Hace pocos días, ojeando mis archivos me encontré con este artículo que fue publicado en el diario "El Mundo" el 4 de Diciembre del 2011, que no estaría de más que lo leyeran, aunque por encima, todas aquellas personas que creen que, la "información histórica" expuesta en la saga "Caballo de Troya", es real.


El artículo del diario El Mundo es un poco "espeso" y, por cierto un tanto irrespetuoso con el autor de la saga Caballo de Troya, pues se puede estar de acuerdo, o no, con la obra literaria de un autor pero no es una actitud muy noble criticarle faltándole al respeto.
De todas formas, de todo el artículo lo realmente interesante son esos doce párrafos que forman parte del 'Epílogo' y que vienen subrayados en amarillo y que dan una imagen muy clara de lo que realmente es, "Caballo de Troya". ¡Una muy buena novela!
M. Z.

"Ni serendipias ni gallinas jóvenes en vinagre: Justicia poética. No se me ocurre otra forma de calificar lo que les pasó en el número de noviembre a los de Más Allá de la Ciencia que capitanea, cuando sus obligaciones se lo permiten, Javier Sierra. Resulta que su portada está dedicada a los viajes en el tiempo y aseguran (resaca de neutrinos) que es un invento que “cambiará el mundo” (pista: está escrito en futuro). Dentro, cuatro científicos de primer nivel niegan que eso sea posible. ¿Y dónde está la gracia? Pues que la revista regala un anticipo de la última entrega (por fin) de Caballo de Troya, la novela de Juan José Benítez que él y Planeta llevan casi 30 años intentando colarnos como una investigación.
Por si alguien no lo sabe, Caballo de "Trola" (como llamamos los graciosos a la saga de Jeta Jeta Benítez) son los diarios de un mayor del ejército americano que participó en un proyecto secreto de su gobierno, viajó al principio de la era cristiana y fue testigo de los últimos días de Jesús. Como sólo me he leído el primero no puedo hablar mucho, pero creo que todo va de que en realidad el nazareno era un extraterrestre o algo así. Pero lo que diga la novela es lo de menos, lo de más es lo que dice Benítez.
Lo que pretende que nos creamos es que un día, tras presentar un libro en un programa de televisión en México, le llamó un ex piloto de las Fuerzas Aéreas americanas. Que el militar eligiera a Benítez para revelar que el Gobierno americano había logrado viajar en el tiempo es de risa. Al tipo no se le ocurre acudir al Washington Post (que destapó el Watergate), al New York Times (los papeles del Pentágono), ni a Life, Time... u otras cabeceras sinónimo de buen periodismo.
No. La exclusiva mundial se la da a un ex redactor de La Hoja del Lunes de Bilbao, que vive en un país casi en quiebra, España, y que la mayoría de americanos creen que está en Sudamérica. Teniendo en cuenta que el libro aún no se ha traducido al inglés, creo que confiar en Benítez no fue una idea afortunada. De hecho, no hay un solo investigador americano que se haya molestado en indagar en el episodio ni ha aparecido un papel que lo avale (él mismo reconoce que no los ha visto, min 3.45). Por algo será. En concreto porque la misión Caballo de Troya es mentira.
Según el novelista, la documentación original fue depositada en la caja de seguridad de un banco para que, en caso de ser “eliminado”, fuera publicada ipso facto. Pues bien, ya han pasado casi tres décadas y, o estamos ante un clon, o no lo fue, así que quizás ha llegado el momento de que esos 500 folios que le entregó el mayor vean la luz. Según afirma, él es un “científico” porque busca la verdad. Pero los científicos, cuando buscan la verdad, hacen públicos sus datos para que otros los estudien y puedan pronunciarse. La palabra de un científico no vale más que la de un trilero; los datos que pueda aportar, en cambio, no resisten la comparación.
De momento, los únicos que han aportado datos son Interviú (aquí y aquí), o Antonio Ribera y Jesús Beorlegui (en el libro El secreto de Urantia) y todos coinciden en lo mismo: Bénitez plagió una obra titulada El Libro de Urantia y que fue ‘canalizada’ entre los años 20 y 50 por unos extraterrestres a un grupo de grillados de Chicago. Ni que decir tiene que lo sigue negando.
En la primera edición de Caballo de Troya (de abril de 1984, que la editorial Planeta presentó como novela) se incluía una aclaración que luego no ha aparecido en posteriores ediciones. La página, con su nombre al final, decía tal que así:
"A manera de epílogo" incluido en la primera edición de 'Caballo de Troya' (texto íntegro).
Que, cada cual, sume dos y dos y diga si se puede seguir manteniendo que Caballo de Troya es otra cosa más que un relato basado en El Libro de Urantia. En cuanto al rigor del que presume, invito a disfrutar de sus explicaciones sobre la base científica del viaje en el tiempo (los swivels que se sacó de la manga). Somos 7.000 millones de personas sobre el planeta y ni una sola la respalda. Por algo será. Teniendo en cuenta que se permite el lujo de llamar “perfectos analfabetos” a Carl Sagan y a Stephen Hawking en La Rosa de Los vientos (min. 53.43), debería desarrollar un poco más su abracadabrante teoría.
Lo mismo se puede decir sobre sus descubrimientos acerca de la vida de Jesús, que ningún teólogo de ninguna corriente (de los más integristas a los más agnósticos) pierde el tiempo en citar. Y que no se las dé de revolucionario, no hay nada en ese Jesús suyo que no quiso fundar institución alguna que no esté, por ejemplo, en "Mentiras fundamentales de la Iglesia Católica" de Pepe Rodríguez o "Jesús no dijo eso" de Bart E. Herman. Vamos, que lo suyo tiene más que ver con El evangelio según Jesucristo de Saramago pero sin Nobel (de momento). Si el viaje del mayor es mentira, y es mentira, y El Libro de Urantia es (literalmente) una marcianada, ¿en qué documentos se basa? Nadie lo sabe porque no los cita. Y no los cita, digo yo, porque no existen.
Si por los hechos los conoceréis, los que rodean la figura del investigador están claros. ¿Qué decir de las imágenes censuradas por la NASA que incluyó en un capítulo de la serie Planeta Encantado sobre construcciones extraterrestres en la Luna destruidas con armas atómicas que encargó a una empresa de efectos especiales de Bilbao? No se corta un pelo.
Pero, lo peor no es que Benítez siga queriendo hacernos creer que su libro es una investigación rigurosa, sino el miedo que hay en la profesión por decirlo claramente. Muchas de esas luminarias que se llenan la boca hablando de rigor y ética periodística (los famosos 'periodignos') llevan años riéndole la gracia temerosos, supongo, de no enfadar a Planeta y quedarse sin publicar el libro que ha escrito su negro. Otros, por miedo a un juicio como el que le ganó a Luis Alfonso Gámez, pero no por lo que éste dijo, sino por cómo lo dijo. Y ese no es el único que ha ganado.
Ahora va diciendo por las entrevistas que para algunos es sólo una novela y que no le importa, que él sabe que hay mucho más. Que se lo digan a los de La Casa del Libro que lo tienen en la sección de 'ciencia ficción'. Yo creo que sí es importante y que ya es hora de aclarar las cosas".
diario El Mundo - Javier Cavanilles
diario El Mundo - Javier Cavanilles