"Nunca maldigáis la estrechez de las puertas por las cuales os es requerido pasar. Una prueba es siempre la señal de que mi Padre se ocupa de vosotros. Si labra el campo de vuestra alma, es porque tiene la intención de plantar en ella algo. Cuando una tierra está vuelta, las malas hierbas se encuentran raíces al aire... Es esto lo que duele. Así, amigos míos, no veáis vuestros sufrimientos como una maldición o un castigo sino como una preparación.
Lo que ruge en vosotros, es siempre la parte superficial de vuestra alma; la otra, aquella que no es semejante a una tierra movible, aquella que es sólida como la roca y que encierra cristales y piedras preciosas, permanece intacta en vuestras profundidades. Yo os lo digo desde ahora, lo que el sufrimiento quebranta en vosotros no es lo mejor de vosotros mismos sino la ilusión que mantenéis de vosotros mismos.
("Las primeras enseñanzas del Cristo" - Daniel Meurois-Givaudan)