabo la mayor subyugación de la historia mundial.
En realidad, se trata de una especie de guerra híbrida, librada mediante engaños y con objetivos muy amplios. Las guerras convencionales fueron la norma en su día; hoy son sistemas de control con un consumo energético mínimo. El enemigo ya no son los Estados, sino la humanidad entera.
El estricto control privado de todos los bancos centrales y la creación de dinero ha permitido que unos pocos individuos controlen partidos políticos, gobiernos, servicios secretos, fuerzas armadas, fuerzas policiales, grandes corporaciones y medios de comunicación. Estos individuos, principalmente los cerebros de este plan, han operado en el más absoluto secreto durante décadas.
Pero, aquí está lo más inquietante: Webb sugiere que quienes orquestan esta toma de control a gran escala podrían no ser humanos. Citando a figuras como George Soros, quién, una vez, dijo: "¡No saben ustedes de lo que son capaces "estos seres" (no son de la Tierra)!", el autor sugiere que hay algo más allá de lo visible. ¿Inteligencias sobrehumanas? ¿Seres que operan desde las sombras y utilizan a los humanos como simples marionetas? Las preguntas siguen abiertas, pero las implicaciones son profundas.
Estas "entidades" se esconden tras quienes controlan esta guerra contra la humanidad. Quizás nunca sepamos quiénes son realmente, ni siquiera aquellos en los puestos de mando más altos, ya que podrían ser otras inteligencias o entidades que utilizan figuras públicas y medios de comunicación para dar la impresión de control.
En realidad, quienes están en la cima no son los verdaderos culpables. Lo que pretenden es apoderarse, mediante su moneda digital centralizada, de todos sus activos, incluso los que creían suyos, y limitar su poder adquisitivo y sus libertades.
El mecanismo del control financiero .
Webb explica cómo el dinero se ha convertido en un instrumento extremadamente eficaz de dominación social. Mediante incentivos financieros, las personas se controlan a sí mismas sin necesidad de coerción física directa. Esto permite a quienes ostentan el poder mantener su influencia con un mínimo de energía. Sin embargo, cuando este sistema falla, como durante las crisis financieras, entra en juego el control físico.
Las grandes potencias siempre se refieren a los medios de comunicación, los Estados y los gobiernos que dependen de ellas, utilizando la expresión "derecho a la seguridad". Como dijo Maquiavelo: "Nunca busques por la fuerza lo que puedes obtener con astucia". La mayor manipulación de la historia se basa en esta mentira, en el concepto de "seguridad". Se nos dice: "Por su seguridad, haremos esto o aquello". En futuras crisis financieras, será como un juego de sillas musicales: si la música se detiene, muchos perderán su asiento. La financiación descontrolada busca crear riesgo de colapso y ofrecer ganancias continuas para controlar las naciones. Un ejemplo histórico citado por Webb es la crisis económica mundial de 1933 en Estados Unidos. Durante este período, los bancos cerraron por decreto, privando a millones de personas del acceso a sus ahorros. Aquí hay una anécdota que Webb relata:
Mi tía Elizabeth tenía 10 años cuando los bancos fueron cerrados por decreto en 1933. Cuando le pedí que me hablara de la crisis económica mundial, me dijo que de repente nadie tenía dinero. Incluso las familias más acomodadas se quedaron sin dinero y tuvieron que retirar a sus hijos de las escuelas privadas porque ya no podían pagar la matrícula. También le pregunté por qué incluso esas familias adineradas no podían volver a enviar a sus hijos a la escuela después de que los bancos volvieran a abrir. Su respuesta fue que sólo se permitió reabrir a los bancos de la Reserva Federal y a los bancos seleccionados por la Reserva Federal. Las personas que tenían dinero en bancos que no estaban autorizados a reabrir lo han perdido todo. Sin embargo, sus deudas no fueron canceladas. Otros bancos se hicieron cargo de ellas. Esto significa que te quitan todos tus ahorros, todas tus posesiones y te dejan con deudas.
Solo los bancos seleccionados por la Reserva Federal pudieron reabrir, mientras que los demás quebraron. Las familias adineradas que tenían cuentas en estos bancos lo perdieron todo, pero sus deudas persistieron. Estas deudas fueron asumidas por los bancos supervivientes, que posteriormente llevaron a cabo ejecuciones hipotecarias masivas y confiscaron activos.
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Esta estrategia no solo consolidó los bancos, sino que también convirtió a los antiguos propietarios en inquilinos permanentes. Fue una redistribución masiva de la riqueza hacia arriba, disfrazada con el pretexto de "estabilizar la economía". Según Webb, ahora estamos presenciando una repetición de este patrón, pero a escala global. (Algo que hemos discutido en otros artículos sobre este Substack).
La prohibición del oro y el nacimiento del control absoluto.
A primera vista, todo el pueblo estadounidense era ahora el enemigo. Uno de los episodios más reveladores mencionados en el libro es la prohibición del oro en Estados Unidos en la década de 1930. En aquel entonces, cualquier ciudadano que poseyera oro era considerado un delincuente. El oro debía ser entregado a la Reserva Federal, y quien violara esta orden se arriesgaba a multas o prisión.
¿Por qué se tomó esta medida? La respuesta es sencilla: para expandir el crédito y asegurar que nadie pudiera escapar del sistema financiero. Al retirar el oro de la circulación, el valor del dinero quedó totalmente ligado a la confianza en el Estado y los bancos centrales. Este cambio marcó el inicio de un nuevo paradigma económico basado en la deuda, en el que las personas se convirtieron en prisioneras de un sistema diseñado para mantenerlas indefinidamente endeudadas.
Ahora podemos comprender el propósito de la creación de la Reserva Federal. En 1923, años antes, se construyó la bóveda más grande del mundo junto a un edificio fortificado. Me refiero a la bóveda que actualmente alberga el Tesoro de los Estados Unidos y que se encuentra en el número 33 de Liberty Street en Manhattan, así como en Fort Knox, donde se supone que se almacena todo el oro. Es importante destacar que estas instalaciones se construyeron antes de la prohibición de la posesión de oro. Esto indica que estos servicios secretos ya lo tenían todo planeado con antelación.
El inminente colapso financiero...
Webb advierte sobre un colapso financiero mundial inminente, comparable al de 1929, pero mucho más devastador debido a los niveles actuales de deuda. Los bajos tipos de interés actuales son parte del cebo utilizado para atraer a la gente a la trampa de la deuda. Si los tipos de interés vuelven a subir, millones de personas y empresas ya no podrán cumplir con sus obligaciones financieras, lo que desencadenará una ola de incautaciones y confiscaciones masivas.
Los artífices de este gran saqueo han planeado y preparado el pleno aprovechamiento de esta dinámica. Confían en su capacidad de provocar, con la misma seguridad que un amén en la iglesia, una deflación masiva y duradera.
Este proceso no es casual; ha sido planeado durante décadas. Los artífices del gran saqueo saben exactamente cómo manipular los ciclos económicos para maximizar sus ganancias y consolidar su poder. La deflación prolongada se utilizará como arma para arruinar a las clases medias y bajas y hacerlas completamente dependientes del Estado y las corporaciones.
La deuda no es real; es una invención diseñada para confiscar bienes materiales. Quienes ostentan el poder han creado un complejo sistema legal que impide a los estados imprimir dinero y lo justifica protegiendo a los depositantes, cuando en realidad, los bancos privados están siendo rescatados con billones de dólares. La misma lógica no aplica a los depositantes, lo que revela una agenda de privatización y control. Este "Gran Reinicio" pretende establecer un sistema feudal permanente que sume a la población en la privatización y el miedo, camuflado tras promesas de seguridad. Quienes se supone que nos protegen de los malos son, en realidad, los malos.
Lo que estas potencias buscan esencialmente es el feudalismo tecnológico. En este nuevo orden, la población se ve reducida a una existencia precaria, viviendo bajo constantes amenazas de seguridad y vigilancia total. La promesa de protección y prosperidad se utiliza como pretexto para justificar cada nueva medida de control. Recuerden las palabras de Maquiavelo: «Nunca intentes obtener por la fuerza lo que puedes obtener con astucia».
El uso del miedo es clave en esta estrategia. Ya hemos visto indicios de ello en los últimos años, con campañas mediáticas masivas, censura, arrestos arbitrarios y medidas draconianas disfrazadas de "seguridad pública". Todo esto forma parte de un plan más amplio para deshumanizar a la sociedad y prepararla para la subyugación total.
¿Cómo podemos combatirlo?
Estas personas, o quizás estos seres, no reflejan el verdadero desarrollo de la humanidad ni su futuro. Carecen de características humanas esenciales y son desviados. Su aversión a la humanidad no tiene precedentes.
¿Qué pueden hacer los ciudadanos comunes ante un adversario tan poderoso? Según Webb, la clave reside en la educación y la organización. Aunque parezca imposible derrotar al uno por ciento de la población que lo controla prácticamente todo, en realidad hablamos de un grupo mucho más pequeño: el 0,01 %. Sus recursos son inmensos, pero su número es limitado. Es muy difícil lograr algo cuando todo lo compran estos seres. En un sistema donde controlan el flujo de capital, la acumulación de riqueza puede resultar contraproducente. Es importante construir comunidades resilientes y autosuficientes, conscientes de los mecanismos de manipulación a los que estamos sometidos.
El mensaje de "La Gran Toma" es claro: vivimos en un momento crucial de la historia de la humanidad. Los acontecimientos que nos aguardan determinarán si permanecemos libres o caemos en la eterna esclavitud digital.
David Webb nos da una advertencia, pero también una oportunidad. Al revelar los mecanismos de la Gran Toma, nos hace comprender que vivimos en un momento decisivo de la historia humana. Los acontecimientos que nos aguardan nos brindan las herramientas para resistir. Depende de nosotros decidir si queremos ser parte del problema o del cambio necesario para reconstruir un mundo justo y humano.
profidecatholica - 12 de julio de 2025
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