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19 julio 2015

EL Dr. BRIAN WEISS Y LA REENCARNACIÓN


Pintura que hace alusión a la reencarnación

En el judaísmo existe, desde hace miles de años, una creencia fundamental en la reencarnación o gilgul. Esta creencia fue piedra angular de la fe judía aproximadamente hasta el año 1850 o 1880, época en que las comunidades judías de la Europa oriental tuvieron que transformarse ante la necesidad de "modernizarse" y de ser aceptadas por el orden occidental, más científico.

Sin embargo, la creencia en la reencarnación había sido fundamental y común hasta esa época, hace menos de dos siglos. En las comunidades ortodoxa y jasídica, la fe en la reencarnación continúa incólume hasta hoy. La cábala, literatura judía mística que data de muchos milenios atrás, está llena de referencias a la reencarnación.

El rabino Moshe Chaim Luzzatto, uno de los más brillantes eruditos judíos de los últimos siglos, resume así la gilgul en su libro "The Way of God" : "Una sola alma puede reencarnarse varias veces en diferentes cuerpos y, de esta manera, rectificar el daño hecho en encarnaciones anteriores. De  modo similar, también puede alcanzar la perfección que no alcanzó en vidas anteriores".

Cuando investigué la historia del cristianismo, descubrí que el emperador Constantino en el siglo IV había borrado del Nuevo Testamento antiguas referencias a la reencarnación cuando el cristianismo se convirtió en religión oficial del Imperio romano. Al parecer, el emperador consideró que el concepto de la reencarnación amenazaba la estabilidad del imperio. Si los ciudadanos creían que tendrían otra oportunidad de vivir, podían mostrarse menos obedientes y respetuosos de la ley que quienes creían en un único Juicio Final para todos.

En el siglo VI, el II Concilio de Constantinopla la Jererquía de la Iglesia de Roma respaldó el acto de Constantino declarando oficialmente que la reencarnación era una herejía. Como Constantino, la Iglesia temía que la idea de vidas anteriores debilitara y socavara su creciente poder, brindando a los seguidores demasiado tiempo para buscar la salvación. 

Estaban de acuerdo en que era necesario el látigo del Juicio Final para asegurar las actitudes y la conducta correctas. Durante la misma Era cristiana primitiva que llevó al Concilio de Constantinopla, otros padres de la Iglesia, como Orígenes, Clemente de Alejandría y san Jerónimo, aceptaban la reencarnación y creían en ella, al igual que los gnósticos.

Aún en el siglo XII, los cátaros cristianos de Italia y el sur de Francia fueron sometidos a toda clase de brutalidades por su creencia en la reencarnación. Mientras reflexionaba sobre la nueva información recogida, comprendí que los cátaros, los gnósticos y los cabalistas tenían, aparte de su creencia en la reencarnación, otro principio común: que la experiencia personal directa, más allá de lo que vemos y conocemos con nuestra mente racional o lo que nos enseña una religión determinada, es una gran fuente de sabiduría espiritual.

Y esta experiencia personal directa fomenta poderosamente el crecimiento espiritual y personal. Lamentablemente, como podían ser seriamente castigados por las creencias no ortodoxas, esos grupos aprendieron a mantenerlas en secreto. La represión de las enseñanzas sobre vidas anteriores no ha sido espiritual, sino política.

Así empecé a comprender los por qués. A mí también me preocupaba la posibilidad de ser castigado por mis creencias si las hacía públicas. Sin embargo, sé que la gente tiene derecho a gozar de los instrumentos de crecimiento y curación, y he visto por experiencia médica propia que la regresión a vidas pasadas puede curar y transformar la vida.

También sé que los pacientes se vuelven mejores, más útiles como miembros de una sociedad y una familia, con mucho más que ofrecer.

Pero incluso después de publicar "Muchas vidas, muchos maestros", yo seguía esperando una reacción negativa. Esperaba que los médicos me pusieran en ridículo, que mi reputación se viera manchada e incluso quizá que mi familia tuviera que sufrir por ello. Mis temores eran infundados. Aunque sé que uno o dos colegas han comentado que "el pobre Brian, está perdiendo la chaveta", en lugar de perder amigos y colegas, gané otros nuevos.

Dr. Brian Weiss

También comencé a recibir cartas, cartas maravillosas, de psiquiatras y psicólogos de todo el país, que han tenido experiencias como las mías pero no se han atrevido a hacerlas públicas. Esto fue para mí una profunda lección. Había corrido el riesgo de documentar y presentar mis experiencias al público y al mundo profesional; mi recompensa era conocimiento, validación y aceptación.

Por añadidura, había aprendido que el conocimiento no siempre comienza con la lectura de estudios en las bibliotecas. También se puede obtener conocimiento examinando la propia experiencia. La intuición puede guiarnos al intelecto. Los dos pueden encontrarse; pueden nutrirse e inspirarse mutuamente. En mi caso, así ha sido.

Cuento todo esto porque sus preocupaciones, el tira y afloja entre su conocimiento intelectual y su experiencia, pueden ser esencialmente similares a los míos. Muchas personas han tenido las mismas experiencias y creencias que usted, tal vez muchas más de las que se imagina.

Y muchas de estas personas se resisten a comunicar sus experiencias por los mismos motivos que usted. Otras quizá las expresen, pero en privado. Es importante mantener la mente abierta, confiar en la experiencia propia. No deje que el dogma y las creencias ajenas resten validez a su experiencia personal y a su percepción de la realidad.

("A TRAVÉS DEL TIEMPO" - Dr. Brian Weiss)



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