En efecto, el padre Malachi Martin fue uno de los pocos mortales, y que se pueden contar con los dedos de una mano, que tuvieron acceso al llamado Tercer Secreto de Fátima.
El Padre Malachi Martin trabajó con los más altos dignatarios de la Iglesia Católica, tuvo 3 doctorados y acceso directo al Papa. Eminente teólogo, experto en la Iglesia Católica, ex-Jesuita y profesor en el Instituto Bíblico Obispal del Vaticano; es el autor de libros exitosos, el Vaticano, El Último Cónclave, El Rehén del Diablo, Los Jesuitas y The Windswept House (El Último Papa), entre otros.
Estaba especializado en teología por la Universidad Católica de Lovaina. Allí consiguió los doctorados en Idiomas Semíticos, Arqueología e Historia Oriental. También fue exorcista del Vaticano durante 20 años.
Estudió en Oxford y en la Universidad hebrea de Jerusalén. De 1958 a 1964 sirvió en Roma dónde era un allegado al renombrado Cardenal Jesuita Agustín Bea y al Papa Juan XXIII. Martin falleció a finales de 1999. Él fue uno de los pocos que leyó el famoso Tercer Secreto de Fátima.
El controvertido sacerdote Católico Malachi Martin no vivió en una rectoría, seminario, o cualquier otro lugar para clérigos. En los años 60, después de dejar su trabajo en el Vaticano, obtuvo dispensa de sus votos como miembro de los Jesuitas y comenzó a vivir como un seglar con aprobación canónica. El padre Martin oficiaba la santa misa en privado, pero estaba muy preocupado con la total alteración de, “prácticamente todo lo Católico”, en las últimas tres décadas (de 1960 a 1990).
El padre Malachi Martin nos da algunas PISTAS sobre el Tercer Secreto:
Fátima: “El acontecimiento clave para la Iglesia en el Tercer Milenio”. El Tercer Secreto:
“Una proposición ‘o-o’, y estamos viviendo ahora en el segundo 'o' El castigo anunciado:
“Su peor pesadilla, multiplicada exponencialmente”. Son las palabras de Malachi Martin -que fue de los pocos que pudieron leer el Tercer Secreto de Fátima-.
por Suzanne Pearson.
Durante los cuatro años antes de su fallecimiento, que ocurrió en 1999, tuve el
privilegio de conocer al Padre Malachi Martin. Habiendo oído sus entrevistas y leído
algunos de sus libros, comencé por pedirle su opinión sobre los cambios
desconcertantes en el Santo Sacrificio de la Misa. Acabó ofreciendo guiarme
espiritualmente. Tuve entonces con él una interacción sustancial en los cuatro años
siguientes, y durante ese tiempo habló muchas veces sobre Fátima.
Creía que Fátima era el acontecimiento más importante del Siglo XX, y que el
cumplimiento de su mandato era la tarea más urgente que la Iglesia y el mundo
enfrentan. Al oír sus entrevistas, noté que, cuando hablaba sobre Fátima, hablaba con
autoridad, como los contemporáneos de Nuestro Señor habían dicho sobre Sus
enseñanzas. Y así, durante nuestra primera conversación telefónica, le dije: ¡“Tengo la
impresión que Usted conoce el Secreto de Fátima”! Y el Padre Malachi respondió:
“Conozco”.
Cuando nos encontramos la semana siguiente, aludiendo a su escepticismo sobre
el movimiento carismático, pregunté a modo de un chiste: ¿“El Espíritu Santo le reveló el
Tercer Secreto”?
“Oh no”, -respondió-.
“Me mostraron una copia del Tercer Secreto cuando el Papa Juan
XXIII lo abrió en 1960 y pidió la opinión de un grupo de Cardenales. Uno
de estos Cardenales era el Cardenal Agustin Bea, de quien yo era
asistente”.
Entonces me atreví a preguntar: “El Tercer Secreto es sobre la apostasía en la
Iglesia, ¿no es así? Esta hipótesis se basaba en los pocos datos dispersos sobre Fátima que
vinieron a ser conocidos durante los años de escasez espiritual de los años 70 y 80, y en
el raciocinio de Frère Michel de la Sainte Trinité: “Los castigos materiales ya están
predichos en la segunda parte del Secreto”. El Tercer Secreto predice “un castigo de
orden espiritual”.
Me sorprendió cuando el Padre Malachi contestó:
“La apostasía en la Iglesia forma el fondo o el contexto del Tercer
Secreto. La apostasía sólo está ahora comenzando. ¡Pero los castigos previstos en el Secreto son muy reales, son castigos físicos, y son
terribles”!
“Acabamos de matar
mil millones de personas”
Me contó entonces la conversación que había tenido el Cardenal Bea, cuando el
Cardenal salió de la reunión con el Papa y sus consejeros en que el Papa Juan XXIII
estaba pálido como la muerte: ¿“Qué pasa, Eminencia”? -le pregunté-. ‘Acabamos de
matar mil millones de personas. ¡Mira 'esto'! Me entregó una hoja de papel con 25
líneas manuscritas. Desde ese día, cada palabra de ese texto quedó grabada
indeleblemente en la mente”.
El Cardenal Bea hizo esa declaración sobre “mil millones de personas” porque el
Papa había decidido el no revelar el Tercer Secreto, ni consagrar a Rusia. Pregunté al
Padre Malachi si me podía decir alguna cosa más sobre estos “terribles” castigos, que
matarían mil millones de personas. Él me explicó que, antes de leer el Secreto, le fue
pedido que hiciese un juramento de no revelarlo, pero él creía que debería haber sido
revelado, y que Nuestro Señor y Nuestra Señora querían que fuese conocido.
Por lo tanto, mencionaba el Tercer
Secreto cada vez que podría; hablaba
alrededor de él, dando mucha información
de fondo sobre él, y el mayor número
posible de pistas sobre él, sin llegar a
revelar el texto. Así consiguió nombrar muy
rápidamente una lista de calamidades
posibles y dijo que algunas de ellas estaban
en el Secreto.
Aunque la lista incluyese cosas
como la 3ª Guerra Mundial, la muerte del
Papa, y los Tres Días de Oscuridad, no era particularmente instructiva, porque ni todos
los castigos futuros estaban en la lista, y ni todo lo que estaba en la lista era parte de los
castigos.
Una nueva energía
puede matar y destruir.
Después dijo: “Sabe, va a venir una nueva forma de energía. Lo importante
sobre esta nueva forma de energía es que será muy barata. Tan barata que podría
satisfacer las necesidades de cada hombre, mujer y niño en la Tierra, si estuviese en las
manos ciertas. Pero está en las manos de quien la usará para matar y destruir”. Entonces
pregunté: ¿“No quiere referirse a nuestro país”? Y él respondió: “No. América es mala.
Somos culpados de muchos pecados. Pero no somos tan malos. No somos
suficientemente malos para matar deliberadamente mil millones de personas. Nosotros
no haríamos eso. ¡Pero 'ELLOS' lo harían”! ¿Y, quién son “ellos”? -No quiso decirme-.
¿Cuáles países serán más afectados? Él dijo que el castigo sería peor en ciertos
lugares que en otros, pero que nadie conseguiría evitarlo. ¿Y sería posible sobrevivir al
castigo? Respondió pensativamente: “Sí, pero en la mayor miseria”. ¿Y cómo podemos
saber cuando esas cosas están prontas a suceder? “Mira los cielos”, -dijo-, una advertencia que
repetiría muchas veces.
Tal como el efecto que las palabras del Tercer Secreto tuvieron sobre el Padre
Malachi, el contenido de esta conversación quedaría imborrable en mi memoria.
Después de aquel día, sentí que nunca más miraría mi vida de la misma manera.
Durante los años que conocí al Padre Martin, él muchas veces haría comentarios
sobre la información que me había dado en aquel primer día. Por ejemplo, llegó a decir
que podríamos mitigar la severidad de los castigos que se aproximan si supiéramos el
contenido del Tercer Secreto. Yo, también, acostumbraba a hacerle preguntas sobre
declaraciones que había hecho públicamente durante sus alocuciones y entrevistas, o
escribió en sus libros.
Considerando la totalidad de las pistas que él reveló sobre el Tercer Secreto,
pueden dividirse en tres categorías, que él presenta en su libro The Keys of This Blood
(‘Llaves de esta sangre’):
“Un castigo físico de las naciones, envolviendo catástrofes, por la
mano del hombre o naturales, en la tierra, el mar y la atmósfera del globo.
Un castigo espiritual…[consistiendo] en el desaparecimiento de la
creencia religiosa, en un período de falta generalizada de Fe en muchos
países. Una función central de Rusia en dos serie de acontecimientos
precedentes. En efecto, los castigos físicos y espirituales, según la carta
de Lucía, serán colocados en un horario fatídico en que Rusia es el punto
del fulcro”.
El Secreto fue presentado como una proposición ‘o-o’, dijo. El Papa de 1960
tenía la obligación de abrir el Secreto, leerlo y hacer lo que decía. Esto es el primer “o”.
El Papa Juan XXIII rechazó este “o”, y, por eso, estamos ahora viviendo en el
segundo “o”. El castigo espiritual comenzó aparentemente muy poco tiempo después de
1960. En resultado de la negativa del Santo Padre, el Padre Martin dijo:
- “Cardenales, Obispos y sacerdotes están cayendo en el infierno como hojas”.
- “La Fe desaparecerá de países y continentes”.
- “Muchos de los electos perderán la fe. Muchas personas que ahora creen
desistirán de creer, en desespero. Las cosas se harán tan malas que, si Nuestra
Señora no interviniese, nadie se salvaría”.
“Dios retirará la gracia”
El Padre Malachi me dijo que la apostasía en la Iglesia era el fondo o contexto
del Tercer Secreto. Pero, también dijo que este castigo espiritual era parte del castigo que Dios infligiría si los pedidos de Nuestra Señora no fuesen obedecidos. En esta
conexión, dijo varias veces una cosa bastante perturbadora:
“Dios retirará la Gracia”. Esto parece ser una cosa para Dios muy dura, como si
estuviese a sabotear Su propia Voluntad de “que todos los hombres se salven y vengan
al conocimiento de la verdad”. Pero debería antes considerarse como un círculo vicioso.
Cuando el Santo Padre se negó a revelar el Secreto y se negó a consagrar a Rusia,
perdió el derecho a las gracias que habrían ganado para él mismo y para la Iglesia por su
obediencia, y, aparentemente, también fue castigado por su desobediencia y concedido
menos gracia que anteriormente estaba recibiendo.
El déficit de gracia
continúa a aumentar.
Cada vez que un sacerdote, un Obispo o un Cardenal traiciona a Cristo, subvierte
la Fe, invalida una Misa o un Sacramento, abandona su hermosa vocación o la sucia por
malas acciones u omisiones culpables, hay en correspondencia mucho menos gracia en
la tesorería de la Iglesia, y si multiplicamos cada ofensa por todos los miles que han
hecho tales cosas en los años posteriores a 1960, todo esto se aumenta a un déficit
enorme de gracia que debería estar presente. Es una espiral descendente. El déficit sigue
aumentando. Cada vez más se hace más difícil hacer el bien y evitar el mal.
El Padre Martin comparó el flujo de gracia a la electricidad que fluye a través de
una ciudad. Cuando hay un apagón, todo se detiene. De la misma manera, después de la
gran desobediencia de 1960, la Iglesia fue vaciada de su poder. Conventos cerraron,
sacerdotes abandonaron sus puestos, la asistencia a la Misa cayó a plomo, todas las
medidas de la vida católica declinaron precipitadamente. Esta espiral descendente sólo
terminará cuando el Santo Padre consagre a Rusia, pero con el agotamiento continuado
del reservatorio de la gracia, cada vez más se hace más difícil para él hacerlo. Cuando
pregunté por primera vez al Padre Malachi por qué el Papa Juan Pablo II, con toda su
devoción a Nuestra Señora, no había consagrado a Rusia, él dijo: “No consiguió la
gracia”.
Satanás ganará poder
en los escalones más altos de la Iglesia.
Otra parte del castigo espiritual que él mencionaba muchas veces era ésta:
“satanás ganaría poder, aun en los escalones más altos de la Iglesia”. La declaración
más fuerte de este tipo vino de una persona que telefoneó al programa de Art Bell,
diciendo que un viejo Jesuita le había dicho: “El último Papa estará bajo el control de
satanás”. El Padre Martin respondió que este hombre “habría tenido un medio de leer, o
haberse dado, el contenido del Secreto. Sin embargo, dijo que la cita era imprecisa. Y
esto es porque nadie estaba autorizado a citar exactamente el Secreto.
Pero aún si la cita: “El último Papa estará bajo el control de satanás” sea exacta,
el Padre Martin en otras ocasiones modificó dos componentes principales de aquella
frase. “El último Papa”, dijo, no significa necesariamente el último Papa antes del 'fin de
los tiempos', sino el último Papa “de estos tiempos”. ¿Quería decir esto, el último Papa
antes de la Consagración de Rusia? Y, después la expresión: “bajo el control de satanás”, puede tener varios significados.
El Padre Martin acostumbraba explicar, cuando hablaba de actividades
demoníacas y de exorcismos, que hay varias maneras en cómo Satanás puede controlar
un ser humano. Puede poseer la persona, o parcial o perfectamente. La persona puede
haber “vendido el alma al demonio” a cambio de algún favor, o satanás puede controlar
de tal manera las personas y circunstancias que rodean esa persona que no consigue
hacer nada que sea contraria a la voluntad de satanás. El lamento del Papa Benedicto
XVI a varios visitantes en su oficina papal, ¡“mi autoridad acaba ya en aquella puerta”!
nos hace preguntar ¿hasta qué punto la Iglesia ya ha llegado a esa situación?
Podemos ver que el castigo espiritual ha sido aumentando desde 1960.
Eventualmente, este déficit de fe y virtud será el ambiente no sólo para uno, sino para varios
castigos físicos. Este terrible castigo “…no llegará sin aviso”, -dijo-, “pero… sólo los que hayan renovado su corazón –y probablemente, serán una minoría– lo
reconocerán por lo que es y podrán prepararse para las tribulaciones que seguirán”.
¿Nos dijo alguna cosa sobre este aviso?
Mira los cielos.
En 1997 dijo al entrevistador Bernard Janzen, “…Creo que el gran factor… es lo
que sucede en los cielos… ‘Mira los cielos’ es una señal prudente. Creo que…la señal
de Nuestra Señora aparecerá luego en los cielos. Creo que…vendrá como un choque
para todos…Creo que…la Iglesia será golpeada duramente por lo que aparecerá en los
cielos”.
“Mira los cielos”, fue el consejo que el Padre Martin dio muchas veces, pero
especialmente durante la primera mitad de 1997. Por alguna razón, estaba esperando ver la “Señal de Nuestra Señora”, -como le llamaba-, aparecer en el cielo aquella
primavera. Alguien le preguntó si sería el “Hale-Bopp”, un pequeño cometa que
apareció aquel año. “No”, -dijo-. Estaba esperando un tipo diferente de señal. Cuando
no apareció, a finales de junio, me dijo: “Esto quiere decir que no sucederá aún por
algún tiempo; tenemos algún tiempo más”.
¿Pero qué tipo de señal estaría esperando? ¿Sería la “Señal de Nuestra Señora”,
en el sentido de “Una mujer vestida del Sol, con la luna bajo Sus pies, y en la cabeza una
corona de doce estrellas”, o sería la “Señal de Nuestra Señora” sólo porque Ella nos
instruyó que esperásemos por ella? ¿Sería una señal específica mencionada en el Tercer
Secreto, tal como el Segundo Secreto nos había avisado estar atentos para “una noche
alumbrada por una luz desconocida” antes del comienzo de la 2ª Guerra Mundial?
Irónicamente, dentro de un año después que el Padre Malachi nos había dicho: “Miren
los cielos” comenzó a aparecer en los cielos un nuevo fenómeno. No sería la señal que
estaba esperando, pero podría aún significar algo en relación a los castigos del Tercer
Secreto.
En el verano de 1998, comenté al Padre Malachi que, por primera vez en mi
vida, parecía no tener energía; estaba completamente exhausta la mayor parte del
tiempo. Y dijo: “No se preocupe. No es cosa suya. Están haciendo algo a la atmósfera.
Pero tenemos que continuar”. Comencé a mirar los cielos con interés. Día tras día, un
grupo de aviones dejaba en el cielo una cuadrícula de largas líneas blancas, largando
alguna especie de sustancia blanca vellosa que no se evaporaba. Si continuásemos a mirar hacia arriba y observar lo que sucedía, las líneas individuales se dilataron y juntaron
unas a las otras, hasta formar una red continua de nubes artificiales.
Esta actividad, que al principio era esporádica, eventualmente tuvo lugar casi
todos los días en todos los lugares, creando una neblina difusa de polvo que oscurece
los cielos casi todos los días. Aunque en el principio el proceso fuese fácil de observar,
hoy la neblina persistente disminuye tanto la visibilidad que casi tenemos que estar en
un avión para ver la recolocación constante de este padrón de listas o cuadriculado por
detrás de la cobertura nebulosa permanente.
El Padre Martin nos dijo que los castigos físicos sucederían en la tierra, en el mar y
la atmósfera del globo. Él podría ver, durante el último año de su vida, que la atmósfera
estaba ya siendo afectada. ¿Podría esto constituir la base para parte del castigo?
Malachi Martin dijo al entrevistador del show de radio Art Bell en varias
ocasiones que, si alguien citase las palabras exactas del verdadero Secreto y le
preguntase si era cierto, tendría que decir que sí. Y así, muchas veces había personas
que telefoneaban a mencionar textos para que él pudiese evaluarlos. En general,
enfatizaban desastres horribles como terremotos, maremotos, tsunamis, etc. Una vez,
después de oír varios posibles “Secretos”, aclaró que no eran del texto que le habían
mostrado en 1960, dijo: “Lo que todos ellos tienen en común es que describen
alteraciones en la naturaleza, como si fuese la naturaleza misma rebelándose contra la
humanidad. Algunas de estas cosas están en el Secreto. Pero recuérdese que, cuando
estas cosas comiencen a suceder, no es cosa de naturaleza, ni cosa de Dios”.
Esto deja dos posibilidades: Satanás y los seres humanos. Su descripción en Keys
of This Blood, de “catástrofes, por la mano del hombre o naturales, en la tierra, el mar y
la atmósfera del globo”, menciona: “por la mano del hombre”, pero no da indicaciones
de actividad demoníaca abierta. Parece también excluir catástrofes viniendo del espacio
exterior, como la colisión de dos estrellas o la aproximación de un cometa. En verdad,
una persona que telefoneó al show Art Bell le preguntó si las predicciones incluían un
cometa. “Nada sobre un cometa”, fue la respuesta.
Catástrofes no naturales
y tampoco enviadas por Dios.
Sobre cuando estas convulsiones extraordinarias de la naturaleza comienzan a
suceder, él dijo: “Recuérdese que no es cosa de la Naturaleza, ni cosa de Dios”. Parecerá ser
cosa natural, o un acto de Dios, pero no es. En el pasado, “catástrofes, por la mano del
hombre o naturales” sugería algunas causadas por el hombre, como guerras, siendo
otros, actos de Dios como terremotos. Pero hoy, considerando la vasta alteración de
nuestros alimentos, del aire que respiramos, y hasta de nuestros procesos de vida,
“catástrofes, por la mano del hombre o naturales”, podrían bien ser una combinación de
dos factores, o sea, catástrofes causadas por la manipulación de la naturaleza por el
hombre y el uso de la naturaleza misma como un arma.
Energía escalar.
La revelación que el Padre Malachi me hizo de que “va a ser una nueva forma de
energía” que puede ser usada para matar mil millones de personas, parece corroborar
esta tesis. Él, describió esta energía como extremadamente barata, capaz de mejorar las
vidas de todo el mundo, pero, al contrario, puede ser usada para desarrollar armas de destrucción
apocalíptica. Aunque no hubiese dado un nombre a esta nueva energía, una que
corresponde a su descripción es la energía escalar.
La energía escalar se basa en los descubrimientos de un nuevo género de ondas
electromagnéticas que existen en el vacío del espacio. Estas ondas electromagnéticas
“longitudinales” viajan por el eje del tiempo. El tiempo mismo puede ser comprimido
en energía por el mismo factor (la velocidad de la luz al cuadrado) por el cual la materia
es comprimida para hacer energía. Como la energía puede ser obtenida del tiempo, tal
como de otras fuentes, podemos ahora desencadenar la potencia tremenda…
comprimida en el tiempo. Es como “poner una rueda de paletas en un río. La energía
adquirida es gratuita, visto que el río está… corriendo, y si lo aprovechamos o no”.
Nicola Tesla descubrió la energía escalar en 1889. Nacido en Croacia, de
ascendencia serbia, se naturalizó ciudadano americano en 1891. Trabajó con Thomas
Edison, y recibió ayuda financiera de J.P. Morgan. Pero cuando anunció en 1904 que
podría usarse ondas escalares para transmitir energía sin alambres, perdió el apoyo de
sus patrocinadores. Uno de ellos exclamó: “No se puede utilizar un medidor con la
energía libre”.
Tesla había dicho: “La energía eléctrica está presente en todas partes, en
cantidades ilimitadas, y puede hacer trabajar la maquinaria de todo el mundo sin ser
necesario carbón, petróleo, gas o cualquier de los combustibles comunes”. Como es
natural, a los poderes establecidos no les gustó oír eso, y Tesla murió pobre en 1943.
Después de su muerte el FBI confiscó todos los escritos suyos que podrían encontrar, y
sus descubrimientos han sido ocultados, hasta hoy. En vez de proporcionar al público su
tecnología, el Gobierno la mantuvo clasificada, usándola sólo para fines militares.
Sobre los terribles castigos que amenazan el mundo si persistimos en rechazar la
solución de Nuestra Señora, el Padre Martin dijo:
“…"Ellos" comenzarán, inesperadamente, y serán acompañados por una confusión generalizada de las mentes y
tinieblas en la comprensión humana…” “Partes completas de continentes serán cubiertas para siempre por el océano. Naciones enteras desaparecerán. Naciones enteras
perderán la Fe. Catástrofes naturales que el mundo nunca ha visto, asolarán la
humanidad".
Una vez, durante el show Art Bell, una persona telefoneó a preguntar al Padre
Martin si los Estados Unidos eran mencionados en el Secreto, respondió: “Nuestro país
no es mencionado específicamente, pero algo muy relevante es mencionado”.
Rusia y el Tercer Secreto.
El Tercer elemento que el Tercer Secreto comprende, según el Padre Malachi
Martin, es Rusia. En todos los puntos del desarrollo del cumplimiento de estas
profecías, Rusia sería el gatillo que avanza el proceso. En su libro Keys of This Blood,
que salió antes de la caída de la Cortina de Hierro, Malachi Martin escribió un análisis
pasmoso sobre el papel de Rusia. He aquí algunos extractos:
“En 1980, el Papa Juan Pablo II habló a un grupo de católicos
alemanes sobre el Tercer Secreto. ¿‘Por qué’ preguntó uno de ellos, ‘Juan
XXIII se negó a obedecer a las peticiones del Tercer Secreto’? Dada la
gravedad de su contenido’, explicó, ‘mis antecesores en el Oficio Petrino
preferían adelantar diplomáticamente la publicación, para no dar motivo al
poder mundial del Comunismo para tomar ciertas medidas’.
Sus palabras, escribió Malachi Martin, señalan un peligro moral que las naciones
capitalistas enfrentan, sobre el cual Lucía es bastante explícita en el texto del Tercer
Secreto. Porque el Santo Padre llegó a esa conclusión e hizo esa afirmación, indica que
debe ser correcta y basada en hechos objetivos.
“En verdad, en este ‘Tercer Secreto” -continuó-, “las palabras de
Lucía son tan explícitas y tan verificables –y por eso tan auténticas– que,
si los dirigentes del Partido-Estado Leninista supieran esas palabras,
decidirían con toda probabilidad tomar ciertas medidas territoriales y
militaristas, contra las cuales el Occidente tendría pocos o ningunos
medios de resistencia, y la Iglesia hundiría en una subyugación mayor y
más profunda en relación al Partido-Estado. Las palabras de Lucía
señalaron una vulnerabilidad terrible en las naciones capitalistas… El
Occidente capitalista podría ser vencido por la URSS”.
Este análisis era comprensiblemente relevante durante la época del Comunismo.
¿Pero Rusia constituirá aún un peligro, después del derrumbamiento de la Unión
Soviética?
El Padre Martin no estaba seguro de que habría un derrumbamiento. Muchos
funcionarios soviéticos aún mantenían las mismas posiciones, por haber sido electos, otra vez, a los mismos cargos como “antiguos comunistas”.
Y también hay el arsenal nuclear de Rusia. Durante la Guerra Fría, nos decían
constantemente cuántos misiles de largo alcance la Unión Soviética tenían apuntados
directamente contra nosotros, preparados para desencadenar el Armageddon al pulso de
un botón. ¿Están intactos aún estos sitios de lanzamiento? Si el Gobierno ruso actual no
tiene planes para hacer la guerra, hay siempre el peligro de un accidente nuclear o que
armas puedan caer en las manos de terroristas.
Rusia lleva la ventaja en el desarrollo de la energía escalar, que es aún más
peligrosa que la amenaza nuclear. La mayoría de los papeles de Tesla se enviaron a
Yugoslavia después de su fallecimiento, y de allí cayeron fácilmente en las manos de
los soviéticos. Mientras la mayoría de las universidades del Occidente ignoraron sus
investigaciones a causa de la amenaza que la “energía gratuita” constituía para el
comercio a gran escala, las universidades de la Unión Soviética y de sus satélites las
incluyeron. Los soviéticos usaron la tecnología de Tesla en su corrida por la
superioridad militar en relación a los Estados Unidos. En enero de 1960, Nikita
Khrushchev anunció…que Rusia había desarrollado “una nueva arma fantástica, tan
poderosa que podría destruir toda la vida en la Tierra” si fuese usada sin restricciones.
Algunos investigadores piensan que los soviéticos comenzaron ya en los años 60 a usar
esta arma para atacar blancos militares americanos y alterar el clima sobre América. El
Occidente, habiendo suprimido las descubiertas de Tesla, se encontraba mal preparado.
Por eso, mientras Rusia sigue expandiendo su capacidad escalar, las organizaciones
americanas de defensa están corriendo para alcanzarla.
El obús de Tesla.
El arma escalar más básica es el interferómetro longitudinal, o “obús de Tesla”.
En 1908 Tesla descubrió que, con el interferómetro, podría intersecarse dos rayos de
ondas escalares. Usando técnicas de rayos cruzados, pueden combinarse ondas paradas
gigantes para producir un rayo focalizado de enorme energía. Estos rayos focalizados
pueden ser dirigidos contra un blanco en cualquier parte del mundo, debajo del agua o
en el cielo. El pulso electromagnético violento que alcanza el blanco lo destruirá
completamente. Los rayos pueden ser enviados también a través de la tierra, para
desencadenar terremotos o erupciones volcánicas.
Por lo tanto, además de ser mortíferas, las 'armas escalares' pueden ocultarse
detrás de las fuerzas de la naturaleza, llevando a las poblaciones-blanco a creer que fueron
castigadas por un acto de Dios, cuando en realidad fueron atacadas por un arma
desarrollada por hombres. Los pulsos escalares pueden hacer que las tormentas
ganen una fuerza tremenda y se transformen en huracanes o tornados, que, manipulando
los corrientes de chorro, pueden ser dirigidos deliberadamente contra blancos
localizados. Inversamente, nubarrones pueden ser disminuidos en su energía, haciendo
que ellos pasan por alto en el cielo, privando tierras áridas y quemadas de la lluvia que
necesitan desesperadamente.
Al considerar que Rusia toma la delantera en el mundo en el desarrollo de estas
armas, es crucial saber si aún hay fuerzas beligerantes de la línea dura estando en acecho en Rusia. Malachi Martin se preocupaba, por ejemplo, con lo que había sucedido
al aparato del KGB. En una larga conversación con Bernard Janzen en 1994, dijo que
los comunistas no habían sido derribados. “Se retiraron”, dijo. “…Hoy sabemos que los
agentes del KGB se mezclaban con las muchedumbres que cantaban en las calles…
[Ellos] estaban orquestando acontecimientos…no hubo ninguna revolución en serio…
El KGB tuvo una red de espías, contra-espías, dirigentes de espías, informadores,
mensajeros, y asesinos de todos los tipos. Tenían gulags, campos de prisioneros con
guardianes, torturadores, capitanes y trabajadores esclavos. ¿Qué sucedió a todo eso?
“
…Nadie dijo nada. Nadie del KGB fue encarcelado por los
crímenes que cometió. Nadie fue llevado a los tribunales. No hubo
procesos para condenar los que habían sido asesinos y torturadores…
durante aquellos años en los gulags. Nadie ha hablado de esto. ¿Los
gulags aún están allá? ¿Aún hay prisioneros en los campos?...”
¿Quién controla la información?
¿“Quién organizó de tal manera la comunicación social que no nos da respuestas
a estas preguntas? Ni siquiera se plantean las preguntas. ¿Quién dice a la gente de la
comunicación social que estas cuestiones no sean indagadas?... ¿Quién controla el flujo
de información, de modo que no oímos noticias sobre lo que está pasando realmente en
Rusia?...
“La única explicación es que hay un poder más alto al que ambos prestamos
homenaje”, dijo Bernard Janzen cuando la URSS aún existía.
“Hay un grupo de hombres que hace posible tanto la Unión Soviética como los
Estados Unidos. Y ellos han decidido que, entre estas dos superpotencias, pueden
acorralar el mundo en un nuevo orden mundial económico…Tanto la Unión Soviética
como el Occidente capitalista están siendo dirigidos para producir un mundo sin Dios”.
La misma conclusión se refleja en su novela Vatican, en la que un alto funcionario
del KGB confiesa al protagonista: “…Nosotros tenemos miedo de esta asamblea de
hombres poderosos… que están encima de los Estados Unidos y encima de la Unión
Soviética – encima de todos. Son una ley a sí mismos. Nos quieren ambos muertos, a
vuestro lado y nuestro lado. Nuestro verdadero combate es…contra ellos. El grupo
totalitario, fascista, internacional, basado en el capital, que es cien veces más inhumano
de que Ustedes piensan que nosotros, Marxistas, somos”.
Los enemigos de la Iglesia:
francmasones, satanistas.
Aún en su libro final, la novela Windswept House (Casa barrida por el viento),
los masones, los satanistas, enemigos de la Iglesia de todo género últimamente tienen
que agradar a una figura misteriosa y tenebrosa, sólo conocida por “Piedra Angular”.
Un día, mientras caminábamos por la Avenida Lexington en Nueva York, el
Padre Martin dijo:
“Aún tenemos nuestras estructuras de Gobierno, nuestros procedimientos democráticos, nuestros votos. Pero, estamos controlados. En los
próximos años, las decisiones que más afectan a nuestras vidas no serán hechas por los
americanos”.
En el Nuevo Orden Mundial, -dijo-, la nación-estado ya no tiene ningún significado. Todo es global. Pero, el Nuevo Orden Mundial no es tanto político como
financiero. Dijo a Bernard Janzen, “…La situación geopolítica actual es dominada por
una cosa sola: el flujo de capital y el flujo de bienes de capital. Y ningún país puede
quedar fuera de esto…Deberemos conformarnos con la nueva geopolítica del
comercio…Deberemos estar dependientes del Fondo Monetario Internacional… y del
Banco Mundial. …Toda nuestra economía deberá estar coordinada con la economía
global”.
Los hombres que están por delante del Nuevo Orden Mundial no son leales a
ningún país en especial. “…E mercado es dominado por unos 60 a 80 hombres que deciden cuáles son las naciones que vivirán y cuáles las que morirán…Son muy, muy
ricos y… se hacen cada vez más ricos… Tienen dinero invertido en todas las partes del
globo. Deciden cuál será el valor de nuestro dinero. Dicen al Presidente de los Estados
Unidos lo que debe hacer y lo que no debe hacer. Y él tiene que hacer lo que le dicen”.
Poder sobre el Vaticano.
Una de las naciones afectadas por esta hegemonía de esos 60 a 80 individuos, que
comandan las economías de todas las naciones de la Tierra, es la pequeña ciudad-estado
conocida por: Ciudad del Vaticano. También está bajo el control de estos pocos hombres
poderosos, y debe hacer lo que ellos dicen para sobrevivir. Pero lo que aún era más
aflictivo para el Padre Malachi fue el descubrimiento que la Iglesia misma había sido
cómplice, a lo largo de los años, de esta oligarquía financiera todo-poderosa y servidora
de la avaricia. La vasta riqueza que la Iglesia consiguió acumular se debe en parte a su
colaboración en transacciones financieras con sus enemigos más feroces. El Padre
Malachi afirmaba que la necesidad de someterse a la voluntad de estos enemigos costó
la Iglesia su liderazgo espiritual, de modo que ahora confía en el poder financiero
terreno, como en el pasado había confiado en el poder político terreno, en vez de confiar
en el poder espiritual que le fue concedido por Cristo.
“El acuerdo”.
Tan perturbado estaba el Padre Malachi con esta situación que dedicó tres de sus
libros al asunto. En su novela Vatican, esta colaboración toma forma concreta en un
documento que él llama: “el Acuerdo”, que todos los Papas, desde la caída de los
Estados Pontificios, habían firmado. La finalidad declarada del Acuerdo era “Conseguir
que dos enemigos, la Santa Sé y la Asamblea Universal, entrasen en iniciativas
comerciales con beneficio mutuo, mientras continúan en ser enemigos”.
Dije una vez al Padre Malachi que Vatican era, de sus libros, mi favorito.
Respondió que Vatican era la más autobiográfica de sus obras. En otros términos, había
incluido en la vida del protagonista mucho de su propia experiencia, y según cabe
presumir, también de sus propias convicciones.
"Si yo fuese Papa".
Otro título de este libro podría haber sido “Si yo fuese Papa”, porque, en cierto
punto de la novela, hay un cónclave en que el protagonista es nombrado para ser Papa.
“No firmaré este Acuerdo”, dice a los Cardenales pasmados, que ni siquiera oyeron
hablar de él. Sosteniendo una pequeña hoja de papel que vigorosamente rasga en
pedazos mientras explica la historia y finalidad del Acuerdo, avisa: “Si me eligen Papa,
habrá consecuencias. Cuando renuncie al Acuerdo, la Iglesia dejará de gozar de la
protección de los poderes constituidos, o de la prosperidad económica que derivaba de
ella, pero estaremos de nuevo libres para ejercer la autoridad espiritual que Cristo dio a
Pedro, y a sus sucesores”.
Deja caer al suelo los pedacitos de papel. Por supuesto, este “Acuerdo” puede no
ser más que un artificio de estilo, pero la realidad subyacente por detrás de esta
figura literaria puede contribuir mucho para explicar por qué es que siete Papas,
uno tras otro, no han osado consagrar a Rusia al Inmaculado Corazón de María.
Cada nuevo Papa, al leer el Secreto, enfrenta todo el horror de los castigos que
nos amenazan. Debe también sentir la presencia amorosa de Nuestra Señora, pidiéndolo,
llamándolo, exclusivamente a él. Toda la confianza y amor filial por Ella, que él
ha alimentado durante toda su vida, todas las gracias y el valor que ha conseguido
adquirir, le serán necesarios ahora.
Porque, al mismo tiempo tiene que aprender por qué es tan terriblemente aterrorizante nombrar a Rusia en una consagración.
Malachi Martin escribió en Keys of This Blood: “Si hay un elemento dominante
[en el] Tercer Secreto, es Rusia. Las estipulaciones del Tercer Secreto sólo hacen
sentido en relación a Rusia. …
“… El cambio geopolítico implicado en el ‘Tercer Secreto’ no estaba muy
lejos… Rusia era su seno. Rusia era su punto focal. Rusia sería el agente principal del
cambio. Rusia sería la fuente de una ceguera y del error, a la escala universal”.
En aquel Secreto, la elección entre “paz mundial o catástrofe mundial es descrita en términos de María, y…Rusia. La reforma o…deficiencia mortífera de la Iglesia es también descrita…en términos de María y…Rusia”.
Sabemos quién ganará al final. Porque María Santísima prometió: “Mi
Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará a Rusia, que se convertirá,
y será concedido al mundo un tiempo de paz”.
Oh Santa María, ¡que venga pronto Tu Triunfo!
Nota de M. Z./: Ver también el post:
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