En 2011, en Hawái vivía un tal Kaleo, un hombre sobre el que circulaban extraños rumores. Se decía que había heredado un don de su bisabuela chamán, quien servía en la corte del último rey hawaiano. Kaleo no era un «adivino» típico de los folletos turísticos: no vendía amuletos ni organizaba espectáculos para los turistas. Vivía de manera solitaria en una vieja cabaña a los pies de Haleakalā, hablaba con el viento y anotaba sus visiones en cuadernos desgastados escritos con letra irregular.
En otoño de 2011, Kaleo apareció inesperadamente en la redacción del periódico local Maui News. Traía consigo un paquete de madera de teca, atado con fibras de agave. Dentro había aquel mismo cuaderno, lleno de esquemas, diagramas de constelaciones y extraños símbolos que recordaban tanto a antiguos petroglifos como a planos de máquinas desconocidas. Kaleo exigió que su profecía se publicara sin modificaciones. El editor, conociendo la reputación de Kaleo, accedió, pero solo con la condición de que el texto se presentara como un «ensayo literario».
En esa carta, Kaleo describía una "señal de fuego" que aparecería en el cielo en el "año de los tres unos" (persistía en llamar al año 2025 precisamente así). Escribía sobre una "piedra, nacida fuera de nuestro mundo", que vendría "más allá de los límites de la casa estelar". Sus frases sonaban caóticas, pero se podía distinguir una secuencia aterradora:
«Vendrá desde el camino donde duerme el Sol. No del cinturón de asteroides, ni del reino de los cometas. Desde un lugar donde el tiempo fluye hacia atrás. Su cuerpo es hielo y metal, pero por dentro, un silencio que grita. Lo enviaron como mensajero. Detrás de él vendrán otros. No se parecen a nosotros. Sus ojos ven a través de las paredes, sus voces resuenan en la sangre. Cuando la piedra caiga, las puertas se abrirán».
Kaleo insistía en que el objeto (él lo llamaba «Kalakanaca» —«Aquel que trae el mensaje») sería descubierto por los astrónomos, pero su verdadera naturaleza permanecería oculta. Advertía: «Dirán que es solo una piedra. Pero una piedra no puede cambiar de trayectoria sin motivo. Una piedra no puede guardar silencio de manera tan ruidosa».
La profecía se publicó en noviembre de 2011 en la sección «Opinión». La mayoría de los lectores la consideraron una fantasía poética. Solo algunos entusiastas del club de astronomía de Maui se tomaron el texto en serio. Incluso enviaron una carta al observatorio ATLAS, adjuntando extractos del artículo. La respuesta fue cortés, pero escéptica: «Estamos rastreando todos los objetos cercanos a la Tierra. No hay nada inusual en las previsiones para 2025».
Kaleo desapareció un mes después de la publicación. Su cabaña fue encontrada vacía, y en el suelo había fragmentos de mapas del cielo estrellado con anotaciones: «Ya están aquí. Escuchan. Esperan la señal».
El 21 de junio de 2025, el sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System) detectó un objeto que se movía por una trayectoria anómala. Al principio se pensó que era un cometa, pero el análisis espectral mostró que su composición no coincidía con ningún cuerpo conocido del Sistema Solar. El objeto recibió la designación 3I/ATLAS. Su velocidad y ángulo de entrada en el sistema indicaban un origen interestelar: había llegado desde las profundidades de la Galaxia, recorriendo años luz.
Los astrónomos estaban eufóricos: era el tercer objeto interestelar confirmado después de 1I/ʻOumuamua y 2I/Borisov. Pero pronto la alegría se transformó en desconcierto. 3I/ATLAS se comportaba… de manera extraña.
Él cambiaba periódicamente de trayectoria sin razones visibles, como si ajustara el curso. Su superficie reflejaba las señales de radio de manera inusual: el eco regresaba con retraso, como si dentro del objeto hubiera un espacio vacío. En los momentos de máxima proximidad a la Tierra, los radiotelescopios terrestres captaban "ruido blanco", que algunos investigadores comparaban con "lenguaje caótico".
Los medios estallaron con teorías. Los ufólogos afirmaban: "¡Es una nave!". Los escépticos replicaban: "Solo es un asteroide inusual". Pero luego ocurrió algo que hizo callar incluso a los críticos más acérrimos.
En octubre de 2025, cuando 3I/ATLAS pasaba cerca de Marte, la nave orbital Mars Reconnaissance Orbiter tomó fotos. En una de ellas, ampliada cientos de veces, se distinguió… una depresión con forma de hexágono perfecto. Los geólogos afirmaban que eso era imposible de crear de manera natural. La astrofísica doctora Ellen Parker confesó en una entrevista con la BBC: «Si no lo hubiera visto con mis propios ojos, diría que es la marca de una escotilla».
Mientras tanto, en Hawái comenzaron a suceder eventos extraños. Los habitantes locales informaban sobre una «luz en las montañas»: destellos azul pálido cerca del cráter Haleakalā. Los chamanes de la comunidad Kahuna Nui declararon que «los espíritus de los antepasados están inquietos» y que «Kalakanaka ha llamado a los suyos».
Y luego encontraron el cuaderno de Kaleo.
Un grupo de turistas lo descubrió en una grieta al pie del volcán. Las páginas estaban llenas de nuevas anotaciones: la caligrafía claramente pertenecía a Kaleo, pero las fechas eran posteriores a su desaparición. La última entrada decía:
"Respondieron. La señal sonó. Ahora, saben dónde estamos. Mira las estrellas. Están en camino. Kalakanaka no es un invitado. Él es la clave".
El cuaderno fue entregado al FBI. Ha sido estudiado por lingüistas, criptógrafos y psicólogos. Algunos expertos concluyeron que las grabaciones posteriores podrían haber sido falsas. Pero un hecho seguía siendo inexplicable: se encontraron partículas microscópicas de una aleación desconocida en las páginas; ninguna planta terrestre pudo reproducir su composición.
¿Por qué cambia de rumbo?
¿Qué había dentro de la cavidad hexagonal?
¿Quién añadió anotaciones en el cuaderno de Kaleo?
Y lo más importante: ¿qué tipo de «señal» envió antes de irse?
Algunos científicos, de manera anónima, admiten que 3I/ATLAS podría ser un explorador. Su misión no es el enfrentamiento, sino la observación. Y su «silencio», sobre el que escribió Kaleo, era una forma de ocultar su presencia hasta el momento en que «se abrirán las puertas».
Hoy en Hawái, los turistas a veces preguntan por Kaleo. Los habitantes locales responden de manera evasiva: «Se fue a donde nuestros ojos no pueden llegar». Y por la noche, si se observa el cielo estrellado, se puede notar que algunas de ellas parpadean un poco más. Como si alguien respondiera con la mirada.
Авиатехник - 5 de Noviembre de 2025