Lo primero que se nos viene a la cabeza cuando oímos las palabras medicamento o medicina es una caja de pastillas y una receta médica.
Pero, lo cierto es que no todos los fármacos son cajas de pastillas. Existen sustancias y energías curativas más fundamentales, esenciales y básicas. Están al alcance de todos nosotros en esa vasta farmacia llamada naturaleza, en la que cada uno es su propio médico, y es el propio cuerpo el que le envía de vez en cuando, cada vez que las cosas no funcionan, pequeñas recetas. Esas recetas son los indicios y síntomas que cada uno de nosotros advertimos de manera subjetiva.
Me voy a permitir una pequeña analogía: cuando estamos deshidratados, el cuerpo nos dice que necesitamos agua. La sed es nuestra percepción subjetiva. Sentimos la boca seca y sabemos que si bebemos agua (una sustancia natural), el problema quedará resuelto.
No precisamos que ningún médico nos lo diga, puesto que sabemos de manera instintiva que sólo bastará con el agua.
Asimismo, los fármacos no se limitan tan sólo a pastillas, cápsulas o tabletas convencionales con nombres, dosificación, fechas de caducidad y código de barras.
Existen otros remedios indispensables, fiables y abundantes en la naturaleza, y la luz solar es el más fundamental de ellos. Es uno de los incontables y potentes medicamentos que se encuentran en la botica de la naturaleza.
Por desgracia, se ha culpado al Sol acusándolo de ser la causa y no la solución a muchos de nuestros problemas. Permíteme, lector, que ilustre este dato: estás en una sala de espera hojeando una revista. Una mujer joven de expresión significativamente sombría sujeta la fotografía de una bella y sonriente chica rubia: «Mi hermana se mató sin querer. Murió de cáncer de piel», reza el pie de un anuncio oficial.
Produce un gran impacto y compasión. Trasluce miedo y ansiedad.
El mensaje es alarmante: «Protegerse del Sol debe ser una forma de vida», y causa pánico. De hecho, no se quiere ser víctima del daño solar, una triste foto enmarcada; de modo que la primera reacción es ir sin tardanza a una tienda y comprar protección solar, la forma de protegerse de los peligros de la luz solar, como nos han hecho creer.
Pero, ¡espera un momento! No hay que tomarse todo al pie de la letra. ¡Te acaban de engañar con una buena patraña!
El Sol no es nuestro enemigo, sino que, por el contrario, es nuestro amigo. Existimos porque él existe. Si abandonas lo natural a favor de lo antinatural no harás más que buscarte problemas. Estás sacrificando tu salud y quizás incluso tu vida en aras de las ganancias económicas de gente que ni siquiera conoces.
En realidad, el inquietante y perturbador «anuncio oficial» de la revista lo presentaba una importante organización benéfica contra el cáncer, y estaba financiado por una empresa con un claro interés económico.
Dicho de otro modo, no es otra cosa que un anuncio pagado por una empresa líder en la fabricación de cremas para el Sol. Se estuvo publicando todo el verano en varias revistas femeninas.
Cito literalmente la advertencia del anuncio: «Si no se controla, el cáncer de piel puede ser mortal». También insta a «usar crema de protección solar, taparse y controlar los cambios en la piel».
Veamos la triste realidad. Después de indagar un poco, se advierte que la mujer de la fotografía es una modelo profesional, no una víctima del cáncer de piel. Además, el patético mensaje da a entender que quienes mueren de cáncer de piel lo hacen debido a su propia imprudencia.
Para muchos, este anuncio es una simple manipulación de la opinión pública. Para otros tantos, se trata de un abuso de la confianza y la fe que la gente pone de manera inocente en una organización que supuestamente aboga de todo corazón por el interés público.
El incidente llegó a ser un gran motivo de preocupación entre los intelectuales y la población, en especial desde que la misma organización llegó a ser la institución benéfica más rica de la nación (EE.UU.), debido en gran parte a la perspicacia de sus relaciones públicas. Y el hecho de que aún se recuerde al principal creador de la organización por las campañas que produjo, devastadoras y efectivas, en pro del consumo de tabaco, con eslóganes como el de:
«En vez de un dulce, toma un Lucky (cigarrillo)», no ayuda precisamente a devolver la credibilidad a la clase dirigente.
Esa organización está diciendo la verdad, en parte, cuando afirma que el cáncer de piel es mortal, ya que, de hecho, existe un tipo de cáncer de piel que lo es: el melanoma maligno. Pero ese tipo sólo representa el 6% de los cánceres de piel que se diagnostican cada año en EE.UU.; el 94% restante no es mortal. Por desgracia, la mayoría de las personas tan sólo tiene una ligera idea de la diferencia entre los escasos cánceres de piel potencialmente mortales y los benignos.
Según parece, diversas organizaciones se aprovechan de esa falta de conocimientos del ciudadano medio.
Los tipos de cáncer de piel más comunes (los carcinomas de células basales y los de células escamosas) ni siquiera se consideran cánceres según los datos del National Cancer Institute, que reúnen información epidemiológica acerca de la incidencia e índices de supervivencia del cáncer en EE.UU. Los cánceres de piel de células basales y escamosas raramente producen metástasis, casi siempre se curan con facilidad, y en muy pocos casos producen la muerte. Nadie ha oído hablar de esos cánceres más comunes como «carcinoma mortal de células escamosas» o «carcinoma letal de células basales».
Advertir al público en general de que la exposición al sol provoca cánceres de piel que se cobran vidas de manera despiadada, sin distinguir entre los raros melanomas de piel mortales y los mucho más comunes tumores de piel curable, parece un esfuerzo deliberado para infundir miedo en la gente, cuando no terror. El motivo salta a la vista: fomentar las ventas de cremas de protección solar y otros productos similares. Se trata de una cuestión de dinero.
La verdad es ésta: las cremas de protección solar sólo evitan, como mucho, las quemaduras, y no el único e infrecuente tipo de cáncer de piel mortal: el melanoma maligno. No existe una asociación concluyente entre las quemaduras solares y los melanomas.
¿Es lógico entonces sugerir que las cremas solares pueden evitar la muerte por cáncer de piel? De hecho, los estudios indican que utilizar cremas de protección solar aumenta el riesgo de desarrollar melanomas.
Con este libro deseo que la gente vaya más allá de las patrañas y mentiras que le han explicado sobre la exposición al Sol, y, lo que es más importante, que se conozcan los numerosos beneficios de la luz solar. Mereces, lector, saber la verdad. En el mundo actual la conciencia lo es todo.
Autor: Andreas Moritz,
mayo de 2010
«Atrévete a abrir la mano en la oscuridad, a conducir a otro a la luz».