Hoy quería compartir contigo un pequeño experimento, muy fácil de hacer, que muestra el increíble poder del Amor.
Es un experimento que nos demuestra que el Amor no es una simple sensación que experimentamos en nuestro cuerpo. Es una fuerza que va mucho más allá, y que afecta y modifica la materia.
Y, para hacerlo, sólo necesitas dos cosas: un puñado de arroz y 30 segundos al día durante un par de semanas.
El Experimento.
Este experimento es muy famoso, así que es muy posible que ya lo conozcas. Está basado en el trabajo de Masaru Emoto, un científico japonés que se ha dedicado a investigar cómo cambian los cristales del agua en función de si reciben emociones negativas o positivas.
Se trata simplemente de hervir un poco de arroz y separarlo en dos vasos diferentes. En uno de ellos se pega una etiqueta con la palabra “amor” y en el otro la palabra “odio”.
Una vez hecho, se dejan los dos vasos, uno al lado del otro, en algún lugar de la casa. Y, durante dos o tres semanas, cada día hay que coger el vaso etiquetado con la palabra “amor” y tratarlo cariñosamente, abrazándolo y diciéndole palabras amorosas durante unos segundos. Por ejemplo: “te quiero”, “gracias por estar aquí”, etc. Con el otro vaso se hace los mismo, pero tratándolo con rechazo.
El resultado esperado es que el arroz tratado con amor se mantendrá en buen estado más tiempo que el que ha sido tratado con odio. Pero, bueno, para comprobarlo hay que hacerlo, ¿verdad?
El Increíble Poder del Amor,
Yo descubrí este experimento hace mucho tiempo, y enseguida pensé que lo tenía que hacer. No cuesta nada, y vale la pena ver las cosas por uno mismo.
Pero el tiempo fue pasando, y no lo hacía. Hasta que hace unas semanas vino un amigo a casa que lo había hecho y me decidí.
Cuando tuve el arroz hervido y separado en dos vasos, me di cuenta de qué era lo que me había estado frenando tanto tiempo: no quería tratar a nadie con odio, y menos a un vaso de arroz que no me había hecho nada. Así que busqué una alternativa al experimento original: en lugar de tratar con odio a uno de los dos vasos, lo que hice fue ignorarlo. A uno lo traté con amor, y al otro no le hice nada.
Incluso esto me costó, porqué me daba pena ignorar conscientemente a alguien, pero bueno… Por el bien de la ciencia…
Y, al cabo de unas tres semanas, el resultado fue éste:
El vaso de la izquierda es el que fue ignorado y el de la derecha el que fue tratado con amor.
Las fotos no son muy buenas, pero creo que más o menos se ve la diferencia. En directo se veía mejor. El vaso de la izquierda estaba totalmente podrido. El de la derecha, en cambio, se había podrido mucho menos, y solo por la parte superior. La parte inferior continuaba en buen estado. Como mínimo en apariencia, no lo probé 😉
El Poder de Comprobarlo por Uno Mismo.
Creo que este es un experimento muy interesante para cualquier persona. Incluso sería positivo enseñarlo en las escuelas. Porque cuando lo ves por ti mismo, no porque te lo han contado, sino porque lo has visto, no hay duda posible: el amor tiene poder, y afecta a la materia.
Esto tiene grandes implicaciones en nuestra vida: ¿cómo afectan nuestros pensamientos a nuestro propio cuerpo? ¿Cómo afecta lo que decimos a las demás personas?
A la vista del experimento, la respuesta es clarísima.
Así que, si no lo has hecho, te animo a probarlo. Solo hay que hervir un poco de arroz. Seguramente ya eres consciente del gran poder del amor, pero vale la pena verlo con tus propios ojos. Para los momentos de dudas.
Que los hay, ¿verdad?
por Jan Anguita