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26 junio 2016

Su energía (la de los Seres Solares) es tan potente que desintegraría todo aquello a lo que se acercase.

Entresacamos unas líneas del libro de Anne Givaudan: "Alianza. Mensaje de Venus al pueblo de la Tierra", para poder explicar a qué se refieren los Seres Solares cuando en el reciente Mensaje del 23 de junio de este año 2016, dicen: Cuando decimos "nosotros", sólo pueden ser algunos de los seres de las estrellas. En lo que se refiere a nosotros, los Solares, cualquier intervención sobre la Tierra tendría un impacto demasiado profundo que podría resultar perjudicial, por la gran cantidad de energía difundida, y eso no lo queremos.


 Representación aproximada de un Ser Solar.

Debemos tener presente que la prestigiosa y fidedigna contactada y emisaria de nuestros Hermanos Mayores de las estrellas: Anne, hace unos años atrás, tuvo el enorme privilegio de ser "invitada" al planeta Venus, el cual, hace millones de años que accedió a la cuarta y quinta dimensión. Fue llevada, en un primer momento, a una inmensa nave nodriza, pero no con su cuerpo físico sino con su cuerpo astral o sutil, y luego, sería trasladada hasta el planeta Venus. Allí, entre otros grandes seres, encuentra a Sumalta, que la instruirá sobre diferentes aspectos de la vida en Venus, e incluso, en la Tierra...

"Acabo de recibir -dice Sumalta a Anne- una comunicación de los Seres a los que esperan los aquí reunidos. Vienen de mucho más allá de nuestro Sistema Solar y, se excusan por su retraso debido a una reunión de la más alta importancia que acaban de tener en su planeta. La guerra de las estrellas no es una novela de ciencia-ficción y es urgente tratar ciertos puntos que podrían llegar a convertirse en conflictos...

Perdida en mis pensamientos, me sobresaltan unos gritos roncos que de golpe recorren el espacio. Dos grandes pájaros con alas de un blanco irisado, vuelan en el cielo amarillo anaranjado (de Venus), a algunos metros por encima de nosotros. El espectáculo me resulta extraño, porque hasta ahora he visto pocos representantes de la especie animal. Me parece oír un susurro en el batir de sus alas:

- "Están aquí, están aquí... Ya llegan, ya llegan..." ¡parecen decirnos! 

Su vuelo lento y majestuoso es en sí mismo un espectáculo, pero el silencio que sigue a su paso tiene una consistencia y una densidad extrañas. Los dos pájaros acaban de salir de nuestro campo de visión cuando un soplo recorre la asamblea, un murmullo de satisfacción y de alegría, tras una larga espera.

Sólo percibo una bruma vaporosa que se densifica poco a poco, y de repente, tras unos instantes, delante de la asamblea expectante, veo materializarse lentamente tres grandes siluetas cuyas emanaciones imponen un inmenso respeto. No un respeto debido al miedo, no, sino un respeto que se debe al amor que los tres seres desprenden. Sería incapaz de describirles, ¡lo que se manifiesta de ellos es tan cambiante, móvil e impalpable!

Las tres grandes siluetas avanzan y sus pasos parecen rozar el suelo más que tocarlo. Sus ropas o abrigos, de una fluidez desconocida, siguen con gracia cada uno de sus movimientos.
Todo es tan móvil que sus cuerpos me hacen pensar más en energías, en llamas en movimiento que en cuerpos desplazándose.

Mi amigo el Sabio (un ser de Venus), de nuevo a mi lado, aporta un enfoque particular al espectáculo que se desarrolla ante mí:

-"Estos seres vienen de un lejano planeta muy cercano a su Sol; forman parte de los pueblos solares y les es más difícil, aunque esta palabra sea inexacta a su nivel, densificar su alma y hacerla perceptible para todos los aquí reunidos.

Si están aquí, es porque el planeta (Venus) y sus habitantes están preparados interiormente para recibirlos. En caso contrario, su energía es tan potente que desintegraría todo aquello a lo que se acercase".

- "¿Significa esto que una energía, por muy bella que sea, no podría manifestarse sin causar problemas a los seres cuyas vibraciones no hayan alcanzado un cierto nivel de transparencia?" -me aventuré a preguntar-.

- "Eso es, y la palabra transparencia está perfectamente escogida. En efecto, una energía que se densifica tiene una emisión que se extiende kilómetros a su alrededor, y cuanto más potentes sean las capacidades de Amor u otras emitidas, más se imprimen sus vibraciones sobre la materia y en todo lo que esté vivo. Se trata de una Ley totalmente física y que, conlleva riesgos.

Sería como dar una corriente inadecuada a una máquina que funciona con un voltaje más débil... Sólo la transparencia y la fluidez de un ser permiten un contacto de este tipo sin dañar."



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