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01 diciembre 2018

Dijo, Jesús el Cristo, hace 2.000 años a sus discípulos: "¿Adonai, Sabaoth, el dios de Moisés, no era acaso un dios guerrero?"


ES YAHVE UN DIOS ANNUNAKI

Tal como ocurrió hace 2.000 años...
Las palabras que vienen a continuación han sido extraídas de la Memoria del Tiempo, o si preferimos de los Archivos Akáshicos y están consignadas en la obra-testimonio de la vida del Maestro Jesús: "El Libro Secreto de JESHUA. La vida desconocida de Jesús, según la memoria del tiempo" - Daniel Meurois

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- Escúchame, Pedro, y escuchadme todos vosotros que habéis venido hasta aquí... El hombre de este mundo ha despojado el cielo de la sublime verdad de sus Estrellas. Ha aprendido a construir templos y sinagogas y, ahora, no sabe nada más salvo creer o no creer sin mínimamente sentir ni vivir...

  Judas reaccionó inmediatamente.

- ¿Estás contra la religión, Maestro? ¿las Tradiciones y la fe reveladas a los profetas no son nada para ti?

- La religión no es asunto del Divino... Es asunto de los hombres. Por tanto, mientras los hombres sean inmaduros, la religión lo será. Y si, un día, los hombres maduran, entonces esta desaparecerá. Los hombres no la necesitarán porque descubrirán al Espíritu pos sí mismos y en sí mismos a través de la experiencia directa.

  Enseguida me di cuenta de hasta qué punto mis palabras acaban de sembrar la inquietud entre la mayoría de los que estaban presentes. Era lo que quería. Entonces añadí:

- Por esta razón os pido, amigos, que nunca digáis, "El Maestro ha dicho...", porque en realidad no quiero ser el constructor de vuestra fe. El maestro de vuestro destino ¡sois vosotros! Yo no soy más que el ejemplo de lo que estáis llamados a revelar y en lo que os convertiréis. ¡Vivid vuestra vida y no petrifiquéis nada en mi nombre! De igual modo, ayudad a cada uno a vivir su vida siendo los modelos de la libertad de amar que hayáis descubierto y explorado.

- Entonces, ¿no hay ninguna ley, ningún proyecto que podamos transmitir en tu nombre, Rabí? -retomó Judas mientras se levantaba con aire desamparado.

En el universo solo hay una ley que valga. Es la que os pide amar. Es todo...

- ¿Pero, no existe una gran cantidad de hombres que no creen como es debido?

  Miré al fondo de los ojos de Judas.

Me gusta tu alma, hermano, pero a veces aún recitas las lecciones de los fariseos o de los zelotes, que claman: "Ay de aquellos que no creen en el Eterno y en Sus leyes o que creen falsamente, porque serán castigados...". ¿Tienen algún sentido estas palabras? ¡El temor a Awoun (el Padre-Madre de todos) es la peor de las aberraciones! ¿Hay un solo hombre que pueda pretender expresarse en Su nombre y, con el mismo ímpetu, proferir amenazas?

- ¿Entonces, vienes a borrarlo todo, Maestro? Me das mucho miedo. Explícamelo... Explícanoslo otra vez... Tenemos hambre y sed... Nunca nos hablas de Adonai como lo hacen los sacerdotes en la sinagoga... ¿Por qué? ¿Por qué?

Recuerdo que hice una larga pausa; después respondí, consciente del peso de mis palabras:

¿Adonai? Quieres decir más bien Yahvé... Sí, me atrevo a pronunciar su nombre. Pues bien, debes saber que Yahvé no es Awoun (el Padre-Madre de todo y todos). No es mi Padre(135).


 Les vi a todos sobresaltarse.

Pero..., Y, Moisés entonces, ¿qué dices de él?

- Moisés hizo lo que debía hacer; construyó lo que debía ser construído y trazó una ruta a los que ya no tenían ninguna. Pero, su historia su verdadera historia no es la que os han enseñado. Es múltiple y no una; y no sabría decir más sin inquietaros de forma inútil. ¿Véis?, no se abren a la vez todos los rollos del Conocimiento ni los del Saber. Sería como enmarañar todas las redes de todos los pescadores del lago y más aún.

 Esta vez fue Andrés, pálido, quien reaccionó.

- ¿Estás contradiciendo a Moisés?

- No contradigo a nadie sino que lo expando todo sin fracturar...

- Como a Judas, me das miedo, Rabí. Es mi alma la que tiembla. ¿Reniegas de tu pueblo y de todo lo que hace de él lo que es?

- El pueblo en el que he nacido es hermoso, Andrés. Es un pueblo hermoso y grande, pero está secuestrado.

- ¿Por quién?

- Por Yahvé... Aquel al que llaman también Ialdabaôth y que obra por la presencia de Anunna(136) en este mundo, Aquel que hace y deshace los reyes en esta Tierra, Aquel a cuyo Árbol de la Vida le faltan todavía unos pétalos.

Esta es la razón de que este corazón que late en mí prefiera hablaros de Awoun, aunque su nombre empequeñezca forzosamente Su realidad indecible, aunque no sea más Padre que Madre; y también porque es bueno y dulce poder sentirlo cerca..., tan cerca que podemos abandonarnos a Él.

Es esta verdad tan simple  la que debéis hacer vuestra, amigos míos, y la que urge que integréis hasta en vuestras vísceras.

Aquel que toma el espacio en mí e inspira cada una de mis palabras no tiene ninguna necesidad de ser adorado, os lo digo... No más que de ser temido. Porque, sea cual sea el camino que emprendamos, el viento que nos empuje o que sigamos, nuestro destino es unirnos con Él.

Resultado de imagen de Yahvé, el dios guerrero

-Maestro..., me preguntas qué pienso...

-Nicodemo, aprende a pensar en el instante presente. El hecho de que sea Ese que presientes hace que yo mismo esté aquí, todo yo frente a ti, sin que ninguno de mis pensamientos vuele hacia mañana. Esta es mi diferencia.

Me daba cuenta de que desconcertaba a Nicodemo con mis exigencias y mis reflexiones acerca del valor del tiempo, pero era verdad que el desfile de los días no significaba gran cosa para mí. Me preocupaba menos que nunca y esperaba que eso pudiera ser esclarecedor para él.

Estaba liberado de lo que mi misión y el menor de mis pasos o gestos pudieran proponerme. Mi libertad consistía en esto. Mi voluntad, mi ofrenda, mi destino, mi desapego, todo se resumía en un espacio ilimitado en el centro del pecho. Eso no se podía enseñar, solamente se podía sugerir y, dos mil años más tarde, esta verdad permanece inmutable.

Mi tío se mostraba más concreto y directo con relación a los acontecimientos que se sucedían a un ritmo creciente en Judea. En varias ocasiones, me confirmó que Barrabás persistía en su intención de mantener la confusión sirviéndose más o menos de mi identidad. Así supe que le gustaba hacerse llamar "el Galileo", un nombre que los romanos me atribuían fácilmente.

Respecto a las acciones armadas que él y su tropa llevaban a cabo, tanto por razones punitivas como para hostigar a los soldados, eran aceptadas por la mayoría, ya que un libertador solo se le podía concebir con una espada en la mano, aunque le guiara el Altísimo. ¿Adonai, Sabaoth, el dios de Moisés, no era acaso un dios guerrero? Era más que evidente, y eso no desagradaba. En cuanto al Sanedrín, del que Yussaf (José, de Arimatea) era miembro al igual que Nicodemo, no le gustaba hablar de él a causa de lo que llamaba "sus ambigüedades y sus fealdades".

Extracto del libro: "El Libro Secreto de JESHUA. La vida desconocida de Jesús, según la memoria del tiempo" - Daniel Meurois

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