"Sabemos que es preferible no entrar en detalles sobre las próximas mutaciones de Occidente. Aunque éstas no sean realmente ni atemorizadoras ni inquietantes para aquellos que aman, la difusión de su contenido bastaría para evocar profundas angustias.
El occidental debe empezar a comprender que no es el ser por el que todo pasa. ¡Su importancia, su destino se limitan a los de un eslabón, como cualquier otro eslabón, de la gran cadena evolutiva de la Vida!
Os lo digo, no cabe duda de que el desapego es la mayor lección que tienen que asimilar vuestras civilizaciones occidentales.
Vendrá un tiempo en que a los pueblos europeos y norteamericanos ya no les quedará más influencia en la superficie de la Tierra que a un puñado de nómadas.
No es el anuncio de cataclismos lo que os prometo así, no os confundáis...
Me limito a subrayaros una gran verdad: ninguna potencia o presunta potencia resiste a las Leyes ineludibles de la mutación.
Las civilizaciones son como los hombres, utilizan un vehículo que las lleva hasta cierto punto. Una vez alcanzado éste, y cuando las energías están agotadas o saturadas, se les atribuye otro vehículo, a veces menos suntuoso, pero igualmente eficaz para crecer...
Nuestras embajadas (Shambhala y El Dorado) hacen las veces de reguladoras en este nivel. Sin embargo, no supongáis que jugamos a los dados o que nos contentamos con hacer aplicar la mera ley de los equilibrios o de las alternancias.
No decidimos nada, Hermanos, solamente facilitamos la implantación de lo que ya está realizado en algún lugar en el corazón del Sin Nombre ("Dios").
Sé que esta noción es difícil de asimilar. ¿Cómo se puede ayudar a la realización de lo que ya es? Cuando poseáis la clave de este enigma aparente habréis subido muchos peldaños".
Vuestro Hermano El-Morya
