1.- ¿Cómo describe la tradición Esenia los cuerpos de Luz, el campo de energía presente en y entorno a los otros cuerpos? ¿Cómo está presente? Ante todo, hay que saber, que la tradición esenia daba información sobre todo de la Tradición esotérica. Esa que se transmite de forma oral. No podemos encontrar ni textos ni esquemas sobre este campo. En realidad, los primeros esenios partían del principio de que el cuerpo de luz era múltiple. Es decir, que se constituía de cierto número de “capas luminosas”, cada una de esas capas eran la expresión de un nivel de ser.
Para ellos, el cuerpo de luz en su conjunto no era la consecuencia del cuerpo material, sino más bien todo lo contrario, el principio de éste. Si lo asimilamos al alma, podemos decir que, para ellos, el alma preexistía al cuerpo de carne. Esto significa que consideraban la carne como la prolongación, la declinación más densa de una realidad luminosa primordial. Por otro lado, establecían una distinción muy clara entre el cuerpo del alma y las emociones de este, lo que llamamos hoy los diferentes estratos del aura.
En este sentido, según su comprensión de las cosas, el cuerpo luminoso y sus radiaciones eran portadoras de la verdad del ser. Traducían -o revelaban- el estado de salud del alma. En ese nivel es en el que se esforzaban en trabajar, ya que partían del principio de que los disturbios del cuerpo físico, casi invariablemente, eran las consecuencias directas de las disfunciones del alma.
2.- ¿De dónde viene? Para los esenios, ¿Cuál es el origen de este cuerpo de luz? Para ellos el cuerpo de luz, nacía de una realidad más luminosa aun, la de los “cuerpos del Soplo” hoy, nosotros lo llamaríamos “espíritu”. Veían ahí un principio incorruptible y andrógino directamente nacidos de la Conciencia Divina. El cuerpo de luz, o más aun, el alma, fue considerado como la prolongación densa y sexuada del “cuerpo del Soplo”.
Era el cuerpo luminoso el que permitía la experimentación de la dualidad, ya que su “sexsualización” inducía al estado de separación en su movimiento de densificación hacia la carne. Para los esenios el cuerpo luminoso del alma representaba el puente entre el Soplo divino y el mundo material.
Era un lugar de reunión, igual que el tronco de un árbol permite a sus raíces y a sus ramas cumplir sus funciones de abajo hacia arriba y de arriba hacia abajo. Las semillas vienen de arriba, su nacimiento de abajo, mientras que su crecimiento se expresa en el punto de encuentro entre el Cielo y la Tierra, que es el tronco. La imagen Arquetipal del árbol está constantemente presente en las enseñanzas esenias, igual que en la tradición Cabalística de los Sefirots.
3.- ¿Qué aplicaciones? ¿Cómo utilizaban los esenios este saber? Este conocimiento fue dirigido hacia un solo fin: la maestría de la salud del ser. Las terapias esenias se consideraban holísticas incluso si este término no existía entonces. Consideraban la realidad global del ser humano, es decir, con su multitud de declinaciones, de sus niveles de conciencia, eso que hoy llamamos “niveles vibratorios”.
En términos actuales, podría decir que, para ellos, un hombre santo en el sentido pleno del término, necesariamente era un hombre sano en la medida en que se ha instaurado la salud en todos los niveles de su ser por medio de la pacificación total que genera el estado de no dualidad. Este estado es en el que el espíritu y la materia se reconocen el uno en el otro hasta casarse. A esto se le llama las Bodas espirituales o Bodas Alquímicas. Es una sublimación que se produce en la famosa Cámara Nupcial de los Gnósticos, que es un estado vibratorio absolutamente sagrado.
4.- Según los esenios, ¿cómo se desarrolla la capacidad de percibir este cuerpo de luz? Evidentemente, existía toda una serie de ejercicios dirigidos a percibir el cuerpo de luz y sus radiaciones que emanan constantemente de él. Su práctica formaba parte del entrenamiento de los alumnos terapeutas cuidadosamente seleccionados por sus capacidades. Sin embargo, los profesores insistían en el hecho de que los ejercicios en cuestión no bastaban para el desarrollo pleno de la capacidad de entrar en contacto, ya sea visual o táctil, de forma global con el cuerpo de luz.
Todos los iniciados sabían que para terminar de abrir los canales del organismo sutil, solo una ascesis de vida que incluía la maestría de los pensamientos, de la palabra, una práctica diaria de la compasión y del servicio al otro. De manera general, era la pureza del alma y su progreso largo y paciente en la escuela de Vida lo que le permitía, poco a poco, entrar en relación afectiva con la estructura íntima, invisible y original del ser humano.
Leer los cuerpos de luz no era un fin en sí, era la consecuencia lógica de una forma de vida que exigía una constante superación de sí mismo y apuntaba a la liberación de la Conciencia.
Daniel Meurois y Marie-Johanne C- Meurois
“Así curaban ellos”,“las enfermedades kármicas”, “El Metodo del Maestro”, “Lo que ellos me dijeron”, “Memorias de esenio” y “El Gran Libro de las Terapias Esenias y Egipcia"