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31 mayo 2018

LOS LLAMADOS "TRES DÍAS DE OSCURIDAD"..., ES ¡EL FINAL DEL APOCALIPSIS! ES DECIR, LA FECHA ¡"DEL FIN DEL MUNDO"! ES DECIR, AÑO 2032-33. (Revisado)


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¡Los "tres días de oscuridad"!... Mucho se ha hablado de esos famosos "tres días", pero, la práctica totalidad de la población de la Tierra no se hace ni la más mínima idea de lo que significan esos "tres días de oscuridad total y absoluta", y, tal vez, casi mejor sería que no lo supiese. 

Muchos estudiosos de los llamados textos sagrados creen que antes de que se produzcan esos terribles y dantescos "tres días de oscuridad" ocurrirá la Segunda Venida de Cristo. ¡Pero, la verdad es que no va a ser así, en ese orden! 

Los llamados "tres días de oscuridad" no significan otra cosa más que el final de un largo proceso de "purificación" y "metamorfosis" (transmutación) de la Humanidad; proceso que comenzó en los inicios del siglo XX y finalizará antes del año 2033 -según los Elohims-. Ese largo proceso de "depuración" y "mutación" de la Humanidad y de todo cuanto vive en la Tierra también es conocido como "Apocalipsis", que significa "Revelación". 
Ver post: ¿Quiénes son los Seres Solares, también llamados ELOHIMS? (Mensaje)

Por otra parte, debemos entender que los llamados "tres días de oscuridad" no tienen nada que ver con la futura y, cada vez más cerca, "Gran Tormenta Solar" que, más tarde o más temprano sucederá, y dejará sin energía eléctrica a muchos países durante un período de tiempo aproximado y mínimo de 30 días. Será la manera en la cual la Gran Luz, el Sol, nos echará una mano para frenar a las energías de la Sombra y a la "Bestia", la poderosa Inteligencia Artificial, creada por los Illuminati en colaboración con algunos "seres galácticos".

¡Esa "Gran Tormenta Solar", debería haber sucedido ya, en el año 2012! Sin embargo, no se produjo, a pesar de que los acontecimientos que sucedían indicaban que el Sol había entrado en una fase de máxima actividad. Se empezaban a notar los efectos en la Tierra, sobre todo, en lo que se refiere a auroras boreales inusuales en ciertas latitudes del globo terráqueo, alteraciones en los campos magnéticos de nuestro planeta, y, por consiguiente, en las telecomunicaciones por vía satélite, etc.

¡¿Por qué, al final, el Sol, "frenó su actividad" y no ocurrió la esperada Gran Tormenta Solar que habría puesto patas arriba a gran parte del mundo civilizado?! ¡Hay una versión que dieron los científicos astrofísicos de la NASA, y hay otra versión que dieron los Elohims! La respuesta a esa pregunta, y que transmitieron los Elohims a uno de sus emisarios y digamos "enlaces" entre el Cielo y la Tierra, la conocen muy pocos... Y, he aquí, la pieza que faltaba del puzle: (Ver) "HEMOS RETRASADO LOS ACONTECIMIENTOS, PARA QUE GRAN PARTE DE VOSOTROS OS DESPERTÉIS". Mensaje de los Grandes Seres de Luz, los Elohim.


De todas formas, la clave respecto a esos famosos "tres días de oscuridad", está en San Mateo cap. 24-vers. 29, 30 y 31. También, en San Lucas cap. 21-vers. 25, 26 y 27. También, en el Libro del Apocalipsis cap. 6-vers. 12, 13 y 14. 

También, el famoso médico, astrólogo y vidente Michel de Nostradamus hace una referencia a esos "tres días" de oscuridad, en su Epístola a Enrique II.

Esos "tres días" de oscuridad, ya lo hemos dicho, no se producirán como muchos piensan como consecuencia de una Tormenta Solar, por muy grande que fuese. 
Debemos entender que una cosa es un "apagón  energético global" provocado por una gran tormenta solar y otra cosa muy distinta es un oscurecimiento total del planeta durante tres días como consecuencia de la llegada a nuestro Sistema Planetario de un gigantesco astro intruso que en su órbita de acercamiento a la Tierra, aunque no impactará  contra ella, pero sí se interpondrá  durante un tiempo ya señalado entre el Sol y nuestro planeta provocando, en efecto, que nuestro mundo no reciba los vivificantes rayos del Sol durante, aproximadamente, 72 horas.

Ese terrible y dantesco acontecimiento cósmico, "los tres días de oscuridad", además de señalar -y como hemos dicho al comienzo-, el final del largo proceso conocido como el Apocalipsis, representa, también, el final de un Gran Ciclo Cósmico de 25.000 años, pero y sin embargo, el comienzo de otro... Entonces, el universo entero presenciará el amanecer de una nueva Humanidad que heredará una nueva Tierra iluminada por un Nuevo Sol.

Antes de continuar esta exposición, sugiero a todos aquellos ya sean militares (en bases militares secretas o ultrasecretas), o civiles multimillonarios que han construido sofisticados refugios antinucleares subterráneos para ponerse a salvo cuando llegue lo que ellos creen que es el Apocalipsis..., que no pierdan el tiempo en almacenar víveres, porque, esos refugios subterráneos, por muy profundos que sean..., ¡no serán otra cosa más que sus propias tumbas! ¡Ya fue dicho y escrito hace dos mil años: "Quien buscara salvar su vida, la perderá, pero quien la pierda por amor a Mí, se salvará". ¡De qué sirve salvar el cuerpo si el alma sigue gangrenada! ¡Nadie podrá  vivir en el Nuevo Mundo que, se irá prepararando poco a poco para instaurar, por fin, el llamado Reino de Dios sobre la Tierra, si no ha alcanzado "el despertar de la Conciencia". Ese Nuevo Mundo de Paz y Fraternidad verá la nueva y más  sutil luz del Sol, portando una frecuencia  más  alta, precisamente después de los llamados "tres días  de oscuridad ". 
Después  de esos tres días en los que la Tierra habrá "sacudido su piel" y, después de que finalice de reajustarse a nivel geológico y vibracional..., después de seis meses la vida volverá  a ser sembrada sobre el planeta. 

Por lo demás, ¡nada ni nadie que se encontrara en la Tierra, podría sobrevivir a los "tres días de oscuridad", aunque estén en búnkeres militares sofisticados a varios cientos de metros bajo la superficie..., exceptuando a los habitantes "intraterrenos" cuyas ciudades están acondicionadas energéticamente para soportar enormes presiones! Entonces..., ¿quiénes sobrevivirán a ese terrible acontecimiento planetario?

¡Solamente aquellos que hayan alcanzado una cierta calidad y calidez del alma! Los llamados, en alguno de nuestros libros llamados sagrados:"los bienaventurados". 
Aproximadamente, serán, la tercera parte de la Humanidad. ¡Habrá, otra vez, una nueva "Arca de Noé", cientos, que ya están construidas  desde hace mucho tiempo, y esperan un determinado momento!

Ellos, "los bienaventurados" son aquellos que obtendrán el "pasaporte del Corazón", que habrán alcanzado no sin esfuerzo y sacrificio de sí mismos, y serán evacuados de la Tierra en el último segundo por nuestros Hermanos Mayores de las estrellas al servicio de la Luz, la Verdad y la Vida poco antes de que se produzcan esos tremendos y apocalípticos "tres días" que dejarán al planeta Tierra entero en una oscuridad total y absoluta.


Ese, "inimaginable" acontecimiento cósmico, los "tres días de oscuridad", será simultáneo a otros impresionantes fenómenos: ¡la verticalización ("las estrellas del cielo caerán...") del eje terráqueo!, y un seísmo global ("las columnas de los cielos se tambalearán...") de dimensiones apocalípticas que sacudirá brutalmente toda la superficie e interior de nuestro planeta. 

Continentes enteros se hundirán en el mar... ¡Otro nuevo gran Diluvio Universal! Y..., otros continentes emergerán. Entre ellos, la Atlántida. Si bien, la Atlántida no era un continente sino un archipiélago constituido por siete grandes islas.

¡El año 2032,  "final de finales", principio de un nuevo Gran Ciclo Cósmico que comenzará con la Era de Acuario! Una Nueva Era de Paz, Amor y Fraternidad. La Tierra volverá a ocupar su lugar en nuestro Sistema Solar y formará parte, por fin, de la Confederación de Mundos: La Alianza. Ya nunca más la Tierra, estará sola, aislada. Habrá subido no uno sino dos escalones, de golpe, en la Gran Escalera de la Evolución en el Cosmos, accediendo a la 4ª y 5ª dimensión.




Y, así es -aunque de una forma muy benevolente- como los Elohim de los tiempos pasados, los Grandes Seres Solares, describieron los llamados 'tres días de oscuridad': "La Tierra no puede morir, pero puede sacudirse, transformarse, cambiar para limpiar su cuerpo y su alma que sufren. El Gran Ser de la Tierra ha ofrecido su cuerpo y su alma, para permitir a los que la habitan experimentar la Vida que propone. Hoy le cuesta respirar. Espera vuestra transformación, pero también sigue las grandes leyes cósmicas y sabe que en un momento dado no podrá retrasar más su evolución en función de la vuestra.
Este momento no queda lejano en vuestro tiempo terrestre. El planeta tomará una nueva gran inspiración seguida de una larga expiración. Cuando ello ocurra su eje se modificará, pero todavía es posible vivirlo de diferentes formas. El trastorno, el cambio podrá ser total, tanto en los planos físicos como en los sutiles, si nada cambia verdaderamente en vosotros".

Y, así es como el Maestro Jesús describió los 'tres días de oscuridad' en su profecía de hace 2.000 años: "Inmediatamente después de la tribulación de estos días, el Sol se oscurecerá, la luna no dará resplandor, las estrellas caerán del cielo y las columnas del cielo se tambalearán". (Mateo cap. 24-vers. 29 y 30) Aquí, el Maestro Jesús habla, ciertamente, de un eclipse solar. ¿Qué tipo de eclipse? ¿Un eclipse, como suele ser "habitual"? ¡No! Un eclipse, que, al parecer, no tiene precedentes en toda la Historia de la Humanidad. 

¿Por qué? Porque, cuando un eclipse solar total es simultáneo a una inimaginable "oscilación" -verticalización-, del eje terráqueo ("las estrellas caerán del cielo") y, a indescriptibles terremotos ("las columnas de los cielos se tambalearán") en toda la superficie del planeta, entonces, ¡no se está hablando de un eclipse total solar "normal y corriente"! 

Nuestro mundo, la Tierra, es verdad que a lo largo de su Historia ha experimentado diversos "Apocalipsis", pero nunca ha vivido un eclipse solar total como el que ocurrirá de aquí a no muchos años ya, y que, ¡ojalá no presenciara jamás la Humanidad! 

Según el que fuera, hace siglos atrás, el profeta Isaías y, muchos siglos después, el conocido como Michel de Nôtre-Dame, nos da "una pista" sobre qué tipo de eclipse solar se trata. E, incluso, también él lo vincula a una verticalización del eje del globo terráqueo, cuando afirma: "Habrá un eclipse de Sol más oscuro y tenebroso que cualquier otro habido desde el inicio de la Creación, excepto el que ocurrió después de la muerte y pasión del Cristo. Y en el mes de octubre tendrá lugar un gran movimiento del globo, tan grande que muchos pensarán que el mundo está cayendo en un abismo y en la oscuridad perpetua del espacio. En la primavera anterior habrá señales y presagios, cambios extremos, naciones arrasadas y poderosos terremotos". (Epístola a Enrique II)

Sin embargo, y aunque Nostradamus habla de un "mes de octubre", no dice de qué año... ¡Lógicamente! Sería muy fácil para la Humanidad saber la fecha..., ¡del fin del mundo! El fin del mundo, pero no en cuanto a la destrucción del planeta y de toda forma de vida sobre la Tierra, sino en cuanto al fin sí, pero, de una forma de vivir y percibir la vida, tal y como la concebimos y vivimos en la actualidad. Nostradamus no podía saber "la fecha del fin del mundo", pues ya fue dicho y escrito: "Nadie sabe el día ni la hora, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sino solo el Padre". (Mateo c. 24-ver. 36)

Sin embargo, cuando los Elohims "de los tiempos pasados" (¡¿podemos concebir a Quiénes nos referimos?!) revelaron a dos de sus 'emisarios' más importantes en la Tierra que, precisamente, son "los dos testigos", "los dos candelabros", "los dos olivos"....: A. y D.- que "antes del año ¡2.033! todos los grandes acontecimientos anunciados y profetizados habrán concluido", y que, por lo tanto, para entonces "TODO" habrá terminado..., entonces, sabiendo como sabemos algunos, que Ellos, los Elohims, siempre evitan dar detalles (para evitar terribles angustias en las poblaciones) sobre los acontecimientos futuros, e inimaginables, que aún tiene que vivir la Humanidad, podemos leer..., "entre líneas". 

Es decir, no han dicho cuándo es el Final de los Tiempos pero..., digamos, ¡"lo han dejado entrever"! Pero, ciertamente, "a buen entendedor con pocas palabras basta", dice el proverbio. 

¡Jamás de los jamases, los llamados, Seres (Elohims) Solares, -"Ellos" así prefieren que se les llame-, aunque en realidad son "los Elohims de los tiempos pasados", han dado ningún detalle sobre los futuros, y algunos, terribles acontecimientos que todavía tiene que vivir la Humanidad, con el fin de evitar profundas angustias en las poblaciones! Y, es comprensible en seres que son la expresión del Amor y Compasión más absolutas. ¿Por qué suscitar pavor o terribles angustias dando detalles sobre futuros y tremendos acontecimientos planetarios y causar grandes aflicciones antes de tiempo? 


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Si no recuerdo mal, creo que Nostradamus solamente escribió, en una de sus cientos de cuartetas, una fecha para anunciar un eclipse solar: "Año 1999, séptimo mes. Del cielo vendrá un gran rey de terror..." (Centuria X, cuarteta 72). ¡Muchos creyeron que esta cuarteta hacía referencia a un dirigente o gobernante implacable que vendría en avión a desatar una gran guerra!  Y, en efecto, se produjo un eclipse solar, tal y como él había previsto siglos atrás: "Del cielo vendrá un gran rey de terror...". Para las gentes de aquellas épocas, y de siglos pasados, un eclipse solar era interpretado como algo terrorífico, que traía malos augurios.

Pero, no fue en el séptimo mes, en Julio, sino en el mes de Agosto cuando aconteció el eclipse solar. Hay que tener en cuenta que Nostradamus vivió -y murió- en una época en la que  imperaba el calendario Juliano, en Europa. Y, fue, unos dieciséis años después, aproximadamente, de morir Nostradamus cuando se cambió a un calendario más preciso, llamado calendario Gregoriano y, por el cual, se rigen actualmente casi todos los países del mundo. ¡Hay un desfase de 10 días entre ambos calendarios!

De todas formas, Nostradamus en una, de entre varias de sus cuartetas, vincula esos acontecimientos con "un tiempo": ¡el Final de los Tiempos! En la Centuria VI, 6, presagio 27, dice: "En el final de los tiempos aparecerá en el cielo al Norte, un gran cometa". 

En realidad, no será un cometa propiamente dicho, sino un enorme planeta que pasará rozando la Tierra "convulsionándola", y que, describe una órbita de 6.666 años con respecto a su Sol, alrededor del cual gira. Para el caso, poco importa la rigurosa denominación de asteroide, cometa o planeta... Pues, los profetas, son sensitivos que actúan fuera del tiempo y del espacio, y, a veces, no pueden describir con total y exacta rigurosidad los detalles de los acontecimientos que vaticinan porque apenas captan en su mente la imagen general de los eventos que anuncian.

Ese, al parecer, enorme "astro intruso", al que hace referencia Nostradamus será "el responsable"..., el que desencadenará, entre otros muchos efectos, y debido a su fuerte campo magnético, lo anteriormente anunciado y comentado:"... el Sol se oscurecerá, la Luna no dará resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las columnas del cielo se tambalearán".

Entonces, si no es un eclipse solar normal y como suele ser habitual, como hasta ahora los hemos conocido, es decir, la Luna se interponía entre el Sol y la Tierra ocultando completamente el disco solar durante unos pocos minutos, ¿cuánto tiempo podría durar, entonces, ese eclipse del Sol? Hay varias fuentes que hablan de tres días, 72 horas, los llamados "tres días de oscuridad", durante los cuales el planeta Tierra ¡¡no recibirá un solo rayo de luz vivificante del astro solar!!

No vamos a exponer y detallar aquí los efectos, a los que se enfrentaría toda la Humanidad, como consecuencia de este terrible acontecimiento cósmico. Dejemos a la imaginación del lector que trabaje. Pero, por mucha imaginación que ponga en ello nunca podrá hacerse una mínima idea.

¿Será ese "astro intruso" el que se interpondrá entre el Sol y la Tierra y provocará que nuestro planeta NO reciba ningún rayo solar durante tres días? ¡Tal vez! ¡O bien, podría ser "otra cosa"! ¿Por qué, precisamente, "tres días" de oscuridad?

La respuesta podemos encontrarla en los tiempos pasados. Antiguamente, aquél al que un guía espiritual o Maestro de Sabiduría, consideraba que estaba preparado para recibir la Iniciación era encerrado sólo en una tumba sellada cuidadosamente. El aspirante era enterrado vivo y se tumbaba en un sarcófago. Enseguida, empezaba a recitar diversos mantras muy precisos, mientras, era seguido mentalmente por su guía o maestro espiritual desde el exterior. 

Si la prueba era superada, el alma del futuro iniciado abandonaba rápidamente su cuerpo y partía sola en un largo viaje a través de los mundos y del espacio-tiempo. Esta prueba iniciática que duraba "tres días", era llamada "la pequeña muerte", de tal manera que aquellos que la atravesaban recibían un nuevo nombre. 

Éste, fue el caso de Eliazar, más conocido en los evangelios como Lázaro (al que Jesús "resucitó") que después de pasar por esa prueba iniciática y superarla, "la pequeña muerte", cuando salió de la tumba en la que había estado recluido, voluntariamente, el Maestro Jesús que era su guía espiritual, le puso el nombre de Juan (el evangelista). En realidad, Lázaro-Juan no fue resucitado por Jesús, tal como se dice en los evangelios. Eso, es una fábula.

También, el Maestro Jesús, Él mismo vivió esa "muerte iniciática", de tres días de duración, dentro del sarcófago que hay en la llamada Cámara del Rey, en la Gran Pirámide de Keops, permitiéndole ser compenetrado, o investido, por la Conciencia Crística (al igual que lo fue en su día Buda), es decir, el Cristo, el Logos y regente de nuestro Sistema Solar.

Más tarde, en el Bautismo del río Jordán a manos de Juan, el Bautista, Jesús fue investido además por la Conciencia del Logos Solar de la Galaxia, es decir, por la más Grande Presencia manifestada regente de nuestra Galaxia. Y, a partir de entonces, el alma del Maestro de Maestros, Jesús, pasó, temporalmente, a cohabitar con el alma de Lázaro-Juan, hasta el momento de la crucifixión en el Gólgota. Por otra parte, también, Jesús dijo: "Destruid este Templo y en tres días lo levantaré". ¡Ésta, es una clave!

Obviamente, no se refería al Templo de Jerusalén, que tardó en construirse 46 años, sino a Sí Mismo. La "muerte iniciática", es una dura prueba de "tres días" de duración que, después de un período de "purificación" del cuerpo físico y una "transmutación" de las conciencias, deberá experimentar el género humano, tanto a nivel individual como global y planetario, en el Final de Finales. ¡Es la prueba iniciática última!

Aquellos que, después de las continuas  y numerosas pruebas iniciáticas a los que la Gran Luz, indefectiblemente, les someterá aunque, no como se hacía antiguamente, sino a través de los miles de pequeños detalles en la vida cotidiana, consigan alcanzar el Despertar de la Conciencia, es decir, el Conocimiento de Sí Mismos y, por lo tanto, su vínculo inseparable con la Gran Luz, Fuente Creadora de toda forma de vida, ¡el Sol!, también habrán aumentado su nivel vibratorio en "un grado". Por lo tanto, ellos, serán..., "la sal y la levadura" del Nuevo Mundo. ¡Esos serán, aproximadamente, la tercera parte de la Humanidad!

Volviendo al tema, al eclipse solar, la población mundial, y vuelvo a repetir que por mucha imaginación que pusiera no puede hacerse ni la más mínima idea de las tremendas circunstancias a las que se enfrentaría en esas condiciones de oscuridad total y global, es decir, ¡¡del planeta entero!! 

Ya lo hemos dicho al comienzo, ¡es un acontecimiento de naturaleza cósmica que nunca jamás ha ocurrido en toda la Historia de la Tierra!

Esos,  "tres días" de oscuridad que, en realidad, están vinculados al Final de los Tiempos (final de un Gran Ciclo Cósmico de poco más de 25.000 años), así mismo marcan el final de un proceso, un "proceso selectivo" en esta gigantesca "Iniciación Planetaria" de "purificación" y "transmutación" de las conciencias que está atravesando la Humanidad, tanto a nivel colectivo como individual y, sin ser consciente de ello. Ese proceso, y volvemos a repetirlo, del cual, ya han transcurrido sus tres cuartas partes es conocido como el Apocalipsis. Pero, el Apocalipsis, no es un final, 'fin del mundo' sino un proceso, un largo proceso, del cual, ya han transcurrido sus tres cuartas partes y comenzó pasada la primera década del siglo XX.

Pero, un proceso selectivo, en el que nadie elige o selecciona a nadie, ya que es el propio individuo el que "se elige a sí mismo". Ningún Maestro de Sabiduría ni ningún Elohim vendrá jamás a desplegar nuestras alas en nuestro lugar. La Ascensión de nuestra alma es una "elección" nuestra, es de nuestra responsabilidad, y depende solamente de nosotros. Es una elección que podemos hacer en este mismo instante o dentro de un millón de años. ¡Siempre seremos lo que hayamos decidido ser, nada más!

La facultad de Ascensión de nuestra alma, ha sido ofrecida a toda la Humanidad, sin excepción, a través de todos los grandes Maestros de Sabiduría de todos los tiempos. Pero, esa facultad de Ascensión de nuestra alma, ¡pasa por el descenso hasta el fondo de nosotros mismos! No se puede llenar aquello que no está vacío y no se puede esperar subir sin haber conocido el descenso.

Retomando otra vez el tema que nos ocupa, uno de los errores de muchos intérpretes de la profecía que el Maestro de Maestros, el Cristo, nos dejó hace 2.000 años, es cuando se refiere a: "las estrellas caerán del cielo". Muchos consideran que el Maestro, Jesús, se está refiriendo a una lluvia de meteoritos y, otros muchos, consideran que se está refiriendo a una caída sobre la Tierra de todos los satélites artificiales que orbitan alrededor de nuestro planeta. 

¡Eso será un efecto secundario y como consecuencia de la indescriptible modificación del eje del globo terráqueo! Al oscilar el eje terráqueo se alterará el campo magnético que circunda a la Tierra cayendo sobre su superficie todo aquello que se encuentre en órbita alrededor de ella.

En realidad, "las estrellas caerán del cielo", hace alusión a un terrible acontecimiento planetario, es decir, a la verticalización del eje de la Tierra. ¿Cómo puede ser eso? Si pudiéramos hacer girar rápidamente el globo terráqueo desplazándolo de su actual inclinación de 23º, toda la población de la Tierra tendría la sensación, aparente, de que las estrellas del firmamento estarían cayendo del horizonte. Es, simplemente, un efecto visual, virtual. 

En efecto, pues las estrellas se mantienen fijas en sus respectivos lugares. Pero, es nuestro planeta, la Tierra, el que al experimentar un vuelco, un giro brusco verticalizando su eje y adoptando otra posición sobre sí misma y, por lo tanto, sobre la órbita que describe alrededor del Sol, cambiará el panorama habitual actual astronómico. 

También, y en cuanto a la verticalización del eje terráqueo se refiere, el Apóstol Juan, ese mismo y tremendo evento, lo describe claramente en dos pasajes en el Libro del Apocalipsis:

1º- "Y las estrellas del cielo cayeron sobre la Tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es movida por fuertes vientos. El cielo desapareció como un volumen que se enrolla..." (Apo. cap. 6-vers. 13) 

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2º- "Y fue herida la tercera parte del Sol, y la tercera parte de la Luna, y la tercera parte de las estrellas, de tal manera que se oscureció la tercera parte de las mismas....". (Apo. cap. 8-vers 12)
Juan, el evangelista, y autor del Libro del Apocalipsis, no podía saber en aquel entonces que la inclinación del eje terráqueo es de 23º 30’; pero si calculó en un tercio (1/3), es decir, en casi 30º, la elevación progresiva del eje de la Tierra.


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El profeta, Juan, si hubiera sido un científico, habría dicho: "fue herido el Sol en 23º 30’, fue herida la Luna en 23º 30’ y fueron heridas las estrellas en 23º 30’." El Apóstol y profeta confirma una vez más "su visión" cuando dice: "de tal manera que se oscureció la tercera parte de las estrellas", es decir, que "desapareció" un tercio del panorama astronómico habitual. 

Y, lógicamente, termina confirmando todo lo anterior expuesto: "Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra han desaparecido y el mar ya no existe".  (Apo. 21, v.1)

Evidentemente, Juan, deja claro que debido al vuelco de la Tierra y, por tanto, a la verticalización del eje terráqueo, cambiará no solo la panorámica estelar del firmamento sino que también ¡TODA LA GEOGRAFÍA DEL PLANETA!, porque el mar desaparecerá en ciertas latitudes, que será sustituido por tierras recién emergidas y, ciertos continentes, desaparecerán para siempre bajo las aguas. ¡"Bajo las aguas"!..., ¡tal como anunció la Dama del Cielo, la Virgen María a los pastorcitos en Fátima en el, aún no revelado 'oficialmente', Tercer Secreto de Fátima! 


Maryo Z. G.



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