"Aunque pueda encarnarse en un individuo, el Anticristo, como podéis entender, es ante todo un principio contenido en germen en todas las conciencias humanas, una semilla que hacen crecer para que se desarrolle tras un determinado lapso de tiempo.
Os ha de resultar evidente, amigos míos, que, cuando yo me refiero con tanta severidad a la Iglesia de Roma, no aludo a la esencia del cristianismo, que sigue siendo un verdadero tesoro.
La enseñanza de nuestro hermano Cristo y el impacto que provoca en profundidad no tiene nada que ver con lo profesado por algunos personajes de la jerarquía católica ni con sus formas de actuar.
La historia del catolicismo podría resumirse en la historia de la secta de los obispos de Roma que, han querido imponer su visión de la palabra crística.
¡El cristianismo aún ha de nacer de todas esas cenizas!
Sí..., la Iglesia romana, desde hace muchos siglos, constituye un ejemplo de una cierta mediocridad del alma, con algunas excepciones, pero no es la única. Todas las religiones tienen o han tenido sus épocas de mascarada".
Los Elohims
"El que viene. De la sumisión a la libertad" - A. y D. Meurois-Givaudan