Hoy en día, los poderes demoníacos se mueven a su antojo en todos los productos de la tecnología: sus actividades se extienden hasta en la esfera de la voluntad humana, pero los seres humanos aún no están preparados para reconocerlo...
Rudolf Steiner: "No pasará mucho tiempo después del año 2000 cuando el mundo tendrá que experimentar cosas extrañas. La mayor parte de la humanidad estará bajo la influencia de Occidente. De Estados Unidos surgirá una especie de prohibición de pensar, no de forma directa sino indirecta, una ley que tendrá como objetivo reprimir todo el pensamiento individual. Veremos una nueva forma de opresión generalizada del pensamiento. Luego añadió: "La contribución de los descubrimientos debe ser tal que un contrapeso suficiente sea introducido en la evolución del mundo. Y, lo será".
En sus conferencias sobre el karma de 1924, Rudolf Steiner llamó la atención de forma profética sobre el final del siglo XX y el comienzo del XXI y, por tanto, sobre nuestra época. Rudolf Steiner atribuyó a las enfermedades epidémicas tres causas principales. La primera es la mentira generalizada, la forma en que las sociedades se basan totalmente en la mentira. La mentira, dijo, envenena el aire espiritual que respiran las comunidades, y este aire espiritual tiene un efecto físico, crea enfermedades.
Steiner dice que los espíritus que están detrás de los fenómenos de la naturaleza son luciferinos, es decir, espirituales, religiosos, mientras que los espíritus activos en los productos de la tecnología son ahrimanianos. "Ahriman" es un antiguo término de la filosofía zoroastriana que es sinónimo de "Satán". Satanás, como Lucifer, entidades "caídas".
En 2001 el rostro de Ahriman apareció en el humo de las torres gemelas después del sacrificio del 11 de septiembre, que marcó el comienzo de su venida. Steiner lo percibió décadas antes.
Hoy en día, los poderes demoníacos se mueven a su antojo en todos los productos de la tecnología: sus actividades se extienden hasta en la esfera de la voluntad humana, pero los seres humanos aún no están preparados para reconocerlo.
En los tiempos antiguos, los espíritus percibidos en los fenmenos de la naturaleza eran luciferinos; los espíritus activos en las máquinas, en todos los productos de la tecnología son ahrimanianos.
La cabeza del demonio Ahrimán esculpida por Rudolf Steiner. Ahrimán es la personificación y creador de la maldad, PORTADOR DE LA MUERTE Y LA ENFERMEDAD. Encarnado en el tiempo presente en nuestro mundo. Y..., ¿dónde lo encontraremos?
Esta represión del pensamiento individual es tangible a través de todos los prismas de nuestra sociedad. Seguridad, educacin, salud. En nombre de la norma, lo que va más allá, lo que es diferente, se recorta día a día. Las empresas que contaminan o ponen en el mercado productos tóxicos cada año suelen estar menos preocupadas que los lanzadores de alertas.
Existen en el seno de una sociedad dos motores principales: la seguridad y la libertad. A menudo, en nombre de uno queremos reprimir el otro, sin darnos cuenta de que la fragilización de nuestro sentimiento de libertad acaba, paradójicamente, por hacernos inseguros. Es ser marginal y a veces arriesgarse para curarse diferentemente, que salirse de las filas para consumir siguiendo el buen sentido y la conciencia, privilegiando el bío, los circuitos cortos, y los circuitos razonados. Es ser marginal para salirse del camino trazado para crear, innovar, emprender de manera diferente, sorprender, desobedecer, atreverse, arriesgarse, ¡sentirse vivo! Todas estas iniciativas refuerzan el necesario contrapeso que evoca Steiner.
Hoy, para rechazar el pensamiento único, surgen muchas iniciativas y creaciones. Aquí y allá, surgen individuos y asociaciones que se salen del camino trazado. Se reúnen para crear, consumir e innovar de forma diferente. Llevan en su interior la curación del mundo. La curación siempre nace de la herida. Y es porque hemos estado enfermos y hemos hecho que nuestro planeta se debilite, que cada vez somos más los que queremos contribuir a la curacin del mundo.
La curación del mundo está en marcha. Las conciencias se abren aquí y allá, y se reconoce el corazón y el buen sentido como verdaderas fuerzas motrices. El contrapeso empieza a pesar en la balanza. Es a través de la meditación, la reflexón y el estudio honesto que tomaremos conciencia de nuestro poder y de nuestra capacidad para colocar, mediante la acción, las piedras sobre las que construiremos el mundo al que aspiramos.