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30 junio 2015

Para no caer en la desesperación (Aïvanhod)



Para no caer en la desesperación, hay que saber previamente que, sea lo que sea lo que deseemos realizar en la vida, incluso las mejores cosas, siempre tendremos que enfrentamos con el mal, bajo la forma de dificultades y obstáculos. 

Estar ciegos ante el mal es peligroso. Quien nunca prevé el mal, no toma precauciones, no hace nada para arreglar las cosas o neutralizadas y termina cayendo en la trampa. Esta ingenuidad se paga siempre muy caro, y se paga, en primer lugar, con la desmoralización. 

Aquél que está lleno de ilusiones, cuando aparece la primera dificultad perderá el equilibrio y se derrumbará.

La desmoralización está siempre al acecho; sin embargo, existen métodos con los que afrontada. Cuando empecéis a sentiros agobiados, abatidos, lo primero que debéis hacer, es pensar que este estado no durará demasiado. Durante un momento, refugiaos en algún lugar dentro de vosotros mismos, como si entrarais en invernación, y quedaros ahí hasta que volváis a sentir de nuevo el soplo de la vida. 

La desmoralización es como el invierno; pero después del invierno llega la primavera. Según los años, ésta llega más o menos temprano. Algunas veces llega muy tarde, pero siempre llega. Por ello no se debe perder jamás la esperanza. En un momento u otro, tarde o temprano, vuestro ímpetu, vuestra energía, volverán. 

¡Cuántos han cedido unos instantes antes de que las fuerzas de la primavera resurgieran en ellos! Y es una lástima, porque finalmente se hubieran salvado, pero al no presentir este renacimiento se perdieron...

Estancarse en algo que no marcha bien, es muy perjudicial ya que así convertimos lo malo en peor. Cualesquiera que sean vuestros tormentos no dejéis que vuestro cielo interior se ensombrezca completamente. 

Decid: "Quizás todo no esté perdido, esperemos un poco más". Y paulatinamente, la oscuridad se disipará y el frío os abandonará.

Debemos saber que en la vida estamos siempre obligados a pasar por períodos difíciles, e incluso muy difíciles. Así es como ocurre en la tierra, necesariamente estamos sometidos a alternancias: el día y la noche, el calor y el frío, la alegría y la pena, la primavera y el invierno. 

Hay que aceptarlo y aprender a trabajar con estos elementos. Porque no os engañéis, cuando hayáis conseguido triunfar en algunas pruebas, vendrán otras. Pero fortalecidos por vuestras anteriores experiencias, podréis, cada vez, alcanzar la victoria.

No quiero decir con ello, que, ocurra lo que ocurra, hay que repetir ingenuamente: "Soy feliz, soy feliz". Simplemente os digo que las pruebas no son sinónimo de desgracias definitivas y que no os impedirán ser felices, lo cual es distinto. 

Es absolutamente imposible negar que el sufrimiento y la desgracia son realidades terribles.Pero en cualquier situación que os encontréis, podéis hacer un trabajo con el pensamiento que os permitirá resistir en medio de estas pruebas, e incluso salir de ellas enriquecidos. Y no guardaréis sólo para vosotros estas riquezas: con vuestra actitud, con vuestra manera de afrontar los acontecimientos, haréis partícipes de ellas a los demás.

¿Por qué creéis que la felicidad sólo puede llegar bajo la forma que esperáis? ¡ Se os presentan tantas posibilidades! Pero no las veis, no las queréis ver, os aferráis a vuestra propia idea.

Esperáis que determinada puerta se os abra, pero he ahí que permanece cerrada. Entonces, en lugar de lamentaros frente a esta puerta, pensad que, al lado, pueden haber otras que se abran.

Esperáis buenas cosas de alguien, que no tan solo no os las da, sino que incluso se muestra desagradable e ingrato con vosotros. 

Pues bien, en lugar de obsesionaros por esta decepción, observad mejor a vuestro alrededor; hay otras personas que, sin lugar a dudas, están deseosas de ayudaros; si permanecéis concentrados en vuestra decepción, preocupados únicamente en enviar malos pensamientos a quienes os han decepcionado, no veréis a estos otros amigos que se acercan a vosotros. 

También en este sentido las pruebas son útiles; os obligan a hacer o descubrir lo que no haríais y ni descubriríais sin ellas.

Tened muy en cuenta, por lo tanto, que a menudo es vuestra actitud negativa la que os impide encontrar soluciones a vuestras dificultades. Es por ello por lo que la vida seguirá sacudiéndoos diciendo: "Pero bueno, ¡eres ciego, sordo, reacciona, observa a tu alrededor todas las posibilidades que todavía se te presentan!" Y lo que os digo a vosotros, también me lo digo a mí mismo. 

Y, precisamente porque he pasado estas experiencias millones de veces, es por lo que puedo hablaros para ayudaros. ¿Creéis que podría hablaros como lo hago si no hubiera pasado yo también grandes pruebas?
Cuando, frente a ciertas dificultades presintáis el desánimo o la desesperación, no los consideréis como enemigos sin ningún derecho a atacaros. 

Desgraciadamente, tienen derecho a hacerlo. Hay, pues, que aceptar sus ataques sabiendo que, gracias a ellos, muchas cosas irán mejor después. Y, es cierto, después de una gran desesperación, tenéis nuevas energías. ¿De dónde vienen esas energías? Es la propia desmoralización la que os las trae. 

Sí, por supuesto, hay que ser prudentes y vigilar que esta desmoralización no sea más fuerte que vosotros, que no os arrastre como un potente torrente, y acabe ahogándoos. Aceptad vuestro desánimo como algo inevitable, pero siempre permaneced vigilantes. Ahí tenéis, aún, otro ejercicio.

A partir de ahora no os preocupéis en pedir que cese vuestro desánimo, sino en comprender este estado que aporta riquezas y tesoros inauditos: la primavera después del invierno.

(Omraan Mikhaël Aïvanhod)


25 junio 2015

Las pruebas de la Vida: un reto que debemos aceptar. (O. M. Aïvanhov)




  

¿Qué es lo que obliga a los alpinistas a emprender la ascensión hacia las cimas más elevadas y de más difícil acceso? ¿Qué es lo que obliga a los deportistas a nadar, a correr, a conducir cada vez más deprisa? ¿Qué es lo que obliga a los jugadores de ajedrez a reflexionar durante horas enteras antes de mover un peón de su tablero? Nada. Son ellos mismos los que se imponen estos esfuerzos, estos problemas, estas proezas. Y, ¡qué alegría para ellos, cada vez que consiguen una victoria!

¡Cuántas actividades, juegos y competiciones de todo tipo los humanos han inventado así! 

Esto demuestra que en lo más profundo de ellos mismos sienten la necesidad de ir cada vez más lejos, más deprisa, más alto, superarse, sobrepasarse. ¿Por qué no piensan, pues, que deberían aplicar también en la vida cotidiana estas cualidades de resistencia, de destreza o de inteligencia de las que deben dar muestra cuando se trata de juegos o de competiciones? ¿Por qué, entonces, se quejan siempre de que deben esforzarse continuamente?

Muchos de los juegos que se practican actualmente, fueron imaginados hace siglos por Iniciados. Con el tiempo, la mayor parte de estos juegos han sido transformados y actualmente sólo se aprecia el aspecto exterior; su sentido profundo se ha perdido. Para los Iniciados, estos juegos representaban una imagen de la vida, la transposición de los problemas que diariamente cada uno de nosotros debemos resolver, pues se trata de una ley absoluta: bajo una u otra forma, se reproducen los mismos fenómenos en los diferentes planos, físico, psíquico y espiritual.

Y puesto que los juegos son una imagen de los problemas que encontramos en la vida, ¿por qué no tomamos estos problemas como juegos? En lugar de sentiros agobiados, irritados ante la menor dificultad, decid: "Ahí tengo una nueva ocasión para ejercitarme, veamos cómo podré conseguido". Estudiad bien la clase de prueba que debéis afrontar y desafiaros vosotros mismos.

Por ejemplo: "No dejaré de andar hasta llegar al final... Soportaré pacientemente esta carga... Me liberaré de este obstáculo... Navegaré en este mar embravecido y no me hundiré... Voy a abandonar la región del polvo y de las nubes, para alcanzar la más alta cima en donde respiraré el aire puro y siempre veré el Sol." Sí, podéis provocaros este tipo de retos de vez en cuando en vosotros mismos, como lo hacen los deportistas y veréis cómo soportaréis más fácilmente las pruebas de la vida.

Así pues, debéis comprenderlo bien: la felicidad no consiste en vivir sin pruebas, sin obstáculos, sin sufrimientos. Esto son ilusiones, ¡fantasmagorías! La felicidad consiste en ser capaz de superar las pruebas sin capitular, enriqueciéndose y fortaleciéndose con ello.

Efectivamente, para alcanzar la felicidad, debéis salir victoriosos de vuestras pruebas.



("EL DEBER DE SER FELIZ",  de  Omraam Mikhaël Aïvanhov)




24 junio 2015

Los obeliscos de la Luna




Esta psicografía la realizó Parravicini, como podemos ver en el dibujo, en el año 1972... Obviamente, representa a un astronauta que está alejado del globo terráqueo y, arriba a la izquierda, está representada la Luna y en ella hay dibujados cinco obeliscos, alineados, y del mismo tamaño. 

¡Y, es verdad! En la Luna, entre otras muchas cosas que se ocultan a la Humanidad, existen esos obeliscos. Están perfectamente alineados y en formación de a tres. Hay tres filas de obeliscos y en cada fila hay diez. En total hay 30. 

¡Esos obeliscos hablan de la Historia de la Humanidad desde el Alba de los Tiempos!




19 junio 2015

Se aprende a Amar...


"Si la risa reina en vuestros corazones, el Amor encontrará en él su lugar. Con frecuencia os preocupáis inútilmente por un futuro que todavía no ha llegado, o lamentáis un pasado que ya no existe, mientras que el instante presente aguarda a que le deis cuerpo. 

Se aprende a Amar y, paso a paso, cada uno descubre a través de las diferentes facetas del amor, lo que es el Amor.

Llega un día en el que se vuelve Amor, pero ese día su mirada deja de ser exterior a él, no sabe entonces él que es Amor porque él ES".

Anne Givaudan


17 junio 2015

Sobre el tapete se colocará el tema OVNI... (Parravicini)

  
Imagen ficticia


  "Sobre el tapete se colocará el problema OVNI, y presto será puesto que, la Verdad debe dilucidarse antes del Final de Finales". (Benjamín S. Parravicini, 1960)




16 junio 2015

LA ENFERMEDAD, ES EL RESULTADO DE UN AUTOCASTIGO



¡Creo que no es necesario que diga Quién es el que transmite estas palabras...!

"Todos vuestros obstáculos son enfermedades de vuestra memoria... Ahora, vedlos como piedras gracias a las cuales avanza vuestra reflexión y se afina vuestra sensibilidad, y que os edifican invariablemente, pase lo que pase.

¡Ese "pase lo que pase" es lo que debéis grabar en la joya de vuestro corazón, ya que, pase lo que pase, VUESTRO DESTINO ES EL SOL!

¿Cuántos de vosotros saben ya que los sufrimientos de su alma y de su cuerpo los han hecho avanzar a pasos de gigante y crecer en su interior?

Vuestra época es tan rica, que esos hombres y mujeres se cuentan por centenares de millones. En cuanto un alma necesita un detonador para apretar el paso y enderezar la espalda, el espíritu del que procede se lo envía... Y, aunque éste revista la apariencia de un cuchillo que todo lo destroza a su paso, apunta directamente al objetivo y sólo desarma lo que es necesario desarticular.

No debéis considerar nunca que la enfermedad que llama regularmente a vuestras puertas bajo las máscaras más diversas es un castigo celeste. ¿Todavía existen seres lo bastante ingenuos como para atribuirle reacciones humanas al Espíritu Divino? ¡Elevaos de una vez por encima de vuestras deducciones apresuradas e infantiles! 

El primer paso consiste en comprender que, en realidad, la enfermedad es el resultado de un AUTOCASTIGO, una sanción, una censura del individuo hacia sí mismo ante la falta de respeto a las Leyes Fundamentales. 

El segundo paso lleva a admitir que se puede vivir el error como una oportunidad suplementaria en el camino que conduce a uno mismo, en el camino del Despertar".

("Por el Espíritu del Sol" - A. y D. Meurois)


11 junio 2015

LA COMPASIÓN



La compasión..., es compartir de inmediato la mirada del otro, la facultad de sentirse en él, de sentirlo en uno mismo, sin que haya necesidad de justificar nada de nada. La compasión es el abandono de todo deseo de influencia en el prójimo. 

Si tuviera que concluir aquí la transmisión de la Luz de mi alma a la vuestra, añadiría simplemente esto: TODA VUESTRA VIDA SE RESUME A UN APRENDIZAJE DE LA COMPASIÓN, PORQUE ES LA LLAVE DEL CORAZÓN DE TODOS.

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