"¿Buscáis la Luz? ¿De todo corazón? Pero ¿y si os dijera que hay un "Judas" en vosotros? El "Principio de Judas" es un principio de colaboración con el enemigo. No es un principio de traición en el sentido primario de la palabra. ¡Cada ser humano lo lleva en sí mismo desde el nacimiento, aunque fuera el mayor santo de todos los tiempos!
El enemigo aparente es lo que atrae hacia abajo, lo que hace asumir un cuerpo de carne y padecer las contingencias inherentes a él. Lo que importa es ser lo más consciente posible de este principio. Colaborar conscientemente con la Ilusión es reconocerle un valor, una necesidad, una función de enseñanza.
Existía un estrecho entendimiento entre el Maestro Jesús y su discípulo Judas, al igual que en vosotros reina una sutil complicidad entre el principio de la luz y el principio dual de desestabilización. Uno necesita al otro, no os avergoncéis de que sea así, porque son dos aspectos, dos momentos de la misma aventura que conduce a lo Divino.
Colaborar con el "enemigo" en uno mismo, consiste, ante todo, en reconocer lúcidamente su fuerza y sus ventajas, porque las tiene... Y luego utilizar su potencial y sus características en la dirección del Sol sin sombra lo que uno quiere revelar en sí mismo.
Pensad en determinados métodos de artes marciales que no piden ninguna fuerza muscular real, ninguna intención violenta en quien los practica con exactitud. Es la energía del abversario, su masa y su agresividad lo que se vuelve contra él a fin de desestabilizarlo. Tales métodos son en sí mismos unas metáforas sobre las que sería conveniente meditar.
A partir de ese momento, ya no hay nada que se tenga que matar, ni en uno mismo ni en el otro, porque acaba de instalarse una nueva visión de la vida por primera vez realmente amante, porque no es dual.
Así pues, convertíos en unificadores, amigos míos".
"El monje de la túnica azafrán"
Del libro "transmitido" por "el monje de la túnica azafrán": "EL QUE VIENE. De la sumisión a la libertad" - A. y D. Meurois-Givaudan
