Os ofrezco una reflexión en estos difíciles tiempos en el que muchos de nosotros estamos invitados, queramos o no, a dar otro sentido a nuestras vidas…
Imaginad que acabáis de despertaros con el recuerdo de haber tenido un sueño absolutamente sorprendente. Un sueño tan fascinante, tan potente, tan cautivador que sigue vivo en vosotros, hasta tal punto que os preguntáis dónde se sitúa la realidad de vuestra vida.
Imaginad que vuestro sueño os ha hecho vivir momentos desconcertantes al colocaros en un mundo totalmente virtual. Es un mundo en donde el más pequeño elemento -y vosotros sois uno obviamente, tal como os pensáis- no existe por sí solo, sino que es parte de un gran juego diseñado y dirigido por una Inteligencia en estado puro, tan sutil que os hace forcejear entre una multitud de hologramas de acuerdo con la forma en que os programó… solo para vivir a través de vosotros lo que no puede vivir por sí misma.
Imaginad que este sueño os deja con la inquietante sensación de haber penetrado en una verdadera «matriz de ilusiones», algo similar a la de esta famosa película precisamente titulada «Matrix».
Imaginad por último que su funcionamiento y sobre todo su realidad os persiguen y os siguen impregnando hasta el punto de que veis claramente que estáis desempeñando un papel cuya realidad, hasta ahora y de forma arbitraria, habéis hecho vuestra…
De golpe, vuestro universo interior con sus creencias y certezas se tambalea y zozobra. Las preguntas surgen…
¿Quién eres exactamente? ¿Una partícula de conciencia virtual concebida por un Gran Programador que la dotó con un software llamado «bagaje kármico»? ¿Y quiénes son esos Guías, esos Maestros de Sabiduría que os sirven de puntos de referencia desde hace tanto tiempo? ¿Hologramas que forman parte del mismo juego como para darle sentido?
¿Y qué hay de esos Hermanos mayores que se dice que vienen de otros mundos para darnos una mano? Después de todo, ¿no serían también creaciones nacidas de la imaginación de ese mismo Programador… o el resultado de interferencias con otro programa? ¿Los reflejos de un egrégor?
Todo se vuelve posible yendo al final del «supongamos que…». Incluso estáis dudando de la realidad de vuestra alma individual, así como de su supervivencia en otros mundos tal como os los habías representado.
Además… ¿sois lo suficientemente “reales” como para pasar de un «juego de existencia» a otro… o de un nivel de dificultad a otro?
Entonces, os sentáis y os tomáis el tiempo para contemplar vuestro sueño y sus efectos. Os invade el vértigo y termináis diciéndoos a vosotros mismos: «Y si fuera cierto… Y si fuera eso, en términos contemporáneos, la famosa «Maya», la Gran Ilusionista, que nos procura esa sensación «de estar” en un mundo concreto cuando en realidad solo somos las «proyecciones» de Algo que nos sobrepasa infinitamente y que la mente que nos ha sido concedida se agota en intentar comprender.
Todo adquiere otro color diferente… ¡Todo!
¿Queréis saber? Si puedo hablaros así de este sueño, es porque he tenido la ocasión de visitarlo. A través de él, incluso he podido catar lo que llamo “la incomodidad del Despertar”.
Es una incomodidad que, creo, no perdona a nadie en un momento dado y que también frena a más de uno… pero que es absolutamente necesario tener el coraje de atravesar porque nos limpia de todo lo que nos ralentiza al no ser vital para nuestra conciencia, para nuestro Centro, nuestro corazón de Paz.
En términos menos metafísicos y, por lo tanto, más concretos, después de haber paseado por los meandros de este sueño, me digo a mí mismo hoy que la única pregunta real que debería surgir cuando uno ha emprendido esa clase de viaje hacia si mismo, es esta:
«¿Qué significaría mi vida, o más bien esta forma de conciencia que tengo de mí mismo y que habita en este cuerpo, si, un día, se diera cuenta de que ha seguido el juego de una inmensa broma, de que Shambhalla y sus Maestros ascendidos no son más que un espejismo, de que todos los «canales» en el mundo han sido engañados o engañan ellos mismos, de que la existencia de otros universos es solo una fábula y, por último, que las enseñanzas de las grandes corrientes iniciáticas no son poco más que teorías sin fundamento. Sí, ¿qué significaría mi vida? «
¿Es absurdo hacerse esta serie de preguntas tan verdaderamente nihilistas a primera vista?
No creo eso. No lo creo porque, llegados a cierto punto en un verdadero avance, me parece que hay que saber llegar al final de las cosas, es decir, ir mucho más allá del punto de confort de nuestro ego. Y eso para evitar dejar una zona borrosa e inestable en uno mismo.
También, porque me parece que, en todo profundo proceso, el hecho de saber imaginar un vacío y atreverse a dar algunos pasos con él es esencial. Es también un signo de fortaleza.
En lo que a mí respecta, la respuesta a tal pregunta rápidamente me pareció muy simple: si descubriera que eso en lo que creo y que ha conformado mi vida no es más que una gigantesca ilusión, NO CAMBIARÍA NADA… Más específicamente, no cambiaría nada de fundamental para la persona que soy, quiero decir para el anclaje de mi corazón.
Por supuesto, mi funcionamiento intelectual o mental se movería… pero a fin de cuentas su movimiento sería solo la continuidad lógica de la abertura y la revolución que llamó a él; también sería una extraordinaria manera de acercarse al significado profundo de la Maya.
«Pero después…» ¿me diréis?
Después… o más bien simultáneamente, lo Esencial permanecería intacto en mí. Quiero decir que mi punto de Luz, mi vínculo con lo Divino, este espacio de Amor que palpita en mí desde siempre, todo lo que hace Uno en mi corazón no se vería en absoluto afectado.
Esta Llama es como un tronco “desenraizable”, un Conocimiento íntimo de Lo que Es, más allá de todos los postulados, de todos los teoremas, todos los Maestros y todas las Tradiciones.
Es por esta razón, más que nunca, que se me puede quitar todo aquello a lo que he adherido, aquello que he compartido sin descanso y que es la razón de mi vida, sin que mi conexión con mi Esencia pueda verse afectada.
Poco importa que llamemos a esta Llama o punto de anclaje el Cristo Interior, la Conciencia de Buda, el Atma o que usemos cualquier otro nombre…
Os cuento esto simplemente para deciros que es esta la verdad última de la que quiero testificar… todo el «resto» son solo senderos, caminos o a veces autopistas.
Del mismo modo, la pregunta que os hago es esta: «¿Qué quedaría de vosotros y de lo que creéis haber comprendido si vuestros esquemas se desorganizaran de repente?» Es una verdadera pregunta la que os hago… porque no son vuestros puntos de referencia los que deberían contar por encima de todo, sino Eso que hay en vosotros y que permanece inalterable. Vuestro Cristal primero…
¿Puedo esperar ser contagioso en esta toma de conciencia y por tanto también imaginar que nunca pondréis vuestra fuerza en «Algo» que está fuera de vuestro Centro Último?
La audacia está ahí… así como el verdadero real.
Daniel Meurois - 23 de mayo 2020
publicado por, Isthar Luna-Sol