Queremos compartiros este ejercicio de reflexión, extraído del libro de Daniel Meurois, Los Anales Akásicos, 9 nociones para la purificación de la mente, se hace urgente soltar los condicionamientos que nos mantienen de forma permanente en el juicio y en el análisis, luego cuando queremos meditar se hace casi imposible! cuando el acto de la meditación debería ser un acto cotidiano…
1. Hemos venido a este mundo para aprender. Nuestras pruebas no son castigos, sino lecciones para ayudarnos a asimilar aquello que nuestra alma no ha comprendido todavía.
2. Nuestro ser forma parte de la Divinidad. Es una célula de Esta que todavía no es consciente de sí misma. La parte de nosotros que piensa y siente —tanto alegrías como penas— no es realmente nosotros, sino la proyección de una ilusión sustentada por nuestra mente.
3. Nuestro espíritu es nuestra verdadera realidad o naturaleza. Se sitúa más allá de nuestra alma y por ello no puede ser lastimado. Nuestro destino correcto está grabado en él, por lo tanto, nos conviene orientarnos hacia su presencia, hacia la puerta que representa, tan a menudo como podamos, cada día de nuestra vida. En su umbral descubrimos la desdramatización y el humor, dos manifestaciones del Amor en acción.
4. Cuando estamos conectados con su espíritu, con su Ser, los seres encarnados que somos experimentamos la necesidad de no hacer nada que no se inscriba en la perspectiva de un servicio a la Vida. No solo a la humanidad, pues la humanidad solo es una de las facetas a través de las cuales se expresa y se desarrolla la Vida. Desde esa perspectiva, cada pensamiento emitido y cada acción acometida adquieren el valor de una meditación, pues centran al ser en pos de un objetivo luminoso. Ese proceso de centrado hacia el Servicio elimina de forma progresiva pero segura los parásitos de la mente, así como todas las bajas expresiones del ego asociadas a esta.
5. La reidentificación progresiva con nuestro Ser, por la vía de la ofrenda de nuestro paso por la Tierra a través de multitud de pequeños actos, es un descontaminante magnífico. Contribuye a restituirnos nuestra Memoria inicial, al aumentar la presencia en nosotros del Elemento Akasha, la Luz de la luz.
6. Esa vía de Servicio, que los orientales llaman el karma yoga, es un activador del espíritu en nosotros. Y esa vía está abierta a todos. Además, nos enseña que no hay servicios grandes o pequeños, sino que todos expresan la misma dinámica de ofrenda del Corazón. Un verdadero Don tiene la fuerza de un mantra.
7. Recordar el Ser y regresar al Ser es un movimiento que, aunque parte del ser individualizado y aislado, solo alcanza su plenitud cuando se expresa en la colectividad y se irradia sin frontera alguna. Nadie se eleva sin elevar al mundo que lo rodea.
8. Recordar al Ser no es centrarse en uno mismo. No es excavar ni hurgar frenéticamente en lo que creemos que son nuestras profundidades. Por el contrario, nuestras verdaderas profundidades, que en realidad son alturas, se revelan en la apertura de todo lo que somos y en su puesta a disposición de la Corriente universal de la Vida. Nadie puede alcanzarlas permaneciendo en la dualidad elemental y plomiza del reflejo de juzgar.
9. La descrispación resultante de todos los principios básicos mencionados anteriormente es una clave fundamental que permite disipar la agitación mental. Traduce la fuerza recuperada del ser que ya no persigue aferrar, retener, acaparar y controlar, sino que deja pasar a través de él la Onda divina de la Felicidad y luego de la dicha mediante el Don permanente.
Daniel Meurois
Edit. Isthar Luna-Sol