"Soy Pan, y todos los seres de la Naturaleza me consideran su Maestro, pero ante todo, soy el siervo del Gran Todo. Su Luz me habita y me dirige para que pueda transmitir Su Voluntad a mi pueblo. La Ley del Uno no rige sólo para el pueblo de los humanos. Tiene que ver con todo lo que es animado y, también, con todo lo que os parece inanimado; está en todo, y se introduce en la más mínima partícula de vida.
Me presento así (como un fauno majestuoso y de gran tamaño, según lo percibe la contactada Anne) porque soy el símbolo de toda forma de vida en la Naturaleza y, también, de los cuatro elementos. Así es como se me reconoce y cómo algunos me han visto a veces.
No veas en ello motivo de conformidad con lo que está escrito en los libros; piensa más bien que los escritores me han descrito tal como yo quería.
Una gran parte de vuestros libros de supuesta ciencia ficción tratan de realidades que aún desconocéis pero que existen en alguno de los numerosos mundos. Los que las escriben suelen inspirarse inconscientemente en aquellos a quienes describen, o a quienes dibujan.
Soy, esencialmente, el Gran Coordinador y regenerador de todo lo que sucede en la Naturaleza por medio de mi pueblo. Eso me ha valido la reputación de fecundador. Sin embargo, hoy en día ciertas actuaciones descoordinan lo que yo coordino.
Seres de la anti-naturaleza, atraídos por los desordenes interiores y exteriores que emanan de este FINAL DE VUESTRA CIVILIZACIÓN, se sacian de energías desestabilizadoras y destructivas hasta no poder más.
Algunos humanos de la Tierra, y de otros lugares las manipulan con facilidad y las dirigen hábilmente.
Tienen el permiso de la Gan Luz y no podrán actuar más allá de ciertos límites. Siembran la perversión y el caos, pero su existencia sólo es posible porque el Amor les ha sido insuflado en el origen.
No los odiéis, porque odiándolos reforzaríais su poder; actuad, más bien, siempre en el sentido de lo que queréis construir o cambiar. Que, esto, sea ley en vuestro fuero interno, para que no os entre la tentación de desviaros de vuestro camino.
Los tiempos que corren, os provocarán ganas de luchar. Pero, no tenéis ningún medio de lucha parecido a los que utilizan aquellos a los que queréis combatir, así que sería causa perdida desde el principio, y os agotaríais en vano.
Construid, edificad y dejad que lo antiguo se derrumbe por sí solo. Vuestra preparación para la nueva Tierra pasa por eso.
Cuando tengáis deseos de vernos (a los Guardianes Invisibles de la Naturaleza) sabed que siempre estaremos cerca y, si de verdad, queréis entrar en contacto con nosotros, aprended a ser uno con los elementos que representamos.
Si aráis la tierra, sed uno con ella; si entráis en el agua o si la bebéis o la recibís en forma de lluvia, sed uno con la substancia; si respiráis, respirad conscientemente; si encendéis un fuego, fundiros con su esencia.
¡Entonces vuestro ser volverá a descubrir poco a poco la Unidad y podremos salir a vuestro encuentro!"
Mensaje extraído de "Encuentro con los guardianes invisibles de la naturaleza", de Anne Givaudan.
