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05 julio 2022

EL MENSAJE DE UNA CIVILIZACIÓN QUE EXISTIÓ EN LA TIERRA EN UNA ÉPOCA REMOTA.

  


“Lo que en este mundo de tres dimensiones parece irracional e increíble es normal en los planos superiores de la consciencia”. (Miz Tli Tlan)

Hay verdades que, aunque hayan sido reveladas desde los orígenes de la Tierra, serán conocidas tan sólo por una minoría restringida de seres espiritualizados; y hay otras que sólo ahora pueden y deben ser reveladas, dada la situación de emergencia en la que el planeta se encuentra.

El mensaje que se transcribe está basado en el informe Brodie y en la informaciópn suministrada por un Miembro del Concejo Alfa y Omega.

En pasada fecha reciente, 1941, científicos norteamericanos ya habían sido advertidos, al trabajar en la elaboración de un arma peligrosa, que su fabricación no sería permitida por las leyes extraterrestres. El presidente Franklin Delano Roosevelt, sustentador principal del Proyecto Manhattan, de construcción de la bomba atómica, recibía por vías inusuales, advertencias de que las pruebas de Shagg Field no deberían continuar porque amenazaban a toda la vida planetaria.

Roosevelt hizo caso omiso de tales advertencias, y así fue anunciada la primera bomba atómica de la historia humana (1945).

A partir de esa fecha el ser humano fue abandonado a su suerte porque se situó orgullosamente contra las leyes divinas que se aplican a la procreación. La raza de la superficie de la Tierra se viene contraponiendo siempre a lo divino, como sucedió en la Torre de Babel de la Biblia, o en Sodoma y Gomorra o en los días de la Atlántida. Usando el propio libre albedrío, el hombre nunca tuvo verdadero conocimiento; haciendo siempre lo que quería, se distanció de las leyes de la naturaleza y de las leyes del universo, y de las leyes del Creador, tomando el camino que lo llevó a la civilización que hoy se está descomponiendo.

Conviene aclarar que existen tres tipos de mundos, y que a pesar de que siempre se deseó la integración de las civilizaciones que los habitan, ellas nunca llegaron a relacionarse realmente.

Está el mundo extraterrestre del cosmos, el mundo intraterreno de la Tierra hueca, y el mundo de la superficie. Este último marcha rápidamente hacia la destrucción que nuestros antepasados tampoco pudieron evitar, y que cierta vez convirtió al planeta Tierra en gigantesca tumba repleta de cadáveres hediondos, ruinas y desolación.

Eso aconteció en una época remotísima, fuera de la posibilidad de vuestros cálculos. En aquel tiempo, el hombre fue testigo de los hechos, pero nada pudo hacer. En aquellos remotísimos tiempos nuestro desarrollo tecnológico alcanzó grados asombrosos de perfeccionamiento. Logramos efectuar, de modo controlado, incluso a distancias fabulosas, la descomposición de la materia en unidades de energía y también su recomposición. Los efectos de los residuos radiactivos eran controlados.

Esa práctica dio margen al surgimiento de usinas (o estaciones desintegradoras), en las que máquinas podían transformar energía en personas, o proyectar energía hasta cualquier ciudad de la Tierra, en la que otra máquina la incorporaba. Después se volvió común que cada individuo dispusiese de su propia máquina.

Prácticamente, para nosotros no había secretos. “Gracias a nuestros conocimientos científicos podíamos hacer casi todo lo que queríamos, inclusive prolongar la vida indefinidamente. Eso era posible con el uso del proceso de hibernación que nuestro sistema social permitía, y que consistía en permanecer durante años con las funciones vitales suspendidas, bastando después la ingestión de una pastillita para que volviéramos a la vida activa.

Comentario: Continuare con este increíble relato, que a la postre pareciera ser sacado de un libro de ciencia ficción. Más, no es así, pues ya he citado en otros mensajes que somos seres de 5D recordando (despertando) la sabiduría de nuestro pasado remoto.


Franklin Delano Roosevelt, 30 días después de haber anunciado al mundo la primera bomba atómica de la historia humana, moría, el 12 de abril de 1945.

Después Harry Truman continuo con la gestión de Roosevelt y lanzo (6 y 9 de agosto de 1945) la devastadora bomba que destruyo Hiroshima, causando más de 250.000 desencarnaciones. Sin contar los desencarnados por una 2da bomba lanzada sobre Nagasaki.

En un mensaje anterior (sic) mencionaba que la palabra original griega para “cielos” es “Ourania”, que representa también la raíz para “uranio”. Empero, el hecho de haber lanzado contra nuestros semejantes una bomba termonuclear, equivalía a haberle dado al Creador una cachetada en su rostro.

Es necesario traer a colación este relato inicial por cuanto hay mucha similitud con los graduales adelantos científicos que se ven hoy en día, en cuanto al dominio del átomo, y con lo que ocurrió otrora en esa civilización anterior de la superficie, y sus adelantos y dominio del átomo, prolongación indefinida de la vida, descomposición de la materia, usinas desintegradoras, hibernación, etc., etc.

Todo ello, a partir del dominio y control de la energía atómica y sus adelantos científicos sin parangón alguno y sin tomar en cuenta el avance de la “CONCIENCIA”, en relación con el ininterrumpido progreso tecnológico.

Después de ese descomunal adelanto científico, según nos relata el Miembro del Concejo Alfa y Omega, con la colaboración de la energía de MIZ TLI TLAN, el referido relato se encuentra sustentado bajo el Informe Brodie, elaborado por la Junta Aeronáutica Civil de los Estados Unidos, el cual consta en la Circular 54-AN/49, de 1958, de la Organización de Aviación Civil Internacional, con sede en Montreal, Canadá. Y figura también en la carpeta 1-0093 de la Junta; según el libro “Otra Civilización Nos Domina”, del autor argentino Ángel Polo.

En fin, veamos ahora lo que recoge la historia sobre esos seres de esa civilización anterior… Pero estábamos cometiendo un error. No habíamos advertido una aberración en la estructura sobre la cual habíamos cimentado la sociedad terrestre de la superficie: los motores de nuestra poderosa tecnología eran alimentados exclusivamente con energía atómica. Conocíamos otras formas de producción de energía limpia, pero estábamos satisfechos con el grado de seguridad obtenido con la energía atómica. Obviamente, en los primeros tiempos tuvimos que ocuparnos de los residuos radiactivos, los cuales los colocábamos en cápsulas especiales, enterrándolos.

Después, conseguimos transformar esos residuos y, por fin, llegamos a lo que llamamos “cadena de consumo sin pérdida”. Era como si uno de los motores de hoy, movido por gasolina, recogiese y reutilizase permanentemente, para su funcionamiento, la totalidad de los gases generados por la propia combustión…

Creíamos haberlo conseguido todo, cuando uno de nuestros matemáticos advirtió que, imprevistamente, después de cierto tiempo, (que vosotros medís en una centena de años) las líneas espectromagnéticas de la energía reciclada ya no respondían a las rígidas leyes que hasta entonces habían obedecido.

Para decirlo de otra forma: ¡se rebelaron!! Cuando lo supimos era demasiado tarde. Nuestra ciencia había cumplido su ciclo y todos recordábamos las sabias palabras del último filósofo: “Sin embargo, la muerte está ahí”.

El tenor radiactivo de la atmósfera comenzó a subir a pasos agigantados, provocando agujeros negros en las capas de ozono que envolvían a la Tierra. Rápidamente, se tornó inútil la maquinaria supercompleja que sustentaba la estructura de nuestra civilización. ¡Habíamos construido verdaderos monstruos de la cibernética.

¡Aquella sociedad perfecta, superdesarrollada, era nada más que un parásito de un gigantesco animal tecnológico!! No habíamos progresado como raza; por el contrario, permanecíamos en un ciclo primario: La tecnotrónica nos había dominado.

Habíamos quedado a merced del progreso tecnológico, sin haber tomado en cuenta inadvertidamente el desarrollo de la CONSCIENCIA, que se quedó rezagada. ¡Ese fue nuestro peor error, pues, permitimos que la materia la aventajara!!

Ipse dixit… JARM. Cualquier similitud con la irreverencia científica y sus adelantos tecnológicos de hoy en día, y la soberbia actitud de gobernantes que a diario juegan con amenazas termonucleares, empero, tienen que mirar con humildad y actitud reflexiva lo acaecido en tiempos remotos con esta civilización anterior; a fin de evitar los tiempos finales, anunciados insistentemente, por elevados seres de recientes épocas.

El Concejo Alfa y Omega está integrado por seres de ésta y de otras galaxias que, a pesar de no ser tridimensionales, pueden encarnar en nuestro planeta. Para contribuir, en el trabajo de desarrollo planetario, con las Jerarquías Intraterrenas y Extraterrestres, y con los autoconvocados de la civilización de la superficie de la Tierra, útiles para la evolución planetaria.



Después de que los efectos radiactivos comenzaron a hacer su trabajo, con una atmósfera minada por agujeros negros en las capas de ozono, que envolvían a la Tierra, muchos de nosotros se fueron al interior de la tierra, y otros optaron por quedarse en las ciudades de la superficie desafiando el índice creciente de radiación.

Sufrieron deformaciones óseas, quedaron ciegos como consecuencia de cataratas en el cristalino, y finalmente murieron por falta de coordinación motora. Tremendos cataclismos fragmentaron la capa exterior de la Tierra en millares de pedazos, como si una explosión descomunal hubiese dado cuenta de nuestro mundo devastado.

Fue necesario que pasaran cerca de cuatrocientos siglos (40.000 años) para que volviéramos a sentirnos fuertes, y supiéramos en CONCIENCIA que habíamos llegado de nuevo al punto exacto en el que los caminos se bifurcan, en el que los forjadores de la raza otrora se equivocaron y empezaron a declarar su muerte.

Supimos aprovechar la segunda oportunidad, siguiendo fielmente los postulados del decálogo que habíamos heredado de los “primeros”, decálogo que la tradición se encargó de mantener vigente. Había en esos decálogos cosas que hablaban sobre la experiencia otrora vivida en la superficie de la Tierra, y que durante milenios no pudimos entender.

Sólo de a poco, con el progreso de la nueva ciencia, y con una CONSCIENCIA a tono con los dictados del Creador, las indicaciones llegaban a tener sentido para nosotros, como por ejemplo: LA ENERGÍA ATÓMICA ES CAUSA DE MUERTE, NO DEBE SER EMPLEADA.

El redescubrimiento que hicimos del ÁTOMO develó el sentido de esa peligrosa energía, y nos alertó para no seguir profundizando su estudio y uso. Esta vez optamos por buscar la energía del magnetismo, pero descubrimos que campos magnéticos de determinadas intensidades producen alteraciones físicas en los objetos y en los seres. Entonces, abandonamos ese sistema y ensayamos otros, hasta que nos decidimos por la energía obtenida a partir de la captación de fotones ONO-ZONE, provenientes de las estrellas, los cuales nos llegaban del exterior a través de canales o pozos intermagnéticos.

Se verificó que durante miles de años no se habían registrado señales de la eclosión radiactiva que afectara a nuestros antepasados. La naturaleza, lenta pero implacablemente, eliminó todos los vestigios de la contaminación. Fueron miles los que desearon abandonar la tierra interior, y los gobernantes nos prohibieron dejar el mundo interior para evitar la degeneración que otrora alcanzáramos cuando éramos hombres de superficie.

Los gobernantes otorgaron un plazo, para el regreso de los que habían partido. Vencido este plazo, quienes no regresaron constituyeron la base que dio origen, en la superficie de la Tierra, a la raza amarilla, fundada en la China, en el Japón y en la costa oriental de México y en el extremo sur de la Argentina. En verdad, antes de eso, había en la China hombres blancos y negros; los amarillos que hoy conocemos son intraterrenos en su origen.

ipse dixit JARM… Este relato suministrado por un Miembro del Consejo Alfa y Omega (Ser de luz que viaja en una nave extraterrestre), se refiere a las civilizaciones intraterrenas de Miz Tli Tlan, Erks, Aurora, Telos y tantas otras ciudades, que otrora poblaron la superficie terrestre. Alcanzaron en ese tiempo un desarrollo tecnológico de dimensiones monstruosas, gracias al dominio del átomo (energía atómica) que a la postre fue el causante de la destrucción de su civilización. Todo ello, por obviar o haberse olvidado, que en paralelo debieron haber evolucionado a la par con la CONSCIENCIA.

El caso es que ahora, después de una lenta evolución de los hombres que habitan (habitamos) la superficie de la Tierra, empero, ahora sus gobernantes, se apresuran a caer en la misma TRAMPA en que cayeron aquellos de la raza primigenia.

Pues, el primer paso que han dado en esa dirección es la fabricación de la BOMBA ATÓMICA; artefacto cuya peligrosidad no tiene límites y que servirá para edificar gobiernos de terror, lanzando al mundo a un desastre total. La soberbia de los actuales gobernantes de la superficie que amenazan con usar de nuevo esa energía, no oyen, y desobedecen las Leyes divinas de la Creación. Y, son reacios a aceptar que, LA ENERGÍA ATÓMICA ES CAUSA DE MUERTE, Y NO DEBE SER EMPLEADA.

Fuente: “Miz Tli Tlan. Un Mundo que Despierta”, TrigueirinhoPrimera Parte, basada en el informe Brodie y en las palabras de un Miembro del Concejo Alfa y Omega.

José Agapito Ramírez Montes



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