LA LLAMADA 'ÚLTIMA CENA' NO FUE COMO LA PINTÓ LEONARDO DA VINCI. NO ESTUVIERON PRESENTES SÓLO JESÚS Y LOS DOCE APÓSTOLES SINO MUCHAS MÁS PERSONAS. EL VATICANO LO SABE.

Aunque, 'esto', pueda desconcertar a la mayoría de los estudiosos de las Sagradas Escrituras..., así es, en efecto, -¡y no podía ser de otra manera si lo pensáramos bien!-, en la llamada 'Última Cena' 

no sólo estuvieron presentes los doce apóstoles sino que, 

¡estuvieron presentes cerca de una treintena de personas!

¡¿Por qué no iban a poder estar en un momento como ese algunos de sus familiares y amigos o discípulos más allegados de Jesús?!

Entre esas personas que estuvieron en la llamada Última Cena se encontraban también, María la madre de Jesús, María Magdalena y su hijo Marcos (e hijo de Saúl), Marta, Salomé, Jacobea,
José de Arimatea, Nicodemo...

Además, el Maestro y Avatar Jesús y esa casi treintena de personas que formaban parte de sus discípulos más íntimos, en esa llamada "Última Cena" no estuvieron sentados alrededor de una mesa dispuesta para la ocasión, ¡¡sino que estuvieron todos sentados en el suelo!!, -según ha revelado el propio Maestro Jesús-. 

'El Maestro Jesús tenía los ojos azules, de un azul claro tan luminoso
que brillaban como dos perlas sobre su tez morena'. 
"El otro rostro de Jesús. Según recuerda un esenio", de D. Meurois - A. Givaudan

Hay innumerables versiones de cómo y dónde se desarrolló la llamada Última Cena, y quiénes fueron los discípulos que estuvieron presentes en ella, pero, al final, nos quedamos con la versión que, curiosamente, no tiene nada que ver con las versiones que se conocían hasta ahora. Y, es precisamente, la versión que nos relata el Principal Protagonista de Aquel acontecimiento que se vivió hace 2.000 años, es decir, el mismo Maestro Jesús el Cristo. 

Este pequeño y significativo texto que viene a continuación y, como toda la obra, "El Libro Secreto de JESHUA. La vida desconocida de Jesús, según la memoria del tiempo. Tomo I y II" no ha sido escrita por el sistema muy de moda actualmente de "canalización" o "inspiración" sino que ha sido  extraída con arduo trabajo de la Memoria del Tiempo, también conocida como los Anales Akáshicos... 

¿Cómo saber que, por fin, esta es la auténtica, la verdadera descripción de la Última Cena, tal y como ocurrió?, se preguntarán muchos. ¡Es la más sencilla y sin profusión de detalles! ¡Cada cual deberá seguir los dictados de su propio corazón y no los de su mente si quiere saber, a ciencia cierta, si fue así la llamada Última Cena, tal y como lo describe el mismísimo Maestro Jesús el Cristo! ¡Los buscadores sinceros de la verdad no tendrán mayores dificultades en encontrar la respuesta!
M. Z. G.

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Fue allí, sentado en el borde del pozo (de la casa de Yussaf-José de Arimatea), cuando de repente decidí celebrar una nueva y última cena para aquella misma noche, cena donde podría exponerles a algunos (de los discípulos)  los riesgos que corríamos.

Sin embargo, no podíamos ser más de una veintena, para poder entablar una verdadera conversación; por otra parte,  era ya demasiado tarde para avisar a todo el mundo. Algunos estaban fuera de las murallas para prodigar cuidados o prestar ayuda allí donde hacía falta, otros estaban diseminados por la ciudad y difícilmente localizables en un lapso de tiempo tan corto. Evidentemente, Myriam (de Magdala) y mi madre estarían presentes, igual que Yussaf y, a ser posible, Nicodemo.

- ¿Quieres que se avise a Judas? -me preguntó Juan-.

- ¿Y por qué no avisarle? Sabes que no es difícil dar con él, tiene familia en jerusalén.

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Con el fin de proteger a mi tío Yussaf, a Nicodemo e incluso a Marta (sus casas servían de lugar de reunión y para pernoctar), símplemente reiteré el deseo de encontrar un lugar discreto entre los muros de Jerusalén, quizás una estancia elevada donde nos podríamos reunir en cualquier momento.

Era una sala elevada que, días atrás, había deseado que ocupáramos en el seno mismo de Jerusalem.

En contra de lo que se podía esperar, estaba situada en un callejón muy frecuentado y se accedía franqueando una vieja puerta con herrajes que daba a una escalera de madera muy empinada, la cual subía directamente hasta un piso cubierto para finalmente desembocar en una azotea. 

Felipe se ofreció a encontrarla en cuanto formulé la necesidad de reunirnos regularmente en un lugar tan improbable que no atrajera la mirada de nadie. La estancia estaba un poco deteriorada y polvorienta, pero era bastante grande. Había servido antiguamente como almacén de trigo (un viejo granero) y podía contener sin problemas un centenar de personas, también permitía comer algo simple sobre el suelo mismo en caso de necesidad. Era perfecta.

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Así pues, al caer la noche, no éramos muchos los que empujábamos la puerta de la casa donde teníamos nuestra sala. Recuerdo que tuve una extraña sensación cuando la descubrí tan vacía, con todas aquellas esteras que nos habían acogido cuando éramos tan numerosos (120) (108+12) apenas tres días. Nuestra voces resonaban un poco tristes.

Leví y Jacobo se encargaron de encender las lámparas de aceite colgadas en sus nichos murales; Marcus, el hijo de Myriam (y de Saúl), dispuso sobre el suelo las tortas con el aceite y las especias molidas que íbamos a compartir, y Yussaf sacó de su bolsa tres o cuatro pequeñas garrafas de pasta de vidrio llenas de ese vino de sus viñedos que siempre ofrecía tan generosamente.

Por fin, llegó el momento de tomar la palabra. Quería ser directo para hacerles comprender bien que la situación me parecía más tensa de lo que había expresado delante de todos (los 120). Existían peligros muy reales y no cabía cerrar los ojos sobre su inminencia.

- ¿Cómo lo sabes, Maestro? -preguntaron simultáneamente Judas y Pedro-.

Me guardé de mencionar mi encuentro con Pilato esa misma mañana, no era cuestión de ponerle en una posición insostenible si, por indiscreción, alguien llegaba a contarlo.

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- "No améis solo a los que os aman, amad a los que están en el caos, amad como yo os amo y como siempre os amaré. Salid de vuestros recuerdos, redescubrid vuestra memoria y enseñad esta necesidad de ser, ya que pronto, os lo repito, tendré que desvanecerme".

Dos mil años más tarde, todavía me oigo pronunciar lentamente estas palabras; me veo tomar una torta de cebada, soplar sobre ella toda la Luz de Awoun (el Padre-Madre de todos y todo) y romperla en tantas partes como comensales éramos... Y, mientras lo hacía, captaba y contemplaba sobre cada una la crepitación ardiente de la Presencia de mi Padre, que viajaba de mano en mano a fin de impregnarlas de Su Fuerza más simple, la de la Bondad. Sí, la Bondad realizó su obra en aquellos instantes, Ella, la gran olvidada; Ella, de la que tan poco se habla... 

- Amigos míos -dije entonces, con un nudo en la garganta-, comed este pan y bebed este vino como si fuesen mi carne y mi sangre... Quiero decir... Como si fuesen su Esencia, la Luz que vive en ellas y a través de la cual todos los prodigios se pueden realizar... Como si se convirtieran en el punto de encuentro entre el Cielo y la Tierra. Oh, comprendedme..., no os hablo simplemente de un símbolo, sino de este Amor infinito que todo corazón puro puede invitar a descender en la materia de este mundo a fin de volverse fermento. Este Amor es un chisporroteo de alegría tan contagioso...

"Muy pronto, os lo anuncio, os tocará a vosotros reproducir estos mismos gestos para compartir con toda coherencia Eso que vuestro cuerpo y vuestro espíritu reclaman. Entonces, si sois auténticos -y solo si sois auténticos-, la Memoria de mi Presencia, la del Soplo que me atraviesa, os atravesará a vosotros".

Callé tras estas palabras que mi alma había destilado y miré intensamente en la penumbra a todas y a todos los que estaban allí reunidos en un círculo improvisado. Algunos parecían cargar el mundo sobre sus espaldas. Era sobre todo el caso de Judas.....

Extraído de: "El Libro Secreto de JESHUA. La vida desconocida de Jesús, según la memoria del tiempo. Tomo II" - Daniel Meurois - Edit. Isthar Luna-Sol

Nota de Maryo Z./: El Evangelio, y también la Memoria del Tiempo, nos dice que Nicodemo fue aquel discípulo que una noche estando a solas con el Maestro Jesús, le preguntó: "¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?". ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el vientre de su madre y nacer?". (Juan 3-v.4) ¡Pues, Nicodemo, a pesar de ser uno de los Doctores de la Ley mosaica, no comprendía el concepto de la reencarnación. 

Por otra parte, muy pocos pertenecientes al mundo occidental cristiano saben que fueron José de Arimatea y Nicodemo los que se encargaron de descender de la cruz y con extrema precaución el sagrado cuerpo de su Maestro Jesús el Cristo. Fueron ellos los que 'desclavaron' los clavos con infinita delicadeza; y fueron descendiendo con un lienzo el cuerpo del Maestro y Avatar (encarnación del Divino). A los pies de la cruz se encontraba un centurión romano, también discípulo del Cristo, y que recogió en sus brazos el cuerpo del Maestro. 

Nicodemo, también fue uno de los escasos seres humanos que tuvieron el privilegio de sostener en su mano el Santo Grial que, después de la crucifixión, fue José de Arimatea el designado para custodiarlo y llevarlo, a un lugar, al Norte... Por supuesto, el Santo Grial, no se encuentra sobre la superficie de la Tierra sino en su 'corazón', y es inaccesible al ser humano. Todos los supuestos Santos Griales que se encuentran sobre la superficie de la Tierra sin importar el Templo o Catedral donde se encuentren, ¡¡son falsos!!

  Maryo Z. G.