"Echad, pues, por la borda vuestras iras, vuestros rencores, vuestras frustraciones, vuestros orgullos y todas vuestras pobrezas, y decid, primero a vosotros mismos, y luego al conjunto de la Humanidad, a la Creación: ¡Perdón!
Hay que atreverse a clamar esa palabra, a vivirla sin que esté teñida de moral, y sobre todo sin que esté teñida de culpabilidad, ya que está más allá de todo eso... ¡Porque quiere decir, Amor!
La única finalidad de los sufrimientos psíquicos y físicos es haceros comprender esta máxima verdad. ¡Nunca os los ha enviado algún dios antropomórfico lleno de ira o de alegría!
¡Provienen de vuestro Espíritu, es decir, de lo que sois realmente, más allá de vuestras almas! Y, es a él, a vuestra esencia de Luz, y no a vuestro Creador, a quien os debéis dirigir para todas las "reclamaciones" que os hacen encabritaros ante la vida a nivel del cuerpo y de la conciencia.
Mientras no hagáis estallar las burbujas de vuestros dogmas, seguiréis bebiendo hasta las heces el cáncer, el sida, las psicosis y las neurosis. Y, sabed que esos dogmas no son productos ajenos. Todos sois cofundadores desde hace miles y miles de años. Habéis participado en su lenta elaboración; sois cómplices de su subterfugio, bien por haberlos originado directamente en otros tiempos, bien por vuestra apatía con respecto a su aparición y desarrollo.
Y, sin embargo, sólo conozco una ley para vosotros: ¡la de vuestro corazón! Es una ley, infinitamente subversiva, porque instala un orden, junto al cual, el rompecabezas de las organizaciones terrestres, aparentemente tan bien pensado, cobra aspecto de borrón.
¿Habéis comprendido, amigos, que os llamo a la Salud total, a la recuperación de vuestras fuerzas de independencia y de Amor?
Llamo a la sublevación de vuestra voluntad ante los poderes esclavizadores, que ya se han alimentado bastante de vuestra apatía".
Un Avatar
("Por el Espíritu del Sol") A. y D. Meurois-Givaudan
Nota de M.: (libro-discurso "transmitido" a "los dos candelabros"...) y, ¿es necesario decir el nombre del Avatar?