Cuando miráis a vuestro alrededor en el mundo de hoy podéis reconocer muchas falsas religiones, falsos dogmas, falsos profetas, los ídolos de arcilla a los que se aferra el hombre para evitar la realidad de su responsabilidad personal de reconocer al Cristo en sí mismo.
Por sus muchos profesores terrestres y líderes religiosos, el hombre ha llegado a creer que debe mirar siempre hacia afuera, que debe mirar hacia ellos para el verdadero sostenimiento espiritual de su vida y para instruirse con relación a cómo debe pensar y lo que debe creer.
En donde más evidente resulta esto, es en la actitud religiosa de hoy hacia la misa cristiana. Tenéis a una religión, la católica, que ha acaparado la responsabilidad de representar al Cristo y ha esparcido sus doctrinas por todo el mundo, profesando infalibilidad y afirmando que si el hombre conoce a Cristo debe creer en las interpretaciones de la Iglesia.
Esa interpretación es incorrecta, y es responsable, por tanto,
de confundir a millones de almas que
han seguido sus doctrinas.
El Cristo es una Luz, una Iluminación, un Principio para todos los seres humanos, todas las religiones, todos los credos, todos los colores y todas las razas. No pertenece sólo a la religión cristiana. La luz del Cristo está instalada dentro de cada ser de esta Tierra, y es por medio de la comprensión y seguimiento de esa luz que la Humanidad de todo el orbe será redimida.
En la Era en que vivís actualmente es natural que el hombre considere la forma física como una parte esencial de la vida. Tras haber vivido y experimentado la Era de Piscis, el hombre se preocupa principalmente por los aspectos físicos y limitaciones de la vida que son definidos por sus cinco sentidos. Por tanto, si La Energía Cósmica no toma una forma física sobre la Tierra, el hombre se muestra poco propicio a entender su significado.
Por ese motivo han aparecido en forma física los grandes Seres sobre la superficie terrestre. El Nazareno fue la última forma, a través de la cual, se manifestó el Cristo sobre la Tierra. A través de su forma física, el Cristo se expresó y tomó contacto con la Tierra. Expresó el Principio Crístico para la Era de Piscis que iba a venir, y sus enseñanzas han gobernado e iluminado las vidas de muchas personas a lo largo de esta Era.
El hombre interpretó erróneamente muchas de las enseñanzas del Nazareno, y algunas incluso han sido cambiadas por las propias ideas que tiene el hombre sobre la vida; pero la vibración del Espíritu Cósmico sigue viviendo en sus palabras. Estáis entrando ahora en la Era de Acuario; el Cristo Acuárico va a venir pronto, y por tanto, en este capítulo voy a tratar de prepararos y de llevaros a una comprensión de Él.
No quiero decir con esto que el Cristo de la Era de Acuario sea diferente del de la de Piscis, sino que la forma que tomará sobre la Tierra será diferente, pues el Cristo Píscico no tendrá ya atractivo, especialmente para los jóvenes, en la Era de Acuario.
Es interesante que cuando miráis a la Luna, el satélite de la Tierra, veáis un cuerpo que tiene forma pero no 'vida aparente', en oposición a la Tierra, en la que reconocéis forma y vida. Ello, se debe a que la frecuencia de la vida en la Luna es diferente a la de vuestro planeta. Sin embargo, sí cambiara la frecuencia vibratoria de la Tierra, como va a suceder en los próximos años, podríais apreciar que hay seres en la Luna que también miran a la Tierra, y no ven la expresión de la vida que hay en ella. Mirarán a la Tierra como un planeta desolado, al igual que veis vosotros, ahora, a la Luna.
La expresión de la vida física puede tener muchas apariencias, dependiendo de la frecuencia y longitud de onda de la materia y de la tasa vibratoria de la vida del planeta. Cuando entréis en la Era de Acuario, va a cambiar la estructura de la materia en la Tierra. La tasa vibratoria de la Tierra va a aumentar, la frecuencia de la materia va a acelerarse, pues todo el Cuerpo Solar -Sistema Solar- se está moviendo en una espiral evolutiva ascendente. Por tanto, cambiará la forma física de la vida en esta Tierra,
y como el Cristo, está dentro de todas las formas de vida
y energías de esta Tierra,
también su apariencia será diferente.
El Principio básico del Cristo, el Principio que ilumina sobre esta Tierra, el Principio que redimirá a la Humanidad, y a esta Tierra, es el del servicio sacrificial por Amor. El Cristo, por tanto, es el espíritu de servicio, del sacrificio del yo, porque mediante el control de sus elementos interiores, el Hombre puede elevarse y ser un instrumento de servicio. Esa fue, verdaderamente, una de las principales demostraciones del Nazareno.
Había perfeccionado tanto su Ser, a través de muchas encarnaciones, muchas tribulaciones, pruebas e iniciaciones, que cuando encarnó en aquel tiempo fue capaz de ser Cristificado y de personificar al Cristo en forma física. La vida del Nazareno trataba de demostrar lo que podía alcanzar el Hombre, y lo que podrá hacer cuando también esté Cristificado.
No penséis por ello que el Cristo sólo habita en unos cuantos seres de gran evolución. La expresión crística habita en todos vosotros, y la luz con que brilláis, la luz Crística, variará sólo de acuerdo con vuestros puntos de conciencia, vuestros conocimientos anímicos, los cuales habéis aprendido durante muchas encarnaciones pasadas, pero especialmente en esta encarnación presente en un momento tan crítico en la historia de la Tierra.
Todos sois Cristos en la estructura. La Navidad, no es la época del nacimiento del Nazareno, sino el momento en el cual los Seres Superiores de la vida, celebran, al igual que vosotros celebráis los cumpleaños, el nacimiento de la Luz Crística. Es un momento en el que todos vosotros deberíais mirar en particular al Cristo que hay en vosotros. Es un momento para recordar que Cristo existe en vosotros y que es por medio del Cristo como cambiaréis esta Tierra y vuestro verdadero Ser.
¿Qué significó el Cristo para vosotros cuando crecisteis y desechasteis la historia popular de la Navidad? ¿Qué significa el Cristo para vosotros, almas antiguas y evolucionadas, una vez que se os ha demostrado que la Navidad no es lo que las Iglesias interpretan, que en realidad el Cristo se manifestó muchos miles de años antes de que la religión cristiana hubiera sido pensada y que seguirá existiendo por muchos años más cuando la religión cristiana haya muerto? ¿Cuántos de vosotros habéis mirado en vuestro interior para ver allí la luz del Cristo? ¿Cuántos de vosotros habéis reconocido que la Luz crística es la única que podéis seguir para que evolucionéis vosotros, y esta Tierra en la que habitáis? ¿Sois conscientes de que la Luz Crística no existía, un tiempo en que no era necesaria? Sólo después de muchos eones de tiempo, cuando el hombre renació sobre la Tierra con el don divino de la libre elección, que le llevó a su caída y degradación gradual, la luz Crística fue enviada a la Tierra por vuestro Creador. ¿Sois conscientes de que otros planetas de este Cuerpo Solar no tienen al Cristo?
Ese es, seguramente, el significado de los tres sabios maestros -los tres Reyes Magos- de la historia de la Navidad, pues cuando vinieron al nacimiento del Cristo no lo hicieron sólo por rendir homenaje, sino también para observar, pues no habían visto al Cristo antes.
¿Comprendéis que en los tres planetas mayores de vuestro Sistema Solar, de los que procedían los 'tres sabios', habían llegado a su nivel de evolución sin conocer al Cristo, sin utilizar Su Poder? Los sabios trajeron sus dones de oro, incienso y mirra simbolizando los dones de sus tres poderes planetarios: verdad, amor y armonía. Vinieron a dar la bienvenida al Cristo aquí en la Tierra. Recordad que la Luz Crística que habita en vosotros es el don supremo de vuestro Creador. Es una parte de Sí mismo. Es algo que se le ha dado al Hombre como privilegio por la naturaleza de su Ser y su destino en la espiral evolutiva de este Cuerpo Solar, pues la creación de la Tierra y del Hombre que habita en ella tiene una significación especial.
Cada uno de vosotros ha sido creado a 'semejanza' de vuestro Creador; por tanto, 'sois dioses' en vuestra formación. Tenéis en vosotros la capacidad de convertiros un día en 'dios', en Sol, de esparcir vuestra iluminación sobre un cuerpo tan grande como este Sistema Solar y de vigilar el crecimiento y la evolución de vuestros seres como lo hace vuestro Creador, cuyo Espíritu reside en el Sol. Por tanto, sois muy especiales dentro del Cuerpo Solar en el que habitáis. Encarnáis en forma física sobre la Tierra como un gran privilegio, y sin embargo hay muchos que, inconscientemente, consideran esta escuela de la vida como un trabajo penoso, un aburrimiento, una fatiga con pocas recompensas, sin comprender el gran privilegio que se les ha entregado: el de experimentar
la expresión Crística en forma física.
El Cristo Acuárico aparecerá en forma Acuárica. El hombre cambiará la forma de su cuerpo físico en el cambio cataclísmico que va a venir a finales de este siglo XX, o principios del siguiente, y también cambiará la forma del Cristo. Dentro del Cuerpo Solar están ahora las esencias o semillas de dos planetas: uno se halla dentro del aura del Sol y el otro dentro de la de un satélite que rodea a Saturno, ese planeta al que el Hombre llama a veces Satán, pero que no es el mal sino el planeta de prueba, el planeta que mantiene al Sol en perfecto equilibrio y ritmo.
En el momento correcto, para cumplir el Plan Divino tanto de ese Ser a Quien llamáis Dios como de los Seres o Fuerzas que están más allá de este Cuerpo Solar, estas esencias tomarán forma física y se convertirán en planetas. Cuando el planeta que hay dentro del anillo de Saturno cobre existencia, liberará la presión de Saturno en el Sistema Solar y Saturno no necesitará ser ya el planeta que prueba y restringe. Entrará en equilibrio con el Sol cuando la Tierra se levante sobre su eje y formarán una trinidad completa.
En esta trinidad completa del Amor, la Creatividad y la Sabiduría que se derramará desde esos tres aspectos, la Tierra conocerá sus mil años de paz. Cuando Saturno haya revelado a su planeta, el Sol pondrá el suyo en órbita, y éste será, por así decirlo, el hijo del Sol. Estos dos planetas, 'el masculino' y 'el femenino', 'el positivo' y 'el negativo', cambiarán la naturaleza de la vida en esta Tierra. Entonces, el Cristo, vendrá de nuevo, pero en lugar de tomar contacto con la Tierra y ser ejemplificado por un hombre, como es el caso del Nazareno, tomará contacto mediante la unión perfecta del hombre y la mujer, quienes serán los líderes de una nueva raza de la Humanidad sobre la Tierra.
Entonces, tendréis un nuevo aspecto del Cristo, un aspecto que cambiará vuestras vidas radicalmente, pues el aspecto 'Satán', el 'aspecto de prueba', no estará presente ya sobre la Tierra. El hombre no tendrá que dominar ya las influencias bajo las cuales lucha hoy por progresar entre el torbellino, el dolor, la desarmonía y la destrucción predominantes ahora en el planeta. Habrá pasado a esta Nueva Era del Cristo.
Su cuerpo habrá cambiado, habrá ampliado sus sentidos. Será consciente de la vida que hay más allá de lo físico que se conoce hoy, y también verá al Cristo en otra forma distinta a la física. Será llevado a una mayor comprensión del Cristo que hay en él. Pero, todo esto, no será posible si no despertáis al Cristo que hay en vosotros, de modo que cuando tenga lugar la gran elevación de la Tierra, cuando se mueva sobre su eje, cuando la luz Crística cambie dentro de vosotros, estéis preparados para el cambio.
La Luz del Cristo será el poder que motive vuestras vidas. Si aceptáis esa luz aceptáis ese poder; si permitís que gobierne todo vuestro ser, fluirán en vosotros los poderes del Cosmos, fluirá el correcto uso de las Leyes Naturales del Universo y realizaréis «milagros» como hizo el Nazareno. Vendrá a vosotros el don de la profecía, el don del conocimiento más allá de la esfera de la Tierra, la unión de la vida con los mundos de lo invisible. Todo esto se halla dispuesto para vosotros en los años que van a venir, pero sólo vendrá a la forma que esté preparada, sólo podrá venir a aquellos que hayan sentido al Cristo, a aquellos que hayan conocido el verdadero significado del servicio a la Vida, del Amor, de la Armonía, y de la buena voluntad.
Fuente:/"revelación de Ramala"- Centro Ramala