"La ley del Cosmos es la de la analogía. Cuando se ha comprendido esta verdad y lo que implica, se está preparado para dar un gran paso hacia una comprensión global de la Vida y del respeto que se le debe...
Venera, pues, al tronco de un árbol si quieres, o incluso a una piedra..., porque toda "cosa" está habitada a su manera y, en un grado que le es propio por uno de los aspectos de Lo que Es y que impregna el Universo.
Si pudieras escuchar el flujo circulatorio de la savia en el seno de un vegetal, reconocerías en él los latidos semejantes a los de un corazón. Si tu oído fuera lo suficientemente sutil para prolongarse hasta el centro de una piedra y condensar en ella el tiempo, percibiría una respiración.
Todo vive con la vida que le es propia..., y, por tanto, todo es memoria porque, repítelo: de la misma manera que no podría haber vida sin una forma de alma, tampoco puede haber vida sin memoria.
No hablo solo de una memoria sujeta al tiempo tal como vosotros lo concebís, sino de una memoria del Origen, es decir, de la pertenencia a lo Divino.
Todo palpita en la nostalgia sagrada de su Punto de Creación y de su destino último. Comprende que reconocer esto, ya es respetar el Uno en Todo. También, es aprender, en lo Múltiple, las primeras letras de ese alfabeto por el que estamos destinados a componer sílabas, luego palabras, frases y, finalmente, una obra entera, con el fin de Ser y de acordarse de uno mismo..., como Creador."
Un Elohim
("Cómo Dios se hizo Dios"-D. Meurois)
Venera, pues, al tronco de un árbol si quieres, o incluso a una piedra..., porque toda "cosa" está habitada a su manera y, en un grado que le es propio por uno de los aspectos de Lo que Es y que impregna el Universo.
Si pudieras escuchar el flujo circulatorio de la savia en el seno de un vegetal, reconocerías en él los latidos semejantes a los de un corazón. Si tu oído fuera lo suficientemente sutil para prolongarse hasta el centro de una piedra y condensar en ella el tiempo, percibiría una respiración.
Todo vive con la vida que le es propia..., y, por tanto, todo es memoria porque, repítelo: de la misma manera que no podría haber vida sin una forma de alma, tampoco puede haber vida sin memoria.
No hablo solo de una memoria sujeta al tiempo tal como vosotros lo concebís, sino de una memoria del Origen, es decir, de la pertenencia a lo Divino.
Todo palpita en la nostalgia sagrada de su Punto de Creación y de su destino último. Comprende que reconocer esto, ya es respetar el Uno en Todo. También, es aprender, en lo Múltiple, las primeras letras de ese alfabeto por el que estamos destinados a componer sílabas, luego palabras, frases y, finalmente, una obra entera, con el fin de Ser y de acordarse de uno mismo..., como Creador."
Un Elohim
("Cómo Dios se hizo Dios"-D. Meurois)