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12 noviembre 2017

Soy María Magdalena, que es como me llamáis en este rincón de la Tierra.

Compartiremos aquí, unas pocas palabras pero que expresan una gran sabiduría, de un Gran Ser de Luz, y que fueron transmitidas a Marta Povo:

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Imagen que representa a Myriam de Magdala.

DE MYRIAM PARA CADA UNO

Buscar y encontrar tus dones es… comenzar a ver tu divinidad.

Reconocer tus cualidades, talentos y facultades, solo el verlos y reconocerlos, es el principio del camino de vuelta a casa.

Este camino es largo y tiene muchos paisajes, como bien sabéis, pero para dar los primeros pasos sobre la espiritualidad de tu vida y de la Vida que te rodea, hay que ponerse de pié en el sendero y atreverse a dar el primer paso: el del reconocimiento de ti mismo.

El de comenzar a respetar a tu dios interior.

Todos hemos venido a la vida con 'regalos', con cierto paquete de cualidades. Esa es la divinidad en ti. El cómo uses tus dones es harina de otro costal. Puedes usarlos mal, o simplemente puedes ignorar tus facultades hasta el fin de tu vida.

También es cierto que no hay nadie que te castigue por ello. En todo caso, será tu propia alma la que se hará daño a sí misma si no emplea bien su don natural, sus cualidades innatas; porque estarás negando la divinidad que duerme en ti.

Así mismo, al negar, ignorar o desvalorizar tus propios dones, dificulta que veas, admires y respetes los de los demás.

Los terapeutas y sanadores sabéis impulsar bien a quien tiene el alma enferma y conducirlos hasta reconocer sus cualidades, a amarse en lo que son, a respetarse como almas solares y partículas del universo; eso es sanar, positivar sus códigos, revelar su luz.

Los sanadores os encontráis con resistencias, cierto, porque los enfermos son enfermos precisamente porque no saben quién son, porque han perdido su poder lumínico, su mecanismo de auto-regeneración, su capacidad de irradiar.

Comprended que únicamente Dios es quien se expresa a través nuestro.

Nuestro corazón y nuestras manos hacen y crean a su alrededor según sea lo que lleven dentro.

Puede decirse que no atraemos lo que queremos, sino lo que somos.
Todo lo que viene a ti es un reflejo de tu interior. Tal cual vives y experimentas, eso es el espejo perfecto de quién eres ahora.

Pero, ese ‘ser’ es el conflicto. En ciertas etapas primitivas pensamos que ‘somos nuestro yo’, nuestra máscara, nuestros roles, cuando en realidad no conocemos nada aún de nuestra Esencia divina, pues solo sentimos y nos identificamos con la personalidad adquirida. Conforme observas y valoras lo que eres, lo que hay en ti de único, no por haberlo adquirido ni estudiado, sino por que ya lo tenías dentro al nacer…, descubres que, ese, es realmente ‘quién eres’.

Entonces comienzas una etapa más profunda, el camino se amplifica y el paisaje es cada día más interesante.

Regresad a vuestra niñez, ved quiénes erais antes de ser 'codificados', reconoced los valores innatos, lo que hacíais y os salía de forma natural; ved lo que no os costaba esfuerzo, lo que más ilusión os hacía, lo genuino en vosotros.

Ese es vuestro ser solar, la divinidad que duerme en cada uno, esperando despertar y ser expresada.

Dios no está en el exterior, hermanos, está en vuestro interior.

No perdáis más tiempo ni deis más palos de ciego; id a buscadlo dónde lo encontraréis.

Allí, en el amor a ti mismo, hallarás la paz y la plenitud.

Y, solo al amarte, valorarte y respetarte a ti, podrás realmente amar a quien se te acerque.

Quiero daros algún regalo, hermanos y caminantes de la luz, como hice en el solsticio del 2009, y ese es el primero; otros vendrán. Tomadlo con vuestro corazón de gozo. El mío está presente hoy en vuestra sagrada vida:

Soy María Magdalena, que es como me llamáis en este rincón de la Tierra, pero, lo que ‘soy’ realmente, es una partícula divina hermanada a la vuestra.

Mensaje recibido por Marta Povo

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