"-¿Qué es la iniciación? ¡Pensad un poco! Vosotros sois iniciados, yo también, aquel que vendía flores de loto en el mercado hace un instante es igualmente un iniciado. Incluso este gato famélico que atraviesa la explanada allí abajo, a vuestra espalda, merece el nombre de iniciado... ¿Os extraña?
Decís bien que el término "iniciado" no significa nada, absolutamente nada. consideradlo, en el mejor de los casos, como un punto de referencia que algunos necesitan darse o dar a otros en un momento dado del Crecimiento.
Cada uno de nosotros es, con toda seguridad, un iniciado ante un alma más joven que la suya, pero también es un niño ignorante ante un alma más veterana y más amante... Todas las iniciaciones son un punto ilusorio en el infinito y será así hasta que la iniciación no florezca por sí misma...
-Entonces, ¿a qué llamáis iniciación?
-A la compasión. La compasión como joya en el corazón del Amor. Gracias a ella todas las puertas se abren sin necesidad de que haya que empujarlas. ¿Oh, no forzosamente las puertas humanas tal como se las concibe con la lógica de la conciencia encarnada!
La cercanía de la Divinidad, es decir, la armonización perfecta del ser consigo mismo y con el Universo no se realiza por el camino que uno quiere y cuando quiere. Se ríe del tiempo, de los acontecimientos y de los medios que se ponen en acción.
Si el término "iniciado" aún significa algo para vosotros, a pesar de todo, decíos que aquel que ocasionalmente pudiera ser calificado con tal adjetivo ignora justamente que sea así. Lo ignora porque está a cien mil leguas de tales preocupaciones.
Se sabe, con sencillez, discípulo de la Vida, lo cual basta para cortar de raíz sus eventuales interrogaciones superfluas.
Así pues, que cada cual tenga cuidado con el orgullo, fruto del Crecimiento, no le teja un vestido de iniciado, porque tal vestido impide a menudo estar a la escucha.
En realidad, TODO lo que la Vida brinda a los seres que evolucionan en ella, es iniciación. TODO tiene valor de excepción y de enseñanza. La forma de una manzana, el ala de un pájaro, el sonido que sale de una garganta, todo concurre para fortaleceros e iniciaros, es decir, para quitaros pacientemente las escamas..., aunque haga daño y no halague".
(Buda)
("AQUEL QUE VIENE. De la sumisión a la libertad" - A. y D. Meurois-Givaudan)
