Un nuevo llamamiento propone un pacto europeo para financiar la transición energética.
No aceptamos que la humanidad se dirija, sin reaccionar, hacia el caos climático, reza un llamamiento firmado ya por más de un centenar de personalidades, que advierte del riesgo de un caos climático combinado con una crisis financiera. Propone un pacto para financiar con 1.000 millones de euros la transición energética y dotar de un nuevo significado al proyecto europeo.
No podemos quedarnos sin decir nada. No podemos quedarnos sin actuar. Hoy, nuestra conciencia se rebela contra el destino al que parece abocado el Hombre. Nosotros, ciudadanos de Europa y ciudadanos del mundo, reunidos en la misma comunidad de destino, no aceptamos que la humanidad se dirija, sin reaccionar, hacia el caos climático.
Así comienza un llamamiento firmado por más de un centenar de economistas, diplomáticos, responsables políticos, filósofos y sindicalistas, entre otros perfiles, que denuncia el caos climático y financiero hacia el cual se dirige la humanidad.
El llamamiento se produce pocos antes de que mañana 12 de diciembre se inicie una nueva reunión para proseguir los esfuerzos del Acuerdo de París (2015), que tendrá lugar también en la capital francesa. También coincide con otro llamamiento realizado el pasado viernes por 80 economistas de 20 países, entre ellos los estadounidenses Jeffrey Sachs y James Galbraith, a dejar de invertir en energías fósiles, entre ellos el carbón.
El nuevo llamamiento surge asimismo después de que más de 15.000 científicos de 184 países firmaran un artículo conjunto publicado el mes pasado en Bioscience, en el que llaman a la movilización social para que los políticos y ciudadanos reaccionen, respeten la naturaleza y cambien el modelo energético, tal como informamos en otro artículo.
Entre los firmantes del nuevo llamamiento figura también Jeffrey Sachs, así como el profesor de desarrollo sostenible en la Universidad de Surrey, Tim Jackson, el expresidente de la Comisión Europea Romano Prodi, el exdiputado europeo Daniel Cohn-Bendit, el delegado general de la Fundación Abbé Pierre, Christophe Robert, el Presidente de la Unión Mundial de Físicos, Michel SPIRO, la presidenta del Transnational Institute, Susan George, y el filósofo Edgar Morin.
Entre los españoles firmantes figuran el exministro Miguel Ángel Moratinos, el exdirector general de la UNESCO Federico Mayor Zaragoza, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y la directora del Instituto de Desarrollo Sostenible y Relaciones Internacionales (IDDRI), con sede en París, Teresa Ribera. El llamamiento ha sido firmado también por el Editor de Tendencias21, Eduardo Martínez.
El llamamiento destaca que a pesar de que el pasado octubre la ONU alertó de la diferencia “catastrófica” que existe entre los compromisos de los Estados y las reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero que tendrían que efectuarse para mantener el calentamiento por debajo de los 2°C, la realidad es que los compromisos actuales de los Estados apenas cubren un tercio de las reducciones necesarias, tal como ha destacado Erik Solheim, director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Ante esta pasividad, no sólo los gobiernos, sino también el sector privado y la sociedad civil, deben colmar esta diferencia desastrosa, señala el llamamiento, ya que un año después de la entrada en vigor del Acuerdo de París, estamos lejos de hacer lo que sería necesario para preservar a cientos de millones de personas de una vida de miseria.
Protagonismo europeo
Dado que Estados Unidos ha decidido retirarse del Acuerdo de París, señala el llamamiento, es fundamental que Europa demuestre fehacientemente que es posible dividir por 4 sus emisiones de gases de efecto invernadero creando empleos masivamente al mismo tiempo. También es esencial que Europa participe plenamente en la cofinanciación de la lucha contra el cambio climático en los países del Sur.
El proyecto es colosal, reconoce el llamamiento, pero invertir masivamente en ahorro de energía y energías renovables podría generar más de 6 millones de empleos en toda Europa, por lo que esta inversión en ahorro de energía es una buena forma de reducir significativamente el desempleo y la precariedad, así como de reconciliar a los ciudadanos con Europa.
Nadie puede dudar de la rentabilidad a medio plazo de la obra, porque la multiplicación de fenómenos climáticos extremos ya está causando miles de muertes cada año, millones de refugiados y gastos cada vez más onerosos, dice también el manifiesto.
El cambio climático está causando no sólo catástrofes naturales (sequía, olas de calor, inundaciones…) sino también hambrunas y desplazamientos mortales de población. ¿Qué pasará dentro de 20, 30 o 40 años si cientos de millones de hombres y mujeres tienen que abandonar su tierra natal que se ha vuelto inhabitable? A medio plazo, como todos sabemos, es la Paz Mundial lo que está en juego, si no somos capaces de reducir drásticamente y muy rápidamente nuestras emisiones de gases de efecto invernadero.
Proyecto colosal
Para financiar este proyecto colosal, el Tribunal de Cuentas Europeo estima que cada año se necesitan un poco más de 1.1 billones (1.1x10¹²) de inversiones privadas y públicas. Es cierto que estas inversiones serán rentables a largo plazo, pero ¿cómo “activar la maquinaria”?, señala el llamamiento, y apunta que, además de implantar un impuesto sobre las transacciones financieras y otro impuesto sobre el las emisiones de CO2, se deben utilizar dos resortes lo antes posible.
Primera medida: La creación monetaria debe ponerse al servicio de la lucha contra el cambio climático. Desde abril de 2015, el BCE ha creado cerca de 2.5 billones de euros y los ha puesto a disposición de los bancos comerciales. Al mismo tiempo, los préstamos de estos bancos al sector privado (empresas y hogares) aumentaron menos de 300 mil millones. Lo esencial de esta liquidez alimenta la especulación: cada mes, los mercados financieros baten nuevos récords y el FMI nos advierte continuamente del riesgo de una nueva crisis financiera… Dado que el BCE decidió recientemente ampliar su política de flexibilización cuantitativa, nos parece urgente reconducir la creación monetaria hacia la economía real y financiar, en todos los Estados miembros, el ahorro de energía y el desarrollo de energías renovables.
Segunda medida: Luchar contra el dumping fiscal europeo mediante la creación de una Contribución Climática del 5%. En cuarenta años, la tasa media del impuesto sobre los beneficios se ha dividido por dos en Europa: ahora está cerca del 20%, mientras que en los Estados Unidos, la tasa del impuesto federal sobre los beneficios es estable, desde hace más de ochenta años, 35%. Incluso con una tasa limitada al 5%, un impuesto europeo sobre los beneficios permitiría disponer cada año de más de 100 mil millones de euros, un dinero que permitiría aumentar el presupuesto europeo para cofinanciar el proyecto “Factor 4” en Europa, invertir considerablemente en investigación (almacenamiento de energía, transporte o una nueva generación de computadores, más eficiente en el consumo de electricidad…) y aumentar claramente la ayuda a los países de África y del área mediterránea.
Crisis financiera y caos climático
“La economía mundial es como el Titanic, acelera antes del choque, advierte el FMI. Es probable que la próxima crisis sea más seria y general que la de 2008 y nos quedan pocos años para actuar”, dice el llamamiento citando a los expertos del clima. Para evitar el doble riesgo (una nueva crisis financiera y el caos climático), es urgente desinflar la especulación y dar nuevos medios para luchar contra el cambio climático.
Es por eso que, dado que Angela Merkel, Emmanuel Macron y un gran número de líderes europeos desean reanimar Europa dotándola de nuevos tratados, nosotros, los firmantes de este llamamiento, pedimos solemnemente a los Jefes de Estado y de Gobierno europeos que negocien lo más rápidamente un Acuerdo Finanza-Clima, que garantizaría financiación durante 30 años a la altura de la situación para financiar la transición energética en el territorio europeo y fortalecer considerablemente nuestra asociación con los países del Sur, señala el llamamiento.
Esperamos que la creación monetaria del BCE se ponga al servicio de la lucha contra el cambio climático y el desempleo, y queremos que un impuesto europeo sobre las ganancias (del orden del 5%) permita constituir un auténtico presupuesto para invertir en investigación y lucha contra el cambio climático, en Europa, África y en toda el área mediterránea, añade este documento.
Sobresalto colectivo
“Nuestra casa está ardiendo y estamos mirando a otro lado”, se indignó Jacques Chirac en Johannesburgo en 2002. Quince años después, somos cada vez más los que nos despertamos por la noche debido a la gravedad de las crisis que nos amenazan. Para evitar los desastres anunciados por las Naciones Unidas, es urgente provocar un sobresalto colectivo y, por ello mismo, dar de nuevo significado al proyecto europeo al establecer claramente cuáles son nuestras prioridades.
Si Europa nació con la Unión del Carbón y el Acero, y en 1957 fue capaz de poner en marcha los Tratados de Roma, ahora debe renacer con un Tratado Climático, aseguran los promotores de este llamamiento, agrupados en el Colectivo Clima 2020.
Convencidos de que no conseguiremos recuperar nuestro destino si cada nación permanece aislada, instamos a los Jefes de Estado y de Gobierno a implementar lo antes posible una política europea que trascienda las divisiones tradicionales, ponga la Finanza al servicio del clima y de la justicia social, y nos permita contemplar sin sonrojarnos el legado que dejaremos a nuestros hijos, concluye el llamamiento.
Fuente:/T21-11 Dic. 2017