Necesitamos al menos 8 abrazos por día.
Los abrazos son una forma particularmente íntima e intensa de expresar emociones. A través de un abrazo podemos transmitir alegría o dolor, podemos decirle a una persona que puede contar con nosotros incondicionalmente y comprender su estado mental sin hablar.
Pero el hecho es que los abrazos no solo nos ayudan a conectarnos con los demás y expresar lo que sentimos, sino que también tienen un efecto muy positivo sobre el equilibrio emocional y la salud del cerebro.
¿Qué pasa cuando alguien nos abraza?
Cuando alguien nos abraza, el contacto físico activa los receptores de presión que tenemos en nuestra piel, que también se conocen como corpúsculos de Pacini, y responden principalmente a la presión profunda. Estos receptores envían inmediatamente señales al nervio vago.
En ese punto, comenzamos a sentirnos bien porque ese nervio está conectado con fibras nerviosas que alcanzan diferentes pares craneales y desempeñan un papel importante en la regulación de la mayoría de las funciones clave del cuerpo, incluida la presión arterial.
Por lo tanto, como resultado de un abrazo y la estimulación del nervio vago, disminuyen la frecuencia cardíaca y la presión arterial. En realidad, el nervio vago juega un papel importante en el sistema parasimpático, que representa una especie de freno de mano cuando estamos bajo estrés o sobreexcitados.
Otro cambio importante tiene lugar directamente en el cerebro. Un abrazo estimula la producción de dopamina, un neurotransmisor conocido como la “hormona del placer” porque crea una sensación de satisfacción que alivia el estrés y la tensión. También se aprecia que un simple abrazo aumenta la producción de oxitocina, conocida como la “hormona del amor”, que nos permite conectarnos emocionalmente con los demás y confiar en ellos.
Y el hecho más importante es que los efectos de un abrazo son inmediatos. Con diferentes experimentos que se realizaron en todo el mundo, pudo comprobarse que eran muchas más las situaciones que activaban la producción de esta hormona. Se descubrió, por ejemplo, que un abrazo de 5 segundos la estimula; pero uno de 20 segundos la activa y equivale a un mes de terapia.
Un estudio realizado en el Advanced Telecommunications Research Institute International en Kyoto organizó una conversación de aproximadamente 15 minutos entre algunas personas y sus parejas. Después, algunos de ellos recibieron un abrazo y otros no. Al evaluar los parámetros fisiológicos, los investigadores apreciaron que aquellos que recibieron el abrazo mostraron una reducción significativa en el nivel de cortisol en la sangre, la hormona del estrés que causa tanto daño.
Los abrazos nos ayudan a sentirnos bien con nosotros mismos.
Se descubrió que un abrazo o una caricia amorosa afectan la capacidad del cerebro para imaginar el cuerpo, incluso en adultos. Este tipo de contacto físico también es esencial para desarrollar y mantener una percepción adecuada de nuestro cuerpo.
Según un estudio realizado en el University College de Londres, la clave está en el hecho de que este tipo de contacto corporal ofrece agradables sensaciones táctiles que generan una serie de señales propioceptivas que nos ayudan a sentir mejor nuestro cuerpo.
El bienestar emocional no es la única consecuencia positiva de la segregación de esta hormona. También incide decisivamente en el bienestar físico.Ayuda a que te enfermes menos y a que sanes más rápido, en caso de que algo te afecte. Fortalece el sistema inmunológico y mejora el funcionamiento de tu corazón. Es un pequeño prodigio químico que enriquece tu vida.
En la práctica, un toque o un abrazo, no envíe solo las señales propioceptivas a nuestro cerebro que nos permitan ser más conscientes de nuestros cuerpos, sino también que podamos sentir que somos dignos de ser amados. Y estos sentimientos nos hacen sentir muy bien.
De hecho, según estos investigadores, la falta de abrazos y caricias podría ser un factor desencadenante o agravante de los trastornos de la imagen corporal, como la anorexia y la bulimia.
Más datos sobre la oxitocina, la hormona de los abrazos:
- La hormona de los abrazos se produce en la glándula pituitaria. Está regulada por las células del hipotálamo, que a su vez incide en todas las glándulas del organismo. Como quien dice: tiene que ver con todo el cuerpo.
- Cuando la oxitocina se produce, aparece en la sangre. Si eso ocurre, la amígdala desencadena una serie de reacciones que se traducen en un comportamiento más generoso y tranquilo.
- En 1998 se descubrió que los niños autistas tienen niveles menores de oxitocina. En 2003 se hizo un experimento en el que se les administraba esta hormona por vía intravenosa y se observó un descenso en las conductas automatizadas de estos niños.
- La oxitocina es un excelente antídoto contra los miedos y fobias sociales. En otras palabras: si estás en una situación social que te provoca temor, probablemente un abrazo de alguien que en ese momento tengas cerca te reconfortará.
- Los abrazos contribuyen a disminuir la tristeza y a mejorar el funcionamiento de la presión arterial. Por otro lado, los besos tienen un efecto similar al de un analgésico, pero además contribuyen a quemar calorías y a disminuir las arrugas.
- La hormona de los abrazos también contribuye a que se produzca más serotonina y dopamina. En palabras más comunes, reduce el estrés y ayuda a que tengas una actitud más positiva frente a la vida.
¿Cuántos abrazos necesitamos todos los días?
En realidad, podríamos vivir sin abrazos, pero sería como morir lentamente, un poco cada día. Acerca de esto, la terapeuta familiar Virginia Satir dijo: “Necesitamos cuatro abrazos al día para sobrevivir, ocho abrazos para mantenernos como estamos y 12 abrazos para crecer”.
En el hospital psiquiátrico de la U.C.L.A. había un tal Dr. Bresler que no escribía recetas convencionales, sino recetas que decían: "Tome cuatro abrazos al día. Abrace una vez por la mañana; otra al mediodía; otra por la tarde y otra antes de acostarse".
De hecho, durante un estudio realizado por investigadores de UCLA, se escanearon los cerebros de los participantes mientras estaban sujetos a descargas eléctricas. Sus parejas los acompañaron durante la prueba y, en algunos casos, se les permitió tomarse de la mano.
Por lo tanto, se encontró que el contacto físico estaba ayudando a lidiar con el estrés de la experiencia y que en estos casos se activaron las áreas del cerebro responsables de mitigar el miedo.
Estos estudios muestran que los abrazos tienen un efecto muy poderoso en nuestros cerebros y nos ayudan a lograr un estado de relajación y confort, al tiempo que nos permiten lidiar mejor con el estrés y el miedo. Por lo tanto, incluso si no son 8 abrazos, aún necesitas garantizarte una dosis diaria de abrazos.
Hagamos todo lo posible por abrazar a todos los que podamos a lo largo del día. Y, si por las circunstancias que fuesen, no se nos logra, otra alternativa también extraordinariamente eficaz es el recibir un buen masaje de relajación siempre que podamos. También está demostrado científicamente que los beneficios para el cuerpo y la mente al recibir un masaje son muchísimos: se reduce la tensión muscular del cuerpo, mejora la circulación, alivia el estrés, aumenta la función inmune, mejora la calidad del sueño, mejora la actividad mental, estimula la circulación linfática, reduce el dolor muscular, mejora la movilidad de las articulaciones, aumenta la calidad de la sangre (Glóbulos rojos y blancos) aumentando así la capacidad para transportar oxígeno......
Maryo Z.