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28 diciembre 2021

¿QUIÉNES SON AQUELLOS 144.000 DE LOS QUE HABLA EL APOCALIPSIS DE SAN JUAN?

 


La respuesta al enigma de "los 144.000" y que, por cierto, absolutamente nadie ha conseguido descifrar -al menos ningún ser humano- la dio uno de los Servidores de los Ángeles del Señor -así se denominan a sí mismos- pero que también son más conocidos como los Elohims, ¡los Elohim de los tiempos pasados! 
No olvidemos que el Avatar y Maestro de Sabiduría Jesús (Sananda, es su nombre cósmico) es también, aunque Él jamás lo haya revelado, un ELOHIM, un Ser Solar, un Ser que habita en los Soles, pero en el Alma de los Soles no en Sol físico.

La verdad sobre los 144.000:

"Escuchad también esto: El Sol mayor de nuestra Galaxia se realiza y se despliega en 144.000 rayos... Es decir, 144.000 tipos de vibraciones distintas que son otros tantos niveles de conciencia. Aquí nivel de conciencia significa la visión del Universo, su definición y su comprensión; la lectura de sus formas, de sus colores y de sus perfumes; la conciencia de la vida con todos sus sistemas de pensamiento o de no-pensamiento posibles y mil cosas más todavía inaccesibles para la imaginación terrestre.

Todo esto sobreentiende también 144.000 familias de Espíritus o de sensibilidades diferentes.

Por tanto, es esta globalidad, este Todo del que formáis parte, el que constituye y expresa la naturaleza de lo que llamamos Dios a escala galáctica. 

Sus rayos son los "elegidos" simbólicos de algunas de vuestras Tradiciones... Como tal, cada uno de ellos se encuentra muy presente en vosotros. Está ahí, en germen, en la célula madre de vuestro corazón. Cada uno de ellos habla a su vez; os hace actuar y experimentar las facetas potenciales del Viviente, de vida en vida y de mundo en mundo... hasta los estados de Bodas o de Fusión de los que hemos hablado.

Cuando entráis en este estado de comprensión, entonces, creedme, accedéis plenamente al título interior de "nieto del Hombre". ¿Por qué "nieto" me preguntaréis? La respuesta es evidente...

Al Logos de vuestro Sistema Planetario, el Cristo bajo la identidad y los rasgos del Maestro Jesús, ¿acaso no se le llama tradicionalmente Hijo del Hombre? Si consideramos que, energéticamente, somos Sus hijos y que Él hablaba de un Padre celeste, todo encaja... En este orden de ideas, tenemos que admitir que lo que aquí llamamos Hombre, con mayúscula, no es otro que Dios en su dimensión Padre-Madre. 

Poner esta mirada sobre el Divino, es tomar por fin conciencia de que el Dios supremo al que somos capaces de referirnos es análogo a nosotros mismos en Lo que se nos promete y en nuestra realización más completa.

Dicho de otro modo, los humanos que todos somos, por no decir en algunos casos humanoides, son todavía bosquejos, esbozos, primicias del Hombre perfecto que espera en nosotros de manera individual primero, y después de manera colectiva, mediante una serie de fusiones.

En su más hermosa realización, el cuerpo humano sutil está animado por doce soles (doce chakras y no siete u ocho). Sabiendo que cada uno de estos soles corresponde a un nivel de conciencia específico y que cada uno de estos niveles se descompone en doce fases de sensibilidad, y por tanto de percepciones diferentes de la Vida, es fácil ver que llegamos al número sagrado de ciento cuarenta y cuatro. La multiplicación por mil traduce la amplificación dada por el acceso al Campo de Conciencia divino.

¿Os dais cuenta?, en efecto, existe una matemática celeste. Ésta ordena todos los niveles de la escala de la Vida, y según su armonía se despliega la triple unidad del Cuerpo, del Alma y del Espíritu.

Os lo digo... Cada manifestación de vida que nace del surgir de la Suprema Conciencia Divina, es decir, que forma parte de la Idea que genera la Creación, es por tanto potencialmente una "elegida". 

Para ser más exacto y más real, añadiré que tiene la fuerza de elegirse a sí misma estimulando y desarrollando en ella las semillas de las 144.000 vibraciones de base de su universo. Este es el verdadero sentido de la Resurrección.

El acontecimiento histórico que asociáis con la vida del Avatar Jesús tiene que ser percibido como la transposición terrestre del Gran Arquetipo Universal de la Reunificación del Ser consigo mismo, o de su regeneración."

"Cómo Dios se hizo Dios" - de Daniel Meurois 
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