Vivimos en una realidad tridimensional. Debido a eso, es bastante difícil imaginar cómo podría ser una realidad de cuatro dimensiones, pero eso, no impide que los físicos intenten resolverlo. Un par de nuevos trabajos de investigación se publicaron recientemente en la revista Nature, que exploran las posibilidades de una cuarta dimensión y, por más difícil de comprender que parezca, parece que los científicos se han dado cuenta de algo.
Los documentos, que se centraron en dos enfoques experimentales muy diferentes para detectar una cuarta dimensión, llegaron a conclusiones similares. Pero, antes de profundizar en lo que los experimentos intentaron probar, debe tener al menos una comprensión vaga de lo que el equipo de investigación estaba buscando. Abróchate el cinturón, esto se va a poner difícil.
Imagina un cubo transparente, como el que solías garabatear en tu cuaderno de matemáticas cuando te aburrías en la escuela secundaria. Cualquier línea de ese cubo existe en una sola dimensión. Puedes ir y venir y eso es todo. Una vez que llega a una esquina y se conecta a una segunda línea, esa es la segunda dimensión. Ahora puede ir hacia adelante y hacia atrás y hacia arriba y hacia abajo, lo cual es exponencialmente más libertad que la que tenía anteriormente. Cuando esa línea llega a otra esquina que existe perpendicular a ella, dando al objeto lo que consideramos profundidad, ahora estás jugando con tres dimensiones espaciales.
Nuestro mundo existe en tres dimensiones espaciales (así como la dimensión del tiempo, pero eso no es algo que se pueda ver). Lo que buscan estos estudios más recientes son los efectos de una cuarta dimensión espacial que se puede detectar dentro de nuestro mundo tridimensional. No tendríamos idea de cómo se ve o qué tipo de realidad ofrecería una cuarta dimensión, pero si existe en el fondo oculto de nuestra existencia tridimensional, la ciencia podría demostrar que está ahí.
En uno de los experimentos, los científicos estudiaron el comportamiento de las partículas de luz que se mueven a través de un vidrio especialmente hecho que rebota la luz de un lado a otro entre sus bordes. Al simular los efectos de una carga eléctrica a través de la entrada física, el equipo observó cómo se comportaba la luz, observando las irregularidades que solo se podrían hacer posibles si una cuarta dimensión trabajaba detrás de escena.
El otro experimento usó átomos subenfriados mantenidos en su lugar en una rejilla hecha de láseres. Los científicos llaman a esta configuración una "bomba de carga", y la usan para probar el flujo de una carga eléctrica mientras monitorean cómo responden los átomos.
Ambos experimentos dieron resultados que sugieren que una cuarta dimensión realmente está a nuestro alrededor, incluso si no podemos verla. La ciencia no está más cerca de aprovechar esta dimensión oculta, pero saber que existe un paso importante hacia la creación de una imagen más completa de la física, y puedes apostar que estos no serán los últimos experimentos que jueguen con la idea.
New York Post
