Es posible que haya oído hablar del científico ruso Peter Gariaev, Dr. en Ciencias Biológicas y genetista cuántico. Uno de sus experimentos más notorios fue la creación de un fantasma de un sujeto utilizando radiación de ondas. Durante el experimento, cuando se creó el fantasma, el hombre comenzó simplemente a morir. Su doble cuántico tomó toda la energía de su cuerpo durante un tiempo, y durante esos segundos el hombre estuvo muerto. Esto prueba que la genética ondulatoria existe, y además del cuerpo físico, un hombre tiene varios otros cuerpos.
Lo que llamamos alma, Peter Gariaev lo llamó fantasma cuántico, que se genera con la ayuda del ADN. Si lo proyectamos en algún lugar, utilizando el genoma de una persona determinada, ésta morirá al instante, porque todos sus campos de energía, activados por los genes, abandonarán el cuerpo y se dirigirán al fantasma. Por eso los genetistas sostienen que cada genoma es individual. Sí, hay un cierto conjunto idéntico en una persona, pero los responsables de los niveles de energía nunca se repiten.
Si el genetista tuviera razón, en el futuro sería posible eliminar a criminales peligrosos obteniendo su ADN. Pero al mismo tiempo, la humanidad podría estar al borde de la aniquilación si, por ejemplo, una red neuronal se hiciera con los algoritmos para crear tales fantasmas. Esto es lo que advirtió el científico en los últimos años de su vida.
Peter Gariaev no se limitó a sacar conclusiones sin fundamento, sino que realizó numerosos experimentos y siempre argumentó sus investigaciones. Los científicos académicos calificaron sus obras de pseudocientíficas, pero nadie pudo explicar qué hay exactamente de pseudocientífico en ellas. ¿Quizás el hecho de que el genetista reconociera los niveles de energía humana? Pues, la física ondulatoria hace tiempo que estableció el hecho de su existencia analizando los cambios en moribundos y muertos.
La genética cuántica es el arma más terrible, más que la nuclear, según el especialista. Cualquier especie biológica tiene un componente genético cuántico. En otras palabras, es hipotéticamente posible tomar una energía emitida por la radiación de onda de un virus mortal o de una bacteria muy contagiosa y emitir el fantasma de onda cuántica a la población con la ayuda de algunas torres o dispositivos. Todas las personas expuestas a dicha radiación serían irradiadas. El peligro es que esta manipulación provoque en las personas los mismos síntomas que la interacción física directa con el virus.
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