Muchos/as, no lo saben, ni tienen por qué saberlo, pero el Apóstol San Pedro en su vida anterior vino al mundo en la persona de Sócrates.
Un día, alguien encuentra a Sócrates y le dice: ‘’ ¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?’’
-Un momento contesta Sócrates, antes quiero hacerte pasar la prueba de los tres tamices.
– ¿Los tres tamices?
- El primer tamiz es el de la verdad. ¿Has verificado si lo que me quieres contar es cierto?
- no, solo he oído hablar…
- Entonces, no sabes si es verdad.
- Intentemos filtrar con otro tamiz, el de la bondad. ¿Lo que me quieres contar sobre mi amigo, es algo bueno?
-¡Oh no, todo lo contrario!
- Así que me quieres contar cosas malas sobre él y ¡ni siquiera estás seguro de si son verdad!
- Quizás puedas todavía pasar la prueba porque queda un tamiz, el de la utilidad. ¿Tiene algún interés contarme lo que ha hecho mi amigo?
- No, en realidad, no.
-Entonces, concluye Sócrates, si lo que tienes que contarme no es ni verdadero, ni bueno, ni útil, ¿por qué me lo quieres contar?
Compartido por Anne Givaudan