Translate

26 marzo 2018

¿Por qué Jesús, estando en la cruz, dijo al discípulo Juan: "He ahí a tu madre"?



¿Por qué estando Jesús en la cruz, viendo a su madre que, estaba a los pies de la cruz, y junto a Ella al discípulo que Él amaba, dijo a su madre: "Mujer he ahí a tu hijo" y, a continuación, dijo al discípulo: "He ahí a tu madre"? Y..., ¿por qué era Juan el discípulo al que el Maestro Jesús más amaba?.

Solamente aquellos/as que se acercan, aunque sea ligeramente, a la comprensión de Quién Es realmente el Logos Solar, el Cristo, conocen la respuesta. 

¡Ni siquiera, a pesar de todo, lo saben las más altas eminencias de la Teología de la Jerarquía de la Iglesia Católica!

En buena parte, la explicación a este enigma la da Él mismo, el Maestro Jesús, cuando, y ya en este tiempo actual, habla de sí mismo, de su existencia en la antigua Palestina...:

"Así pues, os afirmo, el Maestro Jesús ha sido el receptáculo, el vehículo, el instrumento sagrado de esa Presencia, de esa Omniconciencia que llamamos Cristo, y que es también vuestra herencia futura.

Los treinta primeros años de su vida han sido treinta años de entreno y de aprendizaje en el dominio total de lo que puede florecer en un ser encarnado. El sufrimiento y el peso humano que conlleva, no hace más que resaltar su grandeza y acercarle aún más a cada uno de nosotros. 

Es precisamente su lado maravillosamente humano lo que le ha convertido en el Cristo histórico, tal como Siddharta Gautama se convirtió, de igual modo, en el Buda histórico.

Su vida, tal como transcurrió y no tal como clásicamente fue contada, es en sí una especie de parábola, el símbolo encumbrado del camino de cada uno de nosotros hacia su propia realización. Todas las etapas de la elaboración de la Gran Obra alquímica se encuentran en ella recogidas.

Desde su nacimiento en compañía de animales en un pesebre medio escondido, hasta la subida a la cruz y su control de la muerte, pasando por múltiples tentaciones, todo nos concierne.

Nada en su verdadera existencia habla de una perfección bajada de forma monolítica de no se sabe qué esfera celestial. Todo, al contrario, si se tiene la fuerza de librarse de la presión de lo que es "canónicamente justo", cuenta en detalle la ascensión a la que cada hombre y cada mujer puede pretender.

Quizá os choque si llego hasta afirmar que en el transcurso de su existencia en el Himalaya, el Maestro Jesús, que AÚN NO ERA PORTADOR DEL CRISTO, recibió enseñanzas por parte de un Yogui, un Maestro de Sangrilá  (Shambhala) que ya llevaba el nombre de Babaji".  ("Visiones esenias" - D. Meurois-Givaudan)

El Maestro Jesús después de su largo viaje de 17 años -marchó con apenas 13 años- por la India y los Himalayas, y durante una "muerte iniciática", es decir, después de una prueba iniciática de "tres días y tres noches" de duración en el interior del sarcófago que hay en la llamada Cámara del Rey en la Gran Pirámide de Egipto, fue investido por la Conciencia Solar, regente de nuestro Sistema planetario, el Cristo.

Poco tiempo después, cuando fue bautizado en el río Jordán por Juan, el Bautista, fue investido, personificado, por el Espíritu del Logos Solar de nuestra Galaxia (de uno de los brazos de la Galaxia).  Fue cuando: "Y atestiguó Juan: He visto al Espíritu (Santo), como paloma, descender del cielo y posarse sobre Él (Jesús). Juan 1-v. 32. 

¡Es en ese momento cuando el alma del Maestro Jesús salió temporalmente de su cuerpo para así, a semejanza de un médium, poder dejar expresarse a través de sus labios a dos de las Conciencias o Espíritus Solares más sublimes de nuestro Universo más cercano, la del Cristo, el Sol, el regente de nuestro Sistema Planetario y al Logos Solar de la Galaxia, el Sol Central no de la galaxia pero sí de un brazo de ella. 

El alma del Maestro Jesús pasó, después del bautismo, a "cohabitar" simultáneamente y temporalmente con el alma de Juan, el evangelista, que era uno de los muchos que estaban allí presentes en las orillas del río Jordán, y fue también bautizado, como otros muchos, por Juan el bautista.

En el momento de la crucifixión, el Cristo y el Logos Solar, habiendo terminado su cometido "abandonaron" el sagrado cuerpo del Maestro de Maestros, Jesús. Eso fue poco después de que El Espíritu Solar, el Cristo, el Sol, dijera desde la cruz: "Mujer he ahí a tu hijo"y al discípulo (Juan) que Él amaba: "He ahí a tu madre".

Después de conocer esto, podemos entender por qué Juan era el discípulo que Jesús "más" amaba! ¡También, ahora, podemos llegar a comprender por qué cuando Jesús fue crucificado, en realidad, al que crucificamos fue, ¡al Logos Solar de la galaxia, al Espíritu del Sol central de la galaxia!, ¡al Padre y Madre de todos nosotros y de todo cuanto existe en nuestro universo galáctico!

Maryo Z. G.

expr:title='data:newerPageTitle'> Entrada más reciente Entrada antigua Inicio