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11 noviembre 2023

¡Levantaos, hombres y mujeres de este mundo y luchad por vuestra libertad y la de vuestros hijos! ¡No nos conformemos con tan solo mirar el mundo por la ventana!

 

¿Cómo se crea una dictadura?
A veces me he hecho esta pregunta a lo largo de los años y en mis reflexiones al considerar la historia de nuestra humanidad. Sí, ¿cómo podrían ciertos pueblos, a veces por períodos muy largos, aceptar ser sometidos al yugo de unos pocos gobernantes sin escrúpulos y sus ideologías sin sentido? Debo admitir que esto permaneció un poco abstracto para mí hasta los últimos meses…

Recuerdo las clases de historia y geografía de mi niñez y luego de mi adolescencia… es decir, una época en la que estas dos disciplinas todavía existían de manera real y no en forma de simulacro.

En las páginas de los libros de texto, así como de labios de los profesores, al final sólo nos transmitían hechos… Fulano de tal había tomado el poder en tal o cual circunstancia y el énfasis se puso sobre todo en su personalidad autoritaria. En resumen, parecía darse por sentado que era el temperamento, la fuerza de carácter o la codicia de un general, un rey o un emperador lo que había sido suficiente para llevarlos al poder y convertirlos en tiranos o dictadores. ¡Qué simplificación tan lamentable!

Un hombre, no importa lo autoritario que sea, nunca impone su voluntad si está solo… Necesita un poco de ¨ayudas¨. No me refiero simplemente a los intrigantes y ejecutores consejeros cercanos que sabe reunir a su alrededor, sino a la amplia red de hombres y mujeres que se coloca casi automáticamente en el territorio que pretende gobernar a su manera.

¡Sigue siendo una red sorprendente!

De hecho, después de un círculo relativamente pequeño de privilegiados que aspiran a su parte del pastel, suele estar formado por «el señor o señora fulano de tal«. Me explico…

Esta red, que por otra parte no es consciente de su realidad, está formada sólo por subordinados, que a su vez tienen sus subordinados, que nombran a otros, etc…, para formar finalmente un ejército de colaboradores serviles y esclavos.

La mayoría de los seres humanos, hay que reconocerlo lúcidamente, sufrimos de múltiples frustraciones, frustraciones con las que tratan de consolarse en cuanto se les da lo que parece un poder, por más falso que sea… El poder de tener una fila de gente alineada a lo largo de una pared, de poner carteles de prohibición aquí y allá, de pedir un pase, de hacer que la gente diga sí a regañadientes o en contra de su mejor juicio… Todos conocemos la excusa, cien mil veces gritada como una letanía cada día que pasa: «Ah, lo siento… no soy yo quien decide…»  ¡Nadie es responsable de nada y especialmente no de su complicidad!

Llevando la observación un poco más allá, existe por supuesto el poder cobarde de alentar a la gente a espiar, denunciar o mentir bajo el falso pretexto del «bien colectivo«. La facultad de imponer multas, por supuesto, cuando no somos "buenos ciudadanos"… es decir, no buenos sujetos de acuerdo con la Seguridad del Estado, la madre de todos los abusos «loables».

Ah…, aquí vamos…, ¡seguridad! El argumento principal de muchos aspirantes a dictadores o que ya lo son…, y la seguridad, porque siempre hay miedo en algún lugar de la mayoría de los estómagos humanos. ¿Miedo de qué? De todo. Miedo a vivir, porque vivir significa asertividad y tomar riesgos.

Las dictaduras se construyen sobre estas pocas observaciones… Las pequeñas necesidades del poder individual, los múltiples miedos que hacen la cobardía y, en consecuencia, un servilismo que se acepta plenamente porque es lo suficientemente cómodo… Esto es, en resumen, lo que hace el pan de cada día de todos aquellos que, durante la última guerra mundial, se llamaron «los colaboracionistas«.

Como escribí hace poco tiempo: «Dale incluso un vago uniforme y un pequeño instrumento que dé la ilusión de importancia al primero que viene e inmediatamente ya no se verá percibido como cualquiera… sino como un líder creíble al que hay que obedecer«. Vemos ejemplos de esto todos los días.

Así que mi pregunta, molesta, es esta: ¿En qué medida?, en el mundo cambiante de hoy, sí, ¿en qué medida somos colaboracionistas?

¿Somos parte de esta famosa red que transmite una serie de prohibiciones y obligaciones cuyo número de ¨granos¨ aumenta día a día? 

Oh… no se necesita mucho para encajar. Es sutil. Sólo tienes que estar siempre de acuerdo, ya que el tono correcto es pensar y luego repetir que todo, absolutamente todo, se decide «por nuestro bien».

Apostemos a que un día esta página –y otras– simplemente será eliminadas de las redes sociales. No te sorprenderás entonces…

¿Quién recuerda esta frase reproducida en muchas paredes en mayo del 68? «Se prohíbe prohibir«.

Medio siglo después, estamos en sus antípodas.

Vamos… No esperemos y miremos hacia arriba y nos lavemos las manos de todo…

¡Levantémonos! ¡No nos conformemos con tan solo mirar el mundo por la ventana!


por Daniel Meurois -19 noviembre 2020




Nota de M. Z. / ¡Hace mucho tiempo que dejé de preguntarme quiénes son y dónde están 'esos' que en el Libro del Apocalipsis de S. Juan, en La Biblia, son llamados los dos olivos, los dos candelabros, los dos testigos del Apocalipsis que, entre otras cosas, deberían señalar el rostro del Anticristo, en este tiempo del "Final de los Tiempos"! ¡Dejé de preguntármelo porque, al fin, descubrí quiénes son y dónde están! Fue dicho y escrito. "Por sus obras los reconoceréis". También está aquí, en el mundo, viviendo entra los hombres y mujeres del mundo, el llamado Anticristo, o bien, el que personifica al Anticristo.... ¡y nadie -ni a los dos olivos- le ha reconocido! Y, sin embargo, raro es el día que no aparezca en las noticias en algún gran medio de comunicación de masas. Por supuesto, no es un humilde albañil, o un jardinero..., sino uno de los individuos más ricos y, por lo tanto, más poderosos del planeta. Este individuo simula llevar una vida motivada por la filantropía..., pero, en realidad, es un "lobo con piel de cordero". 

A todo lo dicho por el Hermano Daniel, habría que añadir que: ¡Más vale morir de pie, que vivir en la esclavitud y de rodillas!

¡¿Y, si los dos olivos, los dos candelabros..., no fueran dos varones, y fuesen un hombre y una mujer?!

¡Cada uno que saque sus propias conclusiones y, rápidamente, porque ya no queda mucho tiempo!



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