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07 mayo 2017

VIAJE AL CORAZÓN DE LOS CÍRCULOS DE LAS COSECHAS. (Mensaje)


Resultado de imagen de los crop circles

Compartiremos aquí, y con todos los nuevos lectores, una fascinante experiencia que vivió, en compañía de unas cuantas personas más, aquella a la que yo considero la única (además de Daniel M.) y más fidedigna "emisaria" de nuestros Hermanos Mayores de las Estrellas: Anne Guivaudan. Por lo demás, ¡uno de los "dos olivos"...! 

Anne, y sus amigos, a través de esta hermosa experiencia que vivieron durante el viaje a los "crop circles", nos aporta un pequeñito mensaje, que recibió telepáticamente de un Gran Ser de Luz, pero que nos infunde una gran esperanza, porque todo indica que, la Madre Tierra, al final, y después de eones, recuperará el lugar que le pertenece en nuestro Sistema Solar, junto a los demás planetas. La Tierra ya no caminará sola pues, de aquí a no mucho tiempo, formará parte de los planetas confederados (La Alianza), no solo de nuestro Sistema Solar sino de la Galaxia. ¡Al final, y a pesar de todos los esfuerzos de la Sombra, la Luz vencerá a la Oscuridad!
M. 
  
"La región de Inglaterra donde aparecen los Círculos de las Cosechas es magnífica, a diferentes niveles y nos ha permitido vivir un viaje tanto interior como exterior.

Podemos preguntarnos por qué viajar por lugares, si es en el interior de nosotros mismos donde pasa todo, pero eso sería olvidar al Espíritu de los lugares. Sea guardián o maestro, o las dos cosas, está ahí para despertar nuestras memorias de un saber.

Aún me preguntaba por qué esta región era privilegiada en cuanto al número, a la frecuencia y a la belleza de los agroglifos que aparecían durante este periodo del año.


Antoine Achram (izda)

Es entonces andando sobre esas formas acostadas cuando me acordé de las palabras de José de Arimatea, cuando hace 2.000 años antes visitó la región de Rocamadour (Francia). Él mismo fue, después de la crucifixión y con el precioso cáliz en el que recogió unas gotas de la sangre del Cristo, cruzando el mar hasta una región del norte de la Galia cubierta de brumas y que tenía una isla de nombre Ávalon, de la que hablaba en éstos términos:

“… Es una isla de nuestros hermanos los Elohims, los señores de las Estrellas… Es una de las más viejas tierras de nuestro mundo, una de las primeras embajadas de los Mensajeros del Sin Nombre en la superficie de nuestra Madre Tierra. Evocó a continuación un continente perdido (la Atlántida) y su voz resonó en mí como hace 2.000 años:

“Mientras que un cataclismo destruía casi la totalidad de aquel pueblo (la Atlántida)… la roca de Ei A Wallach (hoy Monte Saint Michel) se volvió uno de los únicos puntos de la tierra de los hombres donde brillaba siempre el fuego primordial”.

Y, comprendí de golpe por qué esta región, que actúa como un tamiz entre la tierra y las estrellas, tenía contactos privilegiados.
Caminamos y meditamos en esos Círculos de las Cosechas y comprendimos que la energía que se desprendía tenía diversas funciones según  lo que se buscaba y encontraba.

Os voy a hacer participar en dos experiencias relativas a esas figuras:



Cada círculo de la cosecha tiene una particularidad y parece haber sido hecho en función a un objetivo preciso. 
Cuando hemos penetrado en el que estaba compuesto por diferentes círculos sobre los que estaban posicionados otros círculos parecidos a planetas, nada dejaba suponer la continuación.

Se imponía una meditación y me senté en un lugar del círculo me senté en un lugar del círculo central, cuando de golpe me puse en contacto con un Ser.

Estaba ante mí, en otro plano dimensional y mientras lo miraba, él enseñaba a niños muy pequeños el funcionamiento de los diferentes sistemas solares. Los niños que no parecían tener más de tres o cuatro años estaban atentos y parecían muy interesados por esos mundos que giraban ante ellos en perfecta armonía. 

Entonces "el profesor", un Gran Ser con el pelo liso y de una mirada de infinita compasión, se volvió hacia mí, después hacia todos nosotros. Nos veía y nos sonreía. Después me enseñó un planeta y reconocí a la Tierra y, cual no fue mi asombro:

¡yo que sabía que la Tierra era la única "nota falsa" del Sistema Solar, la veía girar en medio de los otros planetas, en simbiosis con todos los otros planetas del Sistema!

Comprendí en un instante, ¡¡que la Tierra había tenido éxito en su paso y que de nuevo, ESTABA REHABILITADA!! 

Se trataba de la hipótesis más probable pero para esos Seres, era como si ya hubiera ocurrido.


Estaba conmovida e infinitamente agradecida porque otros Seres viesen la Tierra curada y la mostrasen así.

El Ser sonreía y su sonrisa iluminaba el lugar con una armonía tangible. Sobre un signo, desapareció mientras yo tomaba completa consciencia del lugar.


Otro gran círculo de la cosecha me reservaba sorpresas: Visitamos ese día el agroglifo conteniendo “escrituras” y recorrimos los unos y los otros círculos del comienzo, después las largas avenidas de unas escrituras extrañas e indescifrables. Había atravesado los primeros círculos y tuve una impresión desagradable de destrucción, sin saber bien a qué se debía esto. Entonces, tuve una extraña sensación semejante a un escalofrío que recorría mi columna vertebral. 

Una mano me guiaba a través de las escrituras y me hablaba:

"Estás en un libro cuya comprensión por la Humanidad no será real hasta más adelante. Contiene la anatomía física y sutil del ser del futuro.


Algunos de vuestros escritos sobre la Tierra ya lo han mencionado. Las ramas centrales de la escritura, describen la evolución del ser humano, de lo que fue y de lo que será. Cada una de las líneas corresponden a un estadio de su futuro.

El ser humano del futuro tendrá poco que ver con el del momento presente. Tendrá la fluidez del agua y la fuerza de la roca. Será solar y lunar y habrá superado sus emociones. Entonces, podrá leer ese libro sobre los diferentes planos que lo constituyen."


La voz calló y comprendí que el "crop circle" tenía diferentes niveles de lectura, pero lo que constituía su esencia no sería comprendido hasta que nosotros, nuestra Humanidad adquiera las nociones para entenderlo.


Sin embargo, y desde ya, esas nociones iban a ser codificadas en nosotros y despertarían sobre cada uno de nuestros planos, desde el más físico hasta el más sutil, lo que aún está adormecido. Así, caminando por ese lugar, podíamos abrir puertas cerradas en nosotros mismos desde hace mucho tiempo.


Todos aquellos que estaban allí se beneficiarían y, por su propia mediación, otros se beneficiarán también, por la energía que transportarán indefectiblemente e inconscientemente (saludable para todos nuestros egos sobredimensionados).


Después, vi delante mío mundos vaciados de su sustancia, planetas muertos, abandonados, mientras que una voz continuaba diciendo:


"Esos mundos pertenecen a la historia antigua de varios Sistemas solares. Son planetas muertos. Sus habitantes no supieron preservarlos y, se han refugiado en vuestra Tierra actual. Su historia forma parte de la vuestra y he aquí que está inscrita en ese Gran Libro de la Evolución."


Eso fue todo, y la comunicación cesó, tal como vino, sin juicios, sin emoción. Todo parecía tan evidente....


Un "guiño" se presentó también en nuestra ruta.
Habíamos pedido que un crop circle se hiciera en relación con los cuidados o terapias esenias y, cual fue nuestra sorpresa que descubrimos dos. No sabemos si han sido hechos para nosotros pero juzguen ustedes mismos:

El primero que apareció después de formular nuestra petición, tiene forma de lemniscata utilizada en las terapias esenias.


El segundo apareció el día de nuestra partida, es aún más esclarecedor. Comporta un círculo central solar crístico, una corona de doce figuras rodeada por otros dos círculos, totalizando 108 puntos estando el conjunto rodeado de lemniscatas cruzadas. Ha sido llamado “La Rosa de Cristo”.



Un gran agradecimiento para nuestra organizadora: Valerie y a nuestro acompañante especializado en megalitos y ondas de forma, la alquimia y tantas otras muchas cosas: Patrick Darcheville.
Como de costumbre estábamos todos reunidos como viejos conocidos y el número nunca fue un obstáculo.


Anne Givaudan y Antoine Achram

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