Esta oración narrada por Marie-Johanne Croteau Meurois fue dada hace 2.000 años a María Salomé (Shlomit) por Jeshua, es decir, el Maestro Jesús de Nazaret. El texto se encuentra en los Anales Akáshicos de donde fue recogido por Daniel Meurois y traducido al arameo Qumran por Claude Vibert.
Esta oración se dirige hacia la curación del alma y del cuerpo.
“… me pidió que repitiera con Él una oración, una antigua oración que al parecer Le habían enseñado cuando aún era niño. Si todavía la recuerdo hoy, es porque me la hizo repetir muchas veces y desde entonces nunca me ha abandonado. La llamaba… La oración de sanación.”
Señor, enderézame y expulsa de mí toda la mala hierba a través de los vientos de la vida.
Extrae de mí la mejor semilla y ayúdame a plantarla incluso en el suelo más rocoso.
Señor, enderézame y dame la fuerza para sonreír tanto a la lluvia como al Sol.
Condúceme ahí donde los surcos de la tierra me fortalezcan y donde mis pasos puedan hablar de Tu Presencia en mí.
Señor, enderézame y enséñame la sonrisa que sabe hablar a los que llevan la tempestad en ellos así como a los que lloran.
Penetra en el hueco de mis manos con el fin de que en Tu Nombre sean curadas las heridas de los que sufren.
Señor, enderézame y haz de mí el oído que recibe Tu Voluntad, la mirada que ofrece Tu Amor y el eco que reproduce Tu Palabra.
Extraído del libro “El testamento de las Tres Marías”, de Daniel Meurois.