Un nuevo e importante estudio realizado en Corea del Sur ha confirmado el escenario de pesadilla: Las tasas de cáncer están aumentando vertiginosamente después de la vacunación contra la COVID-19, lo que indica la llegada de una epidemia “de cáncer turbo” mucho más devastadora que la pandemia misma.
Los investigadores que rastrearon a más de 8 millones de personas descubrieron que, en tan solo un año después de recibir las vacunas, los riesgos de múltiples cánceres importantes —pulmón, próstata, mama, estómago, tiroides y colorrectal— aumentaron drásticamente.
Los resultados confirman que la campaña de vacunación masiva desató una crisis sanitaria en cámara lenta mucho peor que el propio virus.
El artículo revisado por pares, publicado el 26 de septiembre de 2025 en Investigación de biomarcadores, examinó los registros de seguros a nivel nacional entre 2021 y 2023. El equipo comparó a personas vacunadas y no vacunadas y realizó un seguimiento de los diagnósticos de cáncer en distintos grupos de edad, sexos y tipos de vacunas.
Lo que encontraron será profundamente preocupante para cualquiera a quien le dijeron que las inyecciones eran “seguras y efectivas”
Los números que no quieren que veas.
Según el estudio, las personas vacunadas enfrentaron riesgos significativamente mayores de seis cánceres importantes en un año:
- Cáncer de tiroides: hasta el 35%
- Cáncer de estómago (gástrico): sube un 33%
- Cáncer colorrectal: sube un 28%
- Cáncer de pulmón: hasta el 53%
- Cáncer de mama: hasta un 20%
- Cáncer de próstata: hasta el 69%
Estos no son aumentos pequeños. En algunos casos —como el cáncer de pulmón y de próstata— los riesgos son drásticamente mayores para quienes se arremangan.
Diferentes vacunas, mismo problema.
Los investigadores también desglosaron los resultados por tipo de vacuna:
- Vacunas de ARNm (Pfizer, Moderna): mayores riesgos de cáncer de tiroides, colorrectal, pulmón y mama.
- Vacunas de ADNc (AstraZeneca, J&J): mayores riesgos de cáncer de tiroides, estómago, colorrectal, pulmón y próstata.
- Horarios mixtos (inyecciones “heterólogas”): mayores riesgos de cáncer de tiroides y de mama.
Ningún tipo de vacuna salió ilesa, cada una mostró asociaciones alarmantes con el desarrollo del cáncer.
Los jóvenes son los más afectados.
Otro hallazgo inquietante: el riesgo de cáncer no era sólo un problema para las personas mayores.
Las personas menores de 65 años, a menudo a las que se les decía que tenían “nada de qué preocuparse”, eran más vulnerables al cáncer de tiroides y de mama después de la vacunación. Mientras tanto, los hombres mayores de 75 años experimentaron fuertes aumentos en las tasas de cáncer de próstata.
Los potenciadores lo empeoraron.
El estudio señaló que las dosis de refuerzo estaban relacionadas con riesgos aún mayores, en particular cáncer de estómago y de páncreas.
Cada reexposición a la proteína de pico puede estar provocando una mayor inflamación, mutación o alteración de los procesos celulares normales.
Por qué esto importa.
Durante años, las autoridades sanitarias ignoraron las afirmaciones de que las inyecciones experimentales podrían desencadenar enfermedades a largo plazo. Cualquiera que planteara preocupaciones era objeto de burlas por considerarlo “anticientífico”
Pero este estudio poblacional masivo proporciona datos concretos que respaldan lo que muchos médicos, investigadores y personas lesionadas por vacunas han estado advirtiendo: Es posible que nos enfrentemos a una epidemia de cáncer vinculada a la vacunación masiva.
Los propios autores admitieron que la proteína de pico comparte características con virus cancerígenos conocidos como el VPH y Epstein–Barr, y que la hiperinflamación inducida por la vacuna puede desempeñar un papel en el desarrollo de tumores.
Es hora de hacer las preguntas difíciles.
Si las vacunas diseñadas para “salvar vidas” ahora están vinculadas con enfermedades que ponen fin a la vida, ¿hasta cuándo pueden los gobiernos y las compañías farmacéuticas ignorar las señales de advertencia?
¿Deberían detenerse las campañas de vacunación masiva hasta que investigaciones independientes confirmen —o refuten— los riesgos?
Por ahora, este estudio confirma lo que muchos en la comunidad de salud natural sospechaban: la cura puede ser peor que la enfermedad.
La prisa mundial por inyectar nueva tecnología basada en genes a miles de millones de personas ha desatado consecuencias que apenas estamos empezando a ver.
thepeoplesvoice - Baxter Dmitry
28 de septiembre de 2025