Esta noticia es otra prueba de que no conocemos el Universo tan
bien como pensamos, y que aún hay mucho más por descubrir.
“El espacio–tiempo alrededor de la Tierra está siendo
distorsionado exactamente como lo predice la relatividad general”, dice el
físico Francis Everitt, de la Universidad de Stanford, quien es investigador
principal de la misión Gravity Probe B.
Einstein tuvo razón de nuevo. En efecto, existe un vórtice en el
espacio–tiempo alrededor de la Tierra y su forma coincide precisamente con las
predicciones de la teoría de la gravitación de Einstein.
Parece
algo que solo debería importarle a la comunidad científica, sin embargo,
este
descubrimiento nos confirma la posibilidad de distorsionar el tiempo y
el
espacio, o de poder usar esa distorsión del tiempo y del espacio para hacer
realidad todas esas historias de ciencia ficción sobre viajes en el tiempo
y naves que desaparecen en algún lugar del Universo
para aparecer
inmediatamente en otro.
Estos hechos fueron confirmados hace ya siete años por
investigadores en una conferencia de prensa que tuvo lugar en la base de
operaciones de la NASA, en la cual anunciaron los muy esperados resultados del
satélite Gravity Probe B (Sonda de Gravedad B, en idioma español), o GP–B, por
su sigla en idioma inglés.
El tiempo y el espacio, según las teorías de la relatividad de
Einstein, están entrelazados y forman un tejido de cuatro dimensiones que
llamamos “espacio–tiempo”. La masa de la Tierra crea una hendidura en este
tejido, similar a lo que sucede cuando una persona pesada se sienta en el
centro de una cama elástica. Según Einstein, la gravedad es simplemente el
movimiento de los objetos que siguen las líneas curvas de la hendidura.
La idea que hay detrás del experimento es sencilla:
Colocar un giroscopio en órbita alrededor de la Tierra, con el
eje de giro apuntando hacia alguna estrella distante, para que sirva como punto
de referencia fijo. Debido a que está libre de fuerzas externas, el eje del giroscopio
debería continuar apuntando hacia la estrella por siempre. Pero si el espacio
está torcido, la dirección en la que apunta el eje del giroscopio debería
cambiar con el paso del tiempo. Al registrar este cambio de dirección relativo
a la estrella, sería posible medir las torceduras del espacio–tiempo.
Realizar el experimento era un desafío excepcional. Pero después
de un año de captura de datos y de casi cinco años de análisis, los
investigadores de la GP–B parecen haberlo conseguido.
Los resultados de la Gravity Probe B han dado a los físicos una
renovada confianza en que las extrañas predicciones de la teoría de Einstein
son, en verdad, correctas, y en que estas predicciones pueden por lo tanto ser
aplicadas en otros casos.
El tipo de vórtice de espacio–tiempo que existe alrededor de la
Tierra es duplicado y ampliado en otros lugares del cosmos, como por ejemplo
alrededor de masivas estrellas de neutrones, agujeros negros y núcleos activos
de galaxias, y eso abre un nuevo espectro de posibilidades inimaginables. NASA
Fuente: NASA-Alan Brain