"Cerca del vigésimo día del signo de Tauro (alrededor del 10 de Mayo), la tierra temblará poderosamente, y un teatro (estadio, coliseo...) lleno en toda su capacidad se derrumbará. Todo el mundo quedará sorprendido por la oscuridad reinante en el cielo, la tierra y el aire, que hará que incluso los no creyentes invoquen a Dios y a sus santos". (Nostradamus IX, 83)
¿Se está refiriendo Nostradamus a los llamados "tres días de oscuridad"? Probablemente, no. Porque los "tres días de oscuridad" es un acontecimiento apocalíptico global, al cual, nadie sobreviría. Prácticamente, de entrada nadie o casi nadie podría sobrevivir a unas temperaturas de entre 70 y 90 grados bajo cero de media en todo el planeta y que son las temperaturas que se llegarían a alcanzar a las pocas horas de que el Sol dejara de enviar su luz a la Tierra. Y, los que se resguardaran bajo tierra..., ¡no se hagan ilusiones de poder sobrevivir! Pero, no vamos a extendernos en esto otra vez. Ya hemos hablado de ello en otro post.
¿Se está refiriendo Nostradamus a los llamados "tres días de oscuridad"? Probablemente, no. Porque los "tres días de oscuridad" es un acontecimiento apocalíptico global, al cual, nadie sobreviría. Prácticamente, de entrada nadie o casi nadie podría sobrevivir a unas temperaturas de entre 70 y 90 grados bajo cero de media en todo el planeta y que son las temperaturas que se llegarían a alcanzar a las pocas horas de que el Sol dejara de enviar su luz a la Tierra. Y, los que se resguardaran bajo tierra..., ¡no se hagan ilusiones de poder sobrevivir! Pero, no vamos a extendernos en esto otra vez. Ya hemos hablado de ello en otro post.
Si bien, Nostradamus predijo un eclipse solar para el mes de Julio ("séptimo mes") del año 1999 (agosto teniendo en cuenta el cambio del calendario), no ocurre lo mismo con el presagio IX-83, que ocurrirá en una primavera pero no se sabe de qué año..., ¿o sí?
Hay que recordar, en efecto, que el Papa Gregorio VIII en marzo de 1582 y mediante un decreto pontificio abolió el calendario juliano imperante hasta entonces y lo reemplazó por el calendario gregoriano. Se cambió la fecha, corriéndola diez días: el 11 de septiembre (día en que se producía el equinoccio de primavera) se transformó “de facto” en el 21 de septiembre, con lo cual se eliminó el retraso acumulado en dieciséis siglos y el año civil y el astronómico volvieron a coincidir.
Bien, según Nostradamus, la humanidad recibirá un "gran susto" en una primavera determinada de un determinado año, que hará que a todos, o casi todos, ¡nos "tiemblen las rodillas"!
Y, por si esto fuera poco, en el otoño de ese mismo año... "Y en el mes de octubre tendrá lugar un gran movimiento del globo (verticalización del eje terraqueo), tan grande que muchos pensarán que el mundo está cayendo en un abismo y en la oscuridad perpetua del espacio. En la primavera anterior (cerca del vigésimo día del signo de Tauro) habrá señales y presagios, cambios extremos, naciones arrasadas y poderosos terremotos". (Epístola de Nostradamus a Enrique II)
Y, ¿qué nos queda entre la primavera y el otoño?... ¡El verano! ¡Parece, que no habrá "tregua"! El famoso vidente francés lo deja bien claro en la predicción que consta en su epístola a Enrique II, cuando afirma: "Cuando los tiempos llegaren, después de un eclipse de Sol, ocurrirá el más pétreo y tenebroso verano".
Nostradamus aclara con mucha precisión que se trata de un tremendo acontecimiento que ocurrirá después del gran eclipse solar (cerca del vigésimo día del signo de Tauro).
La Humanidad sumida en una profunda amnesia se aproxima, cada vez más, a su fase más importante: el pétreo y tenebroso verano, es decir, un tremendo acontecimiento como nunca se ha visto desde el inicio de la creación.
!Pero, tranquilos, no será este año ni el que viene...!
Los llamados "los dos olivos", "los dos candelabros"..., ¡saben!
Preguntadles a ellos, ¡si sabéis quiénes son y dónde están!
Hetbarel
Bien, según Nostradamus, la humanidad recibirá un "gran susto" en una primavera determinada de un determinado año, que hará que a todos, o casi todos, ¡nos "tiemblen las rodillas"!
Y, por si esto fuera poco, en el otoño de ese mismo año... "Y en el mes de octubre tendrá lugar un gran movimiento del globo (verticalización del eje terraqueo), tan grande que muchos pensarán que el mundo está cayendo en un abismo y en la oscuridad perpetua del espacio. En la primavera anterior (cerca del vigésimo día del signo de Tauro) habrá señales y presagios, cambios extremos, naciones arrasadas y poderosos terremotos". (Epístola de Nostradamus a Enrique II)
Y, ¿qué nos queda entre la primavera y el otoño?... ¡El verano! ¡Parece, que no habrá "tregua"! El famoso vidente francés lo deja bien claro en la predicción que consta en su epístola a Enrique II, cuando afirma: "Cuando los tiempos llegaren, después de un eclipse de Sol, ocurrirá el más pétreo y tenebroso verano".
Nostradamus aclara con mucha precisión que se trata de un tremendo acontecimiento que ocurrirá después del gran eclipse solar (cerca del vigésimo día del signo de Tauro).
La Humanidad sumida en una profunda amnesia se aproxima, cada vez más, a su fase más importante: el pétreo y tenebroso verano, es decir, un tremendo acontecimiento como nunca se ha visto desde el inicio de la creación.
!Pero, tranquilos, no será este año ni el que viene...!
Los llamados "los dos olivos", "los dos candelabros"..., ¡saben!
Preguntadles a ellos, ¡si sabéis quiénes son y dónde están!
Hetbarel