Estar solo y sentirse bien es un arte. Probablemente muchos rehuyen de la soledad porque ésta implica estar consigo mismo, reflexionar y conocerse. Los oficios creativos requieren soledad; en el caso particular de la escritura, es necesaria para estimular el pensamiento y fijarlo en la redacción.
Henry David Thoreau dijo: “en la medida en que alguien simplifique su vida, las leyes del universo parecerán menos complejas, y la soledad no será soledad”. El escritor estadounidense Don DeLillo afirmó que: “un escritor toma serias medidas para asegurar su soledad, y luego encuentra la forma infinita de despilfarrarla”. El no saber estar solo es uno de los síntomas más desafortunados que el cineasta ruso percibía entre la juventud.
La soledad es tal vez el ejercicio más natural a nuestro alcance. Es ahí cuando logramos cultivar algunos de los estados más nutritivos para la mente y el espíritu, cuando experimentamos las más sustanciosas tormentas y la más reconfortante quietud.
Practicada sanamente la soledad es un vehículo exquisito. Nuestro diálogo interno adquiere tintes particulares y nos vemos obligados a confrontarnos con nosotros mismos, nos auto-revelamos sin intermediarios.
Sin embargo, en muchos contextos se menosprecia, se sospecha de ella o inclusive se le teme; se evita a toda costa y se asocia con la derrota social o el aburrimiento. Y esta aversión cultural por la soledad termina por privar a millones de personas de aprovechar, y disfrutar, las bondades que solo ella provee.
Entrevista a Andrei Tarkosky:
¿Qué le gustaría decirle a los jóvenes? Pregunta el entrevistador a un Tarkovsky plácidamente posado sobre un árbol.
A lo que el cineasta ruso, cuya obra por cierto destacó por comulgar con elementos como la pausa, el silencio y la soledad, responde que su principal consejo sería el aprender a cultivar la soledad:
No sé, creo que solo me gustaría decirles que aprendan a estar solos y procuren pasar el mayor tiempo posible consigo mismos. Me parece que una de las fallas entre los jóvenes es que intentan reunirse alrededor de eventos que son ruidosos, casi agresivos. En mi opinión, este deseo de reunirse para no sentirse solos es un síntoma desafortunado. Cada persona necesita aprender desde la infancia cómo pasar tiempo con uno mismo. Eso no significa que uno deba ser solitario, sino que no debiera aburrirse consigo mismo porque la gente que se aburre en su propia compañía me parece que está en peligro en lo que a autoestima se refiere.
Consejos de Andrei Tarkosky para jóvenes que temen a la soledad.
por Marisol Garrido