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19 agosto 2018

En otro tiempo, hace tanto que la Tierra ha perdido su rastro, vivíamos en su superficie. (Los atlantes intraterrenos)


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Si dijéramos que nuestro planeta, está hueco en su interior al igual que todos los demás planetas del Universo, nadie se lo creería, por la sencilla razón de que la Ciencia actual no contempla esta realidad. Sin embargo, la ciencia, miente una vez más. Pues, la Tierra está hueca al igual que una nuez cuando se le quita su fruto. 

Esto, lo saben muy bien las dos grandes potencias mundiales que, ya hace años, escanearon el planeta desde la Estación Espacial Internacional y descubrieron que, ¡la Tierra es hueca por dentro!

Julio Verne y el almirante estadounidense Richard E. Byrd, tenían razón.









Conviene leer detenidamente este mensaje en el que hablan, precisamente, los habitantes (atlantes) del interior de la Tierra. Antes de la última y definitiva destrucción y hundimiento de la Atlántida en el Océano una parte de la población, la más realizada espiritualmente, se refugiaron en el interior del planeta. Hace mucho tiempo que accedieron a la cuarta dimensión:

"Ya no somos de la Tierra y, sin embargo, vivimos aquí de alguna manera. Vivimos en lugares que el Hombre ni siquiera sospecha.

En otro tiempo, hace tanto que la Tierra ha perdido su rastro, vivíamos en su superficie. La civilización, que era nuestra entonces (los atlantes), poseía una tecnología extremadamente avanzada respecto a lo que la Tierra conoce hoy. El corazón de los Hombres, no obstante, se endureció poco a poco y la sed de poder ha invadido sus células y hasta su alma, como la más perniciosa de las enfermedades. 

Sabíamos que esta enfermedad del alma iba a acarrear la muerte de toda nuestra civilización en todos los aspectos, si nada la paraba. Sabíamos que, si esto ocurría, la Tierra tendría que reconstruirse antes de encontrar su lugar entre los otros planetas del Sistema Solar..., y que esto requeriría un tiempo tan largo que ninguna memoria humana conservaría la huella.

Ante la imposibilidad de detener la catástrofe que iba a sobrevenir, decidimos durante un gran consejo de los sabios, en contacto con los vuestros, preservar una parte de nuestros conocimientos.

El planeta Tierra contiene inmensas cavidades, profundamente escondidas. Hemos aprendido a conocer sus arterias y sus venas para llegar al centro de su corazón. 

Allí, un Sol, un cielo, aceptaron recibirnos durante el tiempo que nosotros juzgásemos útil.

Por ello hemos dejado la superficie de la Tierra a aquellos cuya sed de poder era la más fuerte y nos prometimos nunca más intervenir ante los "de arriba" mientras que su corazón se agitase en los meandros del deseo, del miedo y de la sumisión.

No obstante, aceptamos ayudaros todas las veces que fuera necesario, según el pacto de los planetas de "La Alianza". Una vez más, la Tierra está en un momento extremadamente importante de su existencia.

Este nuevo paso, somos conscientes, requiere la contribución de todo lo que vive en el Sistema Solar. Los desafíos que agitan al planeta son hoy únicos y las Fuerzas están multiplicadas.

Mientras que los humanos juegan a la guerra creyendo defender un país, un ideal o una religión, otras alianzas, que no tienen nada en común con los pequeños intereses de los terrícolas, se crean y se deshacen.

El terrícola "de la superficie" piensa en su día a día; sus intereses están limitados y su lucha es en muy raras ocasiones por un ideal común. Muy a menudo, ni siquiera sabe lo que le ha llevado a actuar de tal o cual manera pero se deja fácilmente manipular.

Se deja fácilmente manipular porque no tiene ninguna conciencia de los pensamientos que lo parasitan constantemente. Pensamientos que se alimentan de su fuerza y lo reducen al estado de prisionero, dependiente de la única energía proporcionada por ellos. 

Cuando "el Hombre de la superficie" aprenda a pensar por sí mismo entonces quizá las cosas empezarán a cambiar.

Siempre hemos mantenido un contacto con los pueblos de las estrellas y los planetas de nuestro Sistema Solar. Hoy, os ayudamos pues nuestros propios lugares de Vida están también en peligro. No creáis que hacemos todo esto por egoísmo. Sabemos que las mayores lecciones no se aprenden con la ayuda ajena sino gracias al aprendizaje personal de nuestros propios errores.

Los terrícolas actuales no tienen ningún recuerdo de las guerras que ocurrieron en tiempos remotos y que desertizaron los lugares más verdes de su planeta, y sin embargo..., en el fondo de su memoria queda el miedo y la sed de poder, pero también el deseo profundo de volver a ver florecer la paz. No la de los Hombres, siempre provisional, sino la del Universo y las Estrellas, esta Paz Divina y sin fin que dormita en todos y cada uno.

"La guerra de las galaxias", ya tuvo lugar y es, sin duda, por eso que los humanos todavía hablan de ello hoy, como de una posibilidad.

La sed de poder permitió a los guerreros de las galaxias penetrar en los corazones humanos y someterlos para que la Tierra fuera una de sus colonias. 

El plan no salió como lo deseaban y la intervención de los pueblos de las estrellas, de La Alianza, pudo evitar lo peor. No obstante, aquellos que quieren la Tierra para ellos, aunque hayan perdido batallas, no se dan por vencidos.


En el plano cósmico, todo está de nuevo en su sitio para que semejantes destrucciones puedan reproducirse.
Pero, ¡el Hombre ha crecido!"


("Walk-in. Testimonio de una transmigración. La mujer que cambió de cuerpo" - Anne Givaudan - Editorial Isthar Luna-Sol)

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