Posted by cosmoxenus ee 29 de enero de 2006
Charlamos con Daniel a propósito de su último libro sobre la Discípula Amada.
La eterna pecadora asciende por fin a los altares de la era de acuario. La figura de María Magdalena adquiere un nuevo rostro en nuestros días. Secuestrada, apocada, cuando no difamada por un puritanismo decimonónico, la primera discípula de Jesús, va poco a poco recuperando su dignidad usurpada, su verdadero puesto en la historia sagrada.
María Magdalena representa mucho más que un personaje bíblico lastrado por una dudosa fama. Se acerca a nuestros días revestida de su auténtico manto, el de una fuerza envidiable, de una lucidez adelantada al tiempo, de una entrega que sobrepasa nuestros parámetros. Simboliza el nuevo arquetipo de mujer llamada a cumplir con su más elevado destino.
Cada uno de sus pasos por el Sur de Francia son hoy objeto de investigación. Se multiplica la bibliografía de esta adelantada alumna del Maestro, cada día menos enigma, cada vez más gigantesco testimonio de ternura y amor encarnados entre los hombres.
Nosotros también hemos ido tras sus pasos. Para ello nos hemos procurado un excelente guía: Daniel Meurois Givaudan. No en vano acaba de dar a luz un nuevo libro que ha titulado: “El evangelio de María Magdalena”. (Luciérnaga . Barcelona . Octubre del 2001). En él, este curtido escritor de temas espirituales, resucita el manuscrito apócrifo inspirado por quién cada vez se manifiesta más como la “amada discípula de Jesús”. Este texto fue descubierto a finales del siglo XIX y apareció amputado de una parte importante de sus páginas. El evangelio original fue redactado en lengua copta y data aproximadamente del año 150 de nuestra era. Se conserva desde 1896 en el Departamento de Egiptología de los Museos Nacionales de Berlín.
Poder y ternura.
Desconocemos si Daniel
Meurois es el guía más documentado para una exploración de la figura
M.M., lo que sí estamos persuadidos es de que es buen conocedor del
significado que adquiere en nuestros días esta santa marginada, así como
de su auténtica y gigantesca dimensión que sobrepasa el contexto
meramente histórico. Sentencia el escritor: “Myriam de Magdala encarna
un símbolo que sólo nuestra sociedad actual es capaz de empezar a
considerar en toda su amplitud”.
En todos sus libros de carácter evangélico (“Camino de aquellos tiempos”, “El otro rostro de Jesús” y “Visiones esenias”, escritos junto a su ex-compañera ) hay un lugar para una M. M. que no se queda postrada y llorando a los pies del Maestro. Lejos de esa imagen estereotipada, en esos textos, fruto de su capacidad de conexión con otros planos, “la plañidera” se manifiesta imbuida de una fe descomunal, de un amor desbordante y activo contagiado por Su compañía. La veremos preparando sus hierbas y aceites, curando a todos cuantos llaman a su puerta, acogiendo en su casa a los hermanos de blanco (esenios) y no blanco, sin importarle lo que de ella se diga. La veremos compartir ese amor cegador entre lo campesinos de la Galia aún romana en muy oportunas dosis, con prudentes pero a la vez espontáneas formas. No hay María Magdalena avergonzada, ni ñoña en la mujer que ha investigado Meurois Givaudan en sus constantes excursiones a los “registros akásicos” (archivos grabados en un “éter” imperecedero, también llamados por la ciencia esotétrica “archivos de luz”), sino, todo lo contrario, una apóstol que salta al mundo autoempoderada de toda la fuerza y la compasión que le había invitado a desplegar el Hijo de Dios en la Tierra.
Huelga decir que no hallamos rastro de promiscuidad en la María Magdalena que nos presenta el escritor francés, más bien encontramos el ímpetu incontestable e irrefrenable de una mujer con plena aspiración de libertad, que no se somete a los dictados de un marido tirano y borracho: Saulo de Tarso. Su huida de Tiberíades con su hijo no es la de una joven en búsqueda de la satisfacción de placeres que no le proporciona el lecho conyugal, sino la de un ser vejado que toma conciencia de un más elevado destino en libertad. Ella simplemente se negó a ser de las que se asfixian e incluso mueren antes de salirse de la fila.
Pero la menor de las intrepideces conllevaba la pública condena en aquellos días. En medio de la plaza, a orillas del lago será señalada con el dedo, los sacerdotes exigirán a sus seguidores que rodeen su casa, mas todos esos agravios no harán mella en ella. Rezando al Eterno se percata Myriam de Magdala que sólo “lo que es”, sólo la verdad puede tener importancia, por eso no concede energía en su interior a las habladurías. Lejos de apocarse, verá agrandarse a sí misma: “Entonces conocí un poco el orgullo, lo confieso. He querido afrontarlo todo, desafiarlo todo porque me creía mejor, más verdadera. Tenía la fuerza de la independencia, la intrepidez, pero me faltaba esa calidad de Amor que todo lo apacigua y que el Rabí vino a tocar en mi ser, cuando el momento hubo llegado”.
El Fuego de Myriam.
Jesús prometió que al cabo
de dos veces mil años el Fuego Femenino de Myriam crepitaría en
multitud de corazones. Ella habría significado el temprano anuncio de la
mujer revestida de todo el poder que se le ha negado, pero a la vez
cargada de toda la ternura que jamás dejó en el camino. La nueva M. M.
es así rebautizada como la heredera de Isis, o la encarnación del Fuego
Femenino de Acuario que ya quema, que despierta una necesidad de
autenticidad y llama a flamear también en el interior de los hombres.
Nadie mejor que el propio Jesús puede definir el alcance de ese Fuego. Así lo describe en el libro de Meurois “Visiones esenias”: “Todos aquellos que aceptan zarandear el árbol de sus costumbres son los hermanos y hermanas de Myriam de Magdala…” Prosigue el Maestro con las palabras que pone en su boca Meurois: “Ese Fuego es una espiritualidad de ruptura y comunión. La ruptura es con las convenciones, los dogmas y sus petrificaciones; la comunión con el redescubrimiento de un Amor sin artificios y de reparto sin regateos…” Por si quedara alguna duda remata el Mesías: “¡Qué el principio de Myriam os habite, si habéis decido contaros entre los que emprenden reformar el mundo en sí mismos!”.
Cuando nos atrevemos a lo que jamás hemos osado, cuando la no-convención opera tranquilamente en nosotros, cuando percibimos que la audacia y la intrepidez asaltan el alma, cuando vemos que la hipnosis social ya no tiene efecto en nosotros, mientras que la compasión y la ternura nos tocan y comienzan a expandirse, es, según apunta el Rabí Jesús, señal de que hemos sido prendidos por el Fuego de Myriam de Magdala.
El alcance de ese llama que empezó a fulgurar hace dos mil años es imprevisible, a decir por este llamado del Maestro que encontramos en el mencionado libro: “Que surja pues la Mujer, la Madre, la Esposa, la Matriz tras cada mirada que poséis sobre el universo…,porque no es simplemente a vuestro cuadradito de sociedad al que concierne todo esto. Es en efecto al Universo en su totalidad, tan seguro como que no se toca un árbol en un jardín sin modificar el equilibrio de este último”.
Nos hemos acercado a Daniel con motivo de su última visita a Barcelona. Hablamos con él de la mujer histórica y del arquetipo; de quien cargaba en los óleos sanadores el perfume de las flores y del principio de Myriam, que es el de una visión no conformista, inclasificable y, a menudo, desconcertante, de la espiritualidad.
La M. M. que el escritor nos pinta en su último libro es el de una mujer madura con un rostro en el que las mejillas se habían hundido, pero que sin embargo conservaba una belleza “que había ido replegándose y concentrándose en los ojos”. La sitúa en su última etapa de la Galia. Allí, sigue bendiciendo todos los vértigos que ayudan traspasarse a uno mismo.
En el Sur de Francia.
¿Qué le empujó a M.M. más allá de Tierra Santa?
– Es el Maestro Jesús en persona quien encargó a Myriam de Magdala ir a Galia acompañada de algunos discípulos en medio de los cuales se encontraba José de Arimatea. El objetivo era establecer un puente con la cultura y la religión célticas y también idealmente, crear lazos con las pequeñas ciudades habitadas por judíos al borde del Mediterráneo, en dirección hacia Nimes y Lunel.
¿Qué labor desplegó en el Sur de Francia?
–
Casi estaríamos tentados de afirmar que “evangelizó” el sur de Francia
pero sería falso, ya que la noción de Evangelio no existía aún. Ella no
quería convertir a nadie, pues Cristianismo no significaba nada por
aquel entonces y nadie hablaba de crear una religión. Se trataba
únicamente de evocar la existencia de Cristo, de dar testimonio y de
reunir seres humanos alrededor del Principio que Él representaba,
respetando las creencias y costumbres locales, así como la fe druídica.
¿Por qué fascinaba su personalidad?
– Su
personalidad fascinaba porque encarnaba precisamente la enseñanza de
Cristo. No hablaba de Él, sino que Le hacía revivir en cada uno de sus
gestos. Su sonrisa, la simplicidad de su persona y su espontaneidad se
conjugaban para hacer de ella la mejor embajadora.
En este y en anteriores libros vuestros, indicáis que se aplicó en la fabricación de aceites curativos, ¿podéis dar detalle al respecto? ¿Qué escondía en la profundidad de sus grutas?
– No puedo decir gran cosa acerca de los aceites curativos ya que trabajaba sola, un poco a la manera de un alquimista. Sin embargo sé que estos aceites se podían combinar con agua. Tengo conciencia también que creó un aceite muy particular, llamémoslo “universal”, que lograba elevar al paciente a diferentes niveles vibratorios en función del tipo de desorden a tratar.
Mujer de hoy.
¿Está hoy de forma más masiva encarnada la mujer libre, audaz e intuitiva cuyo arquetipo representó M.M. ya hace 2000 años?
–
Sí, es incontestable que las mujeres de hoy en su conjunto, encarnan de
manera más notoria que en el pasado, el arquetipo de Myriam de Magdala
como “mujer libre”. La sociedad occidental de hoy, les concede una
independencia y una libertad de acción que no tenían en el pasado. Sin
embargo, no podemos establecer vínculos entre Myriam de Magdala y los
movimientos feministas. Era libre porque se desenvolvía fuera de las
convenciones sociales, como un soplo de aire puro, como un perfume. Su
libertad residía en la manera de seguir audazmente su intuición,
riéndose de las ideas preconcebidas y de ciertas reglas humanas.
¿Cuál es su mensaje para la mujer de hoy?
–
El mensaje de Myriam de Magdala para las mujeres de hoy podría
seguramente ser el siguiente: “Tomad conciencia de vuestro papel como
motor de vuestra sociedad. Los cambios pasan por vosotras”. Es necesario
no olvidar tampoco la sensibilidad femenina que duerme en cada uno de
los hombres y que es generalmente negada.
En tu libro evocas el “andrógino ideal”, ¿no hay peligro de
que al manifestarse éste, el hombre y la mujer renuncien a sus esencias
vitales, complementarias?
– La noción de andrógino ideal
no supone el abandono de las esencias vitales masculina y femenina. El
andrógino las sublima, no las anula. Las hace fusionarse en un estado de
conciencia del cual no tenemos idea aún.
Comunión de almas.
¿Cuál era el papel que jugaba M. M. en el teatro en torno a Jesús?
–
Jugó el papel del primer discípulo de Jesús, aquél que goza de la
ventaja de tener conversaciones privadas con él. La Iglesia Católica ha
ocultado este hecho en sus Evangelios canónicos, porque quienes
estructuraron sus dogmas eran patriarcas que negaban a la mujer la
equidad con respecto al hombre. Así, todos los fragmentos que la ponían
en primer plano, han sido sistemáticamente suprimidos.
He ahí también la razón por la cuál los Evangelios oficiales conceden muy poco espacio en sus textos a Myriam de Magdala. Ella era en realidad todo un “estorbo”.
¿Por qué durante tanto tiempo “la prostituta”?
–
Ha sido identificada como prostituta en razón de su gran libertad de
movimiento y de palabra. Ella se atrevió a abandonar un marido violento,
algo absolutamente fuera de lo común en aquella época. Se ha utilizado
su reputación de mujer atrevida para fabricar el arquetipo de la
pecadora arrepentida, así como se hizo de Tomas el arquetipo del
incrédulo, lo cuál no tiene nada que ver con la realidad histórica.
¿Su relación era de Maestro y discípula o había algo más?
¿Hasta dónde piensas que llegó la intimidad entre Jesús y M.M.?
¿Proximidad sólo de almas ?
– Opino, pero esto no es más
que mi convicción personal, que la relación que unía Jesús a Myriam de
Magdala, sobrepasaba aquella que une maestro y discípulo en su
concepción clásica. Estoy cada vez mas convencido que esta relación era
de tipo tántrico en el sentido más elevado de la palabra. Esto supone,
por supuesto una unión carnal íntima, dictada por la comunión de las
almas.
Puro Amor.
¿Cuál es el sentido noble de la sensualidad que M.M. representa?
–
Myriam de Magdala representa para mí la sensualidad en el más noble
sentido del término, porque vivía en un estado de fusión casi permanente
con lo más bello que existe en la naturaleza: los perfumes, los
colores, las formas y los sonidos. Bebía la vida por todos los sentidos
de su cuerpo y no establecía ninguna ruptura ni frontera entre el mundo
palpable y los mundos sutiles. Para ella, los sentidos podían ser un
puente entre lo Divino y lo Humano, si sus funciones eran bien
comprendidas y guiadas por el amor.
¿Dónde radica la verdadera pureza del amor, que por ejemplo tú evocas al mencionar la relación entre Jesús y M.M.?
– El amor que unía Jesús y Myriam de Magdala se caracterizaba por una no-posesividad absoluta, un estado de comunión de almas que les permitía plena autonomía, conservando un vínculo energético entre ellos. Vivían en el estado de “no-frontera” que se menciona en el Evangelio de M.M..
¿Cómo manejó M.M la continua “tempestad” que se cernía sobre ella?
–
No era ella quién dirigía la “tempestad” que la acechaba, sin embargo
sabía bien cómo conducirse. Al fin y al cabo el movimiento permanente
era su manera natural de ser. Vivía cuanto la rodeaba con una gran calma
interior. No había problema para ella en la cercanía de esa
“tempestad”, puesto que tomaba conciencia de que era “el centro dentro
del cambio”, tal como lo afirma su evangelio.
Presente y futuro.
“Su esencia de Luz no nos deja” dice M. M. a propósito de Cristo. ¿Cómo se manifiesta esa Esencia en nuestros días?
– La esencia de la Luz de Cristo se manifiesta hoy gracias al ingreso progresivo de nuestro mundo en mutación a un nuevo “campo de conciencia”. Esto puede abarcar cada vez más seres y no únicamente los discípulos más próximos. Somos nosotros los que debemos abrirnos a esta realidad interior, invitándola plenamente en nosotros.
¿Qué vigencia tiene hoy el Evangelio de M. M.? ¿A la luz de
su Evangelio, cuáles son los motores del nuevo ascenso de la humanidad?
–
Los motores del mundo que se abre hoy son la osadía, la confianza y el
descubrimiento de una nueva forma de amor más grande. De manera general,
se trata de aceptar una verdadera metamorfosis y no una simple
reactualización de nuestros viejos valores.
Vemos en los ojos pequeños de nuestro gran interlocutor algo del hechizo que ha obrado en él la discípula adelantada, la magia contagiosa del testimonio sin rumbo, ni fecha de la “bienamada”. Nada podía hacerle callar en su relato apasionante, sin embargo, aquí sobre el papel, el espacio tan breve…: “Lo siguió a todas partes…Myriam aprendió a no vivir más en la rebeldía frente al orden del mundo, sino en el centro de sus desafíos personales. Es así como se convirtió en ese tipo de almas que tiene la misión de construir con sus manos ese ‘imposible’ por medio del cual todos crecemos a nuestra vez…”.
Más que una entrevista al uso, una unión de almas en torno a una grabadora. Él remata con estas palabras de la santa, de esa maga de ayer y de siempre a la puerta de la cueva donde prepara sus hierbas: “Amar es la unión del puño que sabe alzarse y del corazón que no expresa sino ternura… Aquél que me enseñaba sigue hablándome e instruyéndome”. Seguramente no se trata del diálogo privilegiado entre Él y ella, sino más bien de un Eco que llama a cada oído, una Voz omnipresente a veces aporreando, a veces puro susurro, pura ternura...