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08 septiembre 2016

"Si estudiamos las llamaradas solares, podemos proteger la Tierra"



Tsuneta consagró su vida al estudio del Sol cuando Japón aún daba sus primeros pasos en Astrofísica, a la estela de Estados Unidos y Europa. Cuarenta años después, es director general del Instituto de Ciencia Espacial y Astronáutica de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) -organización de la que es vicepresidente-. En la Fundación BBVA, ha hablado de la influencia de la actividad solar sobre el clima terrestre y EL MUNDO ha podido hablar con él.

Pregunta.- ¿Por qué el Sol sigue siendo un gran desconocido?

Respuesta.- Cada día asumimos que el Sol sale y se pone. Pero hay muchas preguntas abiertas, como por qué tiene manchas en la superficie. Su aparición significa que existe energía en forma de campos magnéticos que, a veces, generan grandes explosiones que reciben el nombre de erupciones o llamaradas solares. Una de gran magnitud afectaría al funcionamiento de los sistemas GPS, los satélites y toda la red eléctrica, además de empeorar la salud de los astronautas y el estado de la capa de ozono, aunque aún no lo sabemos con exactitud.

P.- ¿Cómo podemos protegernos?

R.- Las erupciones solares más grandes son como la que tuvo lugar en 1859, bautizada como "Carrington", que produjo la interrupción de las comunicaciones por telégrafo. Sin embargo, los astrónomos han observado que en estrellas similares al Sol tienen lugar erupciones 1.000 veces más fuertes, por lo que algo parecido podría sucederle a nuestra estrella. Lo importante es que la ciencia sea capaz de predecir estos acontecimientos.

P.- ¿Cuándo lo logrará?

R.- Las observaciones son muy importantes, como las que realiza la misión Hinode de la JAXA o las que se llevan a cabo desde España en los observatorios de Tenerife y La Palma. El objetivo es conocer los mecanismos de aparición de las manchas solares para tener capacidad de predicción y de protección. Se trata de una contribución científica muy relevante para nuestra sociedad tecnológica pero, de momento, no es aplicable y lo lamento.

Resultado de imagen de llamaradas solares

P.- ¿Cómo evolucionan las manchas solares?

R.- Su número crece y decrece cada 11 años, como un reloj, pero no sabemos por qué. Así lo hemos observado desde hace cuatro siglos. Lo interesante es que, en las últimas dos décadas, ese periodo se ha ido alargando un par de años y el número de manchas ha disminuido; siempre que hay un periodo más largo, se reduce su número.Así sucedió entre 1645 y 1715, cuando casi no se observó mancha alguna. A este lapso de tiempo se le conoce como mínimo de Maunder.

P.- ¿Podría volver a suceder?

R.- Los científicos que estudian el Sol esperan que se produzca otra vez. Si ocurre, será la primera que se pueda observar con técnicas modernas para buscar una explicación. Es una oportunidad única.

P.- ¿Qué nos enseñaría?

R.- Cuando apenas hay manchas solares, la temperatura media de la Tierra desciende entre uno y dos grados centígrados. Entre 1645 y 1715, por ejemplo, el Támesis se congeló a su paso por Londres. Esperamos que el calentamiento global se vea compensado en cierta medida por el efecto del Sol, y ésa es una gran ocasión para entender la influencia del Sol sobre el medio ambiente. Además, al no haber manchas solares, tenemos una situación más simple que nos ayudaría a observar el universo.

P.- Usted también trabaja en la búsqueda de vida extraterrestre. ¿Por qué ese giro en su trayectoria?

R.- De forma súbita han aparecido los exoplanetas [aquellos fuera del Sistema Solar] y mi investigación sobre el Sol ahora puede aplicarse a la búsqueda de vida en ellos. Es una sorpresa enorme saber que la mitad de las estrellas lejanas tienen planetas. Algunos son similares a la Tierra porque son rocosos, con una superficie sólida y situados en la llamada zona habitable, ni muy cálida ni muy fría, donde el agua puede existir en estado líquido. De aquí a 10 o 20 años, los astrónomos podrán analizar la atmósfera de esos planetas en busca de ingredientes esenciales para la vida como oxígeno, dióxido de carbono, metano o agua con telescopios muy potentes. Así podremos elegir mejor los planetas candidatos a albergar vida, aunque esto no quiere decir que la que allí se encuentre sea como la nuestra. Hace un par de décadas, esto parecía ciencia-ficción, pero hoy los científicos hablan seriamente de ello.

P.- ¿De qué aspecto de su trabajo se siente más orgulloso?
R.- La Astrofísica no suele tener mucho que ver con nuestra vida diaria, pero mi área, en concreto, está vinculada a nuestra seguridad y ésa es la parte interesante: en cierta forma, ayudamos a la gente y eso es un regalo inesperado.

Fuente:/ El Mundo
6/09/2016

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