Cuando muramos y vayamos al Cielo, Dios no nos va a preguntar qué hemos hecho en nuestra vida que acabamos de dejar en la Tierra o si conseguimos tener una bonita casa, una importante profesión, una buena familia...
Lo único que nos va a preguntar en ese momento es: ¡POR QUÉ NO HEMOS SIDO NOSOTROS MISMOS !