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20 diciembre 2020

El Origen Espiritual de las Enfermedades y el Poderoso Proceso que Permite Sanarlas. (Jan Anguita)


Las Dimensiones de la Conciencia - YouTube

 
Actualmente estoy volviendo a leer el libro El Dinero y la Ley de la Atracción, de Esther y Jerry Hicks. Normalmente no leo los libros más de una vez (hay mucho por leer;) ), pero este libro es muy especial.

Tal y como indica el título, habla de la naturaleza profunda del dinero y de cómo podemos tener una vida realmente próspera, pero no se limita a esto. Por el camino, habla también de otros temas relacionados con la esencia profunda del Universo.

Entre otras muchas cosas, habla del origen espiritual de las enfermedades.

Hoy quería compartir contigo las ideas que contiene el libro sobre este tema, pues me han parecido muy interesantes y acertadas. Creo que entenderlas bien es un paso muy importante para poder dejar atrás las enfermedades de forma definitiva y vivir una vida completamente sana y plena.

El Origen Espiritual de las Enfermedades

No sé si has leído alguno de los libros de Esther y Jerry Hicks. Si no los conoces, son libros canalizados. Esther Hicks canaliza a un ángel llamado Abraham, que es el verdadero autor del mensaje que contienen.

El fenómeno de la canalización es un poco extraño para muchos de nosotros, y puede generar bastante incredulidad. Pero para mí, lo más importante no es si es cierto o no, sino el valor del mensaje. Y los libros de Abraham, sea quien sea el autor, están llenos de una gran sabiduría y amor. Personalmente, considero que esto es lo que cuenta.

Respecto al origen espiritual de las enfermedades, Abraham dice lo siguiente: las enfermedades se producen cuando hay una falta de armonía entre lo que estamos pensando y lo que piensa nuestro Ser Interior. Es decir, cuando nuestros pensamientos como ser humano no están alineados con los pensamientos de nuestra alma.

Esta es una idea muy interesante, porque implica que tenemos dos “yo”. El “yo” humano, que es con el que estamos más identificados habitualmente, y otro “YO” más elevado: la parte divina que hay en nosotros. Muchos lo llaman “Yo Superior” o, como hace Abraham, “Ser Interior”.

Pues bien, estas dos partes pueden pensar cosas diferentes. Puede ser que tu parte humana piense una cosa y que tu Ser Interior piense otra. Y cuando esto sucede, se produce una desarmonía en tu interior.

El primer síntoma de esta desarmonía son las emociones negativas: te sientes mal a nivel emocional. Y cuando este estado se mantiene en el tiempo, acaba produciendo una enfermedad física.

El siguiente esquema lo muestra de forma gráfica:

 el-origen-de-las-enfermedades-1 

Cuando los pensamientos de la parte humana están alineados con los pensamientos del Yo Superior, hay armonía y salud. Cuando los pensamientos humanos van en contra de los pensamientos del Yo Superior, en primer lugar nos sentimos mal a nivel emocional, y si se mantienen así en el tiempo, aparecen las enfermedades físicas.

Cómo Prevenir y Sanar las Enfermedades

Este planteamiento, además de proporcionar una explicación clara del origen espiritual de las enfermedades, también nos da un camino para sanarlas. Se trata simplemente de intentar pensar en la misma dirección que nuestro Yo Superior.

Para conseguirlo, podemos utilizar un procedimiento muy simple:

  1. En primer lugar, tenemos que prestar especial atención a nuestras emociones. Ellas son el principal indicador que nos dicen si estamos alineados o no con nuestro Ser Interior. Si en algún momento te sientes mal, significa que estás teniendo pensamientos que van en contra de lo que piensa tu Yo Superior.
  2. En el momento que te sientas mal, toma conciencia de que estás pensando cosas que no se alinean con lo que está pensando la parte Divina que hay en ti. Y entonces plantéate la siguiente pregunta: ¿Qué debe estar pensando mi Ser Interior? Por ejemplo, si te has discutido con alguien y estás enfadado, pregúntate: ¿qué debe pensar mi Yo Superior sobre esto? O si estás pasando por problemas económicos: ¿qué debe estar pensando mi Alma sobre esta situación?
  3. Una vez conectes con los pensamientos del Dios que hay en ti, date cuenta de que, en realidad, son tus verdaderos pensamientos. Son pensamientos que resuenan mucho más contigo que los que tenías antes. Así que intenta pensar en esa dirección. Deja que los pensamientos de tu parte divina penetren en tu parte humana.
  4. Y ya está.

Este procedimiento tiene tres beneficios muy poderosos. El primero es que, si lo haces, te sentirás mejor inmediatamente. Al cambiar tus pensamientos y empezar a pensar como piensa tu parte Divina, tu estado emocional mejorará al instante.

En segundo lugar, estarás previniendo posibles enfermedades futuras. Según la explicación de Abraham, las enfermedades se forman cuando la desarmonía entre los pensamientos de la parte humana y los de la parte divina se mantiene en el tiempo. Así que, al recuperar la armonía, interrumpimos el flujo que estaba alimentando una posible enfermedad futura.

Y, por último, facilitarás la sanación de los problemas de salud que puedas tener en la actualidad, en el caso de que tengas alguno. Este es el paso más difícil (es más fácil prevenir que curar), y es recomendable acompañarlo de otras terapias que creas que te pueden ayudar; sobretodo si es un problema complejo. Pero independientemente de esto, recuperar la armonía interior facilita muchísimo el proceso de sanación de cualquier enfermedad.

Cómo Conectar con Tu Ser Interior

De todo este proceso, a mí personalmente me parece especialmente interesante el hecho de preguntarnos qué debe estar pensando nuestro Ser Interior. Es una pregunta muy poderosa, y por el simple hecho de hacerla, aumenta nuestra vibración.

Puedes probarlo ahora mismo, si quieres. Elige algún tema que te preocupe y fíjate en lo que piensas sobre ello. Y después pregúntate: ¿qué debe estar pensando mi Alma sobre esto?

Y luego escucha atentamente. Verás como todo cambia.

Nuestra Alma lo mira todo siempre con Amor, y no hay nada que sane más que el Amor.

"El Amor y el perdón será siempre el mayor, el más total 
e instantáneo disolvente kármico  que podáis imaginar" (Jesús)


 por Jan Anguita

 

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